lunes

MERKELITAS por PAUL B. PRECIADO


El frío ha llegado a Atenas. Se abre paso entre los astilleros abandonados del puerto, sube la avenida Pireos y abraza la plaza Omonia, desciende desde las colinas de Lycabettus y Philoppapus y penetra en las calles de Exarchia. En Atenas, el frío actúa como un catalizador de la pobreza. Sin el sol que como un filtro de photoshop lo camuflaba todo, la ciudad aparece como un gigantesco y decrépito palimpsesto constituido por una interminable superposición de ruinas: ruinas líticas helenas, romanas, bizantinas y otomanas, fragmentos del imperialismo inglés y alemán, ruinas modernistas, restos de la revolución industrial, residuos de la era eléctrica, deshechos de la diáspora capitalista global, restos de coches carbonizados que dejan las bacanales de fuego a las que se libran los anarquistas… Sobre todos estos estratos se imponen las nuevas ruinas neoliberales que va dejando el derrumbe europeo. Frente a los edificios del Parlamento y de la Biblioteca Nacional, los perros vagabundos, como si fueran el alma helada de la ciudadanía, yacen inmóviles, enroscados sobre sí mismos. ¿A quién calienta la deuda griega?

viernes

REVOLUCIÓN por PAUL B. PRECIADO


La palabra “pride”, orgullo, tenía sentido en un contexto en el que la homosexualidad y la transexualidad eran consideradas como enfermedades mentales y estaban en muchos casos criminalizadas. Las minorías sexuales llevamos muchos años luchando por la descriminalización, la despatologización y el reconocimiento de los derechos fundamentales. Desde 1969 hemos entrado en un proceso al mismo tiempo de normalización e integración. En simultáneo, han ido apareciendo otras exclusiones, de clase, de raza, de discapacidad que están presentes incluso en contextos en los que la homosexualidad se ha ido progresivamente normalizando y en parte ha habido en los últimos años una reafirmación de las convenciones heteronormativas.

martes

LOS «FEMMINIÉLLE» FRENTE AL TIEMPO por ITZIAR ZIGA


Deseo tener otra vida para transitarla en Nápoles. Esa ciudad arrebatada que mira de frente al Vesubio, donde los coches siempre circulan como si les persiguiera la Policía. Allí me hablaron de los femminiélle, criaturas de género singular que habitan los barrios antiguos desde tiempos remotos. Se nombran a sí mismos y son nombrados en masculino, aunque su feminidad estética es manifiesta. Se casan de blanco al atardecer ante una iglesia y a los nueve meses, escenifican el alumbramiento de un bebé. Los femminiélle son respetados y queridos por la comunidad.
Se considera que atraen la buena suerte, es costumbre dejar en sus brazos a los recién nacidos para que bendigan sus vidas. Y junto con las mujeres organizan una tómbola popular en la que jamás participan varones y donde un femminello suele ser maestra de ceremonias, teatralizando cada número que sale con la metáfora de su significado según una cábala napolitana de origen desconocido llamada smorfia y que sirve también para interpretar los sueños. Cada madrugada del 2 de febrero, los femminiélle salen en romería hacia el santuario de Montevergine, donde antaño existió un templo consagrado a Cibeles, la Madre Tierra. El culto antiguo a esta gran diosa era profesado por hombres que se castraban ritualmente y se travestían. En otras peregrinaciones a Montevirgine, es un femminello quien guía a la multitud. Como en tantas culturas anteriores o supervivientes a la imposición del monoteísmo patriarcal y del capitalismo, aquellos seres que gravitan entre lo masculino y lo femenino cumplen esa función sagrada de mediar con el más allá y con el destino. Ayudan a la comunidad a canalizar la angustia ante lo incontrolable de la existencia humana.
No son ni hombres ni mujeres, ni travestis ni transexuales: son femminiélle. Pero su pervivencia en el siglo XXI nos recuerda que el rígido y doloroso binarismo de género no sólo es superable, sino también recuperable. Y que cuanto más preservemos las singularidades hermosas de nuestras culturas, menos indefensas estaremos ante la dominación.


Artículo compartido del diario Gara

jueves

AGORAFILIA por PAUL B. PRECIADO


He experimentado en mi vida cuatro tipos de pasión amorosa. La que suscita un humano, la provocada por un animal, la generada por una fabricación histórica espiritual (libro, obra de arte, música, incluso institución…) y la que desata una ciudad. Me he enamorado de un puñado de humanos, de cinco animales, de una centena de libros y obras, de un museo y de tres ciudades. La relación entre felicidad y enamoramiento en el caso de las ciudades, como en el de los humanos, animales o incluso dispositivos espirituales, no es directamente proporcional. Es posible ser feliz en una ciudad, como es posible entablar una relación por lo demás satisfactoria con alguien (animal o humano), o establecer un vínculo instrumental o pedagógico con una obra, de la que no se está enamorado. No es el origen, ni el tiempo transcurrido, ni la residencia lo que determina la posibilidad de un enamoramiento urbano.

martes

Entrevista a SEJO CARRASCOSA por EDUARDO NABAL



Hola Sejo. Para empezar una pregunta un poco simple 1 de Diciembre del 2015. ¿Algo que celebrar? 
Sejo Carrascosa: No creo que se trate de celebrar nada, creo que es más bien una fecha para el recuerdo y la concienciación. Para recordar que siguen habiendo millones de personas que no tienen acceso a los tratamientos antirretrovirales con lo que desarrollaran mas tarde o mas temprano SIDA y les conducirá a la muerte, además de que se seguirán produciendo transmisiones, ya que en la actualidad se ha demostrado que con un uso adecuado de los fármacos el virus pierde su potencia de infección. 

domingo

BEIRUT MON AMOUR por PAUL B. PRECIADO


Viajo a Beirut desde Atenas el jueves 12. Los dedos del Peloponeso se abren y parecen tocar la costa del Líbano. Un vuelo de menos de dos horas me hace tomar conciencia de la proximidad entre el límite de Europa y la banda de Gaza. Siria está ahí, detrás de la cordillera del Antilíbano. Si el agua en lugar de la tierra fuera la unidad geográfica, el Mediterráneo sería un nuevo territorio líquido capaz de deshacer los límites políticos y lingüísticos de Europa, Asia y África. El “mar blanco”, como lo denominan los turcos por oposición al “mar negro” y al “mar rojo”, conecta Alejandría, Trípoli, Orán, Marsella, Rijeka, Lesbos, Palermo, Atenas, Beirut… Lo que fue representado como lejano está cerca.

sábado

AKELARRE EN LAS VENAS por ITZIAR ZIGA


Hace unas cuantas noches, bajo esa lluvia baztanesa que cala mientras acaricia, una de sus hijas me lo reveló: Graxiana nunca fue la reina del akelarre de Zugarramurdi que los inquisidores castellanos nos contaron. Porque aquella bacanal era la celebración clandestina y nocturna de un mundo que se negaba a desaparecer. Horizontal, circular, orgiástica, anárquica, yonky. No había reina, ni rey, ni amo, ni sacerdote, ni orden, ni ceremonia. Pero la anciana Barrenetxea, de quien nos reivindicamos orgullosa progenie, fue señalada como jefa por sus torturadores. Murió en 1609 en los calabozos de Logroño, antes de ser conducida a la hoguera.

jueves

Entrevista a JUDITH BUTLER

Judith Butler (Cleveland, 1956) es una de las pensadoras más influyentes de las últimas décadas. Profesora en Berkeley, judía antisionista, activista en los movimientos defensores de la diversidad sexual, con la publicación en 1990 de El género en disputa (Paidós) cuestionó las nociones tradicionales de sexo y género sentando las bases de la teoría queer y revolucionando el debate feminista. En los últimos años sus preocupaciones han ido encaminadas al cada vez mayor número de gente que vive vidas precarias, un tema conectado con el anterior porque el campo de batalla es el mismo, el cuerpo humano, las teorías y marcos que se le aplican, su supervivencia, sus necesidades y su fragilidad. El cuerpo humano y la idea de precariedad pueden ser centrales para un proyecto de democracia radical, explicó hace unos días en una conferencia en el CCCB organizada junto al Instituto de Globalización, Cultura y Movilidad de la Universidad de las Naciones Unidas en Barcelona.

lunes

JUDITH BUTLER conversa amb Mònica Terribas

Judith Butler conversa amb Mònica Terribas a les jornades D.O Europa organitzades a El Born Centre Cultural, el 9 de novembre de 2015



D.O. Europa - Judith Butler conversa amb Mònica Terribas from Barcelona Cultura on Vimeo.

jueves

RETÓRICAS DEL GÉNERO/ POLÍTICAS DE IDENTIDAD: performance, performatividad y prótesis

Resumen de las sesiones de trabajo impartidas por Paul B. Preciado dentro del seminario: "Retóricas del género / Políticas de identidad: performance, performatividad y prótesis" en Aula del Rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). 2003

martes

JUDITH BUTLER sobre los atentados en París


Estoy en París. Ayer por la noche pasé cerca del sitio de la matanza, en la calle de Beaumarchais. Cené en un lugar que está a diez minutos de otra de las dianas de los ataques. Todos los que conozco están bien, pero muchos que no conozco están muertos, traumatizados o de luto. Es indignante y terrible. Hoy las calles estaban concurridas por la tarde pero vacías por la noche. La mañana se despertó inerte. Los debates televisivos ​​que tuvieron lugar inmediatamente después de los acontecimientos parecen dejar claro que el “estado de emergencia”, aunque temporal, en realidad crea el precedente para la intensificación del estado de seguridad. Los temas tratados en la televisión incluyen la militarización de la policía (de qué modo “completar” el proceso), el espacio de la libertad y la lucha contra el “Islam”, este último entendido como una entidad amorfa. Hollande al hablar de “guerra” trató de parecer masculino, pero lo que más llamó la atención fue el aspecto imitativo de su actuación -volviéndose difícil tomar en serio su discurso. Y, sin embargo, este bufón ahora asume el papel de jefe del ejército.

lunes

Cuerpos que aún importan. Conferencia de JUDITH BUTLER en el CCCB





En este video podréis ver la conferencia que Judith Butler dio el pasado 5 de Noviembre en el CCCB de Barcelona.
El título de la conferencia era "Cuerpos que aún importan" y en este enlace encontraréis más información sobre este evento.

domingo

ME PONE TU SILLA por PAUL B. PRECIADO


Estarán de acuerdo conmigo en que la vida sexual de un ciudadano de occidente consiste (independientemente de su orientación sexual) en un 90 por cierto de material discursivo (imágenes o relatos, ya tengan estos entidad física o simplemente mental) y (con suerte) un 10 por cierto de eventos (dejando al margen la calidad de estos). Además, como el nada feminista Guy Debord anticipó, en la sociedad del espectáculo este material discursivo crece exponencialmente y desplaza de forma progresiva al cada vez más huidizo evento. Luchar por la “liberación sexual” implica, por tanto, un doble trabajo no sólo de emancipación práctica sino también discursiva. Una revolución sexual es siempre una transformación del imaginario, de las imágenes y de los relatos que movilizan el deseo.

lunes

EUROPA O SIVRIADA por PAUL B. PRECIADO



Le veo por primera vez subiendo las cuestas del barrio de Beyoğlu en Estambul. Tiene el pelo sucio y oscuro y está herido en el cuello. Le sigo, pero me esquiva, camina sin pararse, sin mirar a nada o a nadie. Sube por Firuzaga. Un vendedor ha extendido allí sus alfombras cubriendo completamente la carretera. Parece no importarle que los transeúntes e incluso los coches circulen sobre ellas. La calle es un salón a cielo abierto. Si los pasajes parisinos eran para Benjamin un espacio exterior que se curvaba sobre sí mismo para devenir interioridad burguesa, aquí sucede lo contrario. La alfombra es un hogar bidimensional que se despliega sobre el asfalto instalando una hospitalidad tan intensa como precaria. Pero, ¿para quién? ¿Quién es recibido y quién es expulsado? ¿Cuál es el pueblo que tiene derecho al hogar? ¿Cómo redefinir el demos más allá del domos?

viernes

Entrevista a SILVIA FEDERICI. Por Eliana Gilet

Su acento resuena en un auditorio colmado al final de la conferencia inaugural del Congreso de Comunalidades, en Puebla, México durante la última semana de octubre. Tiene tanto para decir que el tiempo no le alcanza y se lamentará a medida que la memoria le vaya tirando esas ideas que le iluminan el gesto, franco, amable, como destellos.


jueves

CUERPOS QUE AÚN IMPORTAN.Conferencia de JUDITH BUTLER al CCCB.

Información compartido de la web del CCCB:

"A partir de la exposición +HUMANOS, proponemos un ciclo de debates que desde la reflexión filosófica nos permita acercarnos a nuestro futuro más inmediato como especie.

martes

¿DONDE HABITA L.? por PAUL B. PRECIADO

Porque “hasta que todas las mujeres sean lesbianas,
no habrá una verdadera revolución política”. Jill Johnston


viernes

OTRA VOZ por PAUL B. PRECIADO

Paul B Preciado/Fotografía:Página 12
Estoy acostumbrándome a mi nueva voz. La administración de testosterona hace que las cuerdas vocales crezcan y se engrosen, produciendo un timbre más grave. Esta voz surge como un máscara de aire que viene de dentro. Siento una vibración que se propaga en mi garganta como si fuera una grabación que sale a través de mi boca transformándola en un megáfono de lo extraño. Yo no me reconozco. Pero, ¿qué quiere decir “yo” en esta frase? “¿Puede el subalterno hablar?”: la pregunta que Gayatri C. Spivak hacía pensando en las complejas condiciones de enunciación de los pueblos colonizados cobra ahora un sentido distinto. ¿Y si el subalterno fuera también una posibilidad siempre ya contenida en nuestro propio proceso de subjetivación? ¿Cómo dejar que nuestro subalterno trans hable? ¿Y con qué voz? ¿Y si perder la propia voz, como índice onto-teológico de la soberanía del sujeto, fuera la primera condición para dejar hablar al subalterno?

miércoles

EL IMPERIO CONTRAATACA. Un manifiesto posttransexual por SANDY STONE



Sandy Stone

Las ranas se convierten en princesas
Las verdes colinas de Casablanca se alzan sobre las casas y 
tiendas abigarradas en torno a las calles estrechas y
retorcidas, impregnadas de olores a especias y excrementos.
Casablanca es una ciudad muy antigua de la que, quizás por
un accidente geográfico, Lawrence Durrell no se percató que

domingo

FEMINISMO Y ANTIESPECISMO por CATIA FARIA


Los días 3 y 4 de octubre tuvo lugar el Vegan Fest Alacant, un evento que ha conseguido, sin precedentes en el Estado español, reunir a miles de personas relacionadas con el veganismo y, en diferentes formatos y medidas, comprometidas con la defensa de los animales no humanos.

lunes

De Ruta por la TransDespatologización

El Sábado, 24 de octubre, es el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans. Os dejamos una lista de las ciudades del Estado Español donde se van a realizar diversas acciones de lucha por la despatologización trans. 
¡POR LA DESPATOLOGIZACIÓN TRANS YA!
"No hay dos sexos, sino una multiplicidad de configuraciones genéticas, hormonales, cromosómicas, genitales, sexuales y sensuales. No hay verdad del género, de lo masculino y de lo femenino, fuera de un conjunto de ficciones culturales normativas". Extracto de "Testo Yonki" de Beatriz Preciado.

domingo

DISIDENCIA DE GENERO EN LA FRONTERA UCRANIANA por PAUL B. PRECIADO


Volé de Estambul a Kiev. En el avión embarcaron una docena de Kate Moss y un puñado de Daniel Craig, pero sobretodo los cuerpos que mantienen la cabeza hacia abajo y no hablan ucraniano o ruso o turco … ¿De dónde son? ¿A dónde van? Ellos se deben hacer la misma pregunta, si me ven leer en francés, escribir en español, hablar en Inglés. La imagen de los migrantes que cruzan las fronteras se ha convertido en el significante universal que nos recodifica. ¿Quién soy yo?, ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿De qué guerra estoy huyendo? ¿Cuál es mi refugio? Si hubiera una lectura del tarot para nuestro tiempo, aparecerían las cartas del verdugo, el Loco y el Ermitaño. Desposeción, desplazamiento, aprendizaje profundo. La resultante es el mundo. No tenemos otra opción: vamos a cambiar la forma en que producimos la realidad o vamos a dejar de existir como especie.

jueves

TRAIDORAS DE GÉNERO por ITZIAR ZIGA


Itziar Ziga


Las mujeres que pertenecemos a una comunidad étnica o nacional oprimida y por cuya liberación también luchamos, siempre hemos estado bajo sospecha de no ser tan feministas como aquellas que no necesitan defender a su país o a su pueblo. Lo he presenciado muchas veces, cuando daban por hecho que era una de ellas. Claro que esa complicidad en la cumbre quedaba rota en cuanto yo abría la boca. La acusación siempre ha sido de ellas hacia nosotras, como si los hombres de nuestras comunidades nos retuvieran, nos embaucaran, nos impidieran aspirar a la emancipación que ellas gozan y que desean para todas las mujeres. Y nuestra lealtad hacia la comunidad oprimida a la que pertenecemos es señalada precisamente como un freno, no sólo para nuestra propia liberación, sino también para la liberación colectiva de todas las mujeres.

martes

Reseña "AÑO 501: LA CONQUISTA CONTINUA" por JAVIER SAÉZ DEL ALAMO



Los intelectuales siempre han sido una sutil herramienta del poder, precisamente porque su actividad pseudodisidente da al sistema un semblante de pluralismo que en realidad no posee. Una excepción a este servilismo secular de los pensadores es Noam Chomsky, personaje insobornable donde los haya. Sus textos ponen en cuestión tanto a los que elogian las bondades del capitalismo como a los que durante décadas quisieron ignorar las atrocidades del estalinismo.

PENSAMIENTO, PRECARIEDAD Y RESISTENCIA. Entrevista a JUDITH BUTLER






lunes

"Gorilas y peluches" por Juan Francisco Ferré


Es obvio desde Hemingway que la pasión por la caza (también la tauromaquia) poseía un fuerte arraigo en la realización del macho blanco occidental hasta el punto de que su masculinidad maltrecha solo se regeneraba, recobrando su antiguo esplendor, tras emprender un safari de salvación y abatir tantos animales totémicos en la selva y la sabana africanas como fuera posible. Algo evidente para los lectores descreídos de Hemingway, cuyos traumas viriles condicionan toda su literatura, no es tan ‘natural’ como parece para una eminencia científica y gran teórica como Donna Haraway. 

viernes

MALDITAS INCONSCIENTES por ITZIAR ZIGA


Desde siempre he buceado en todo tipo de prensa y televisión en busca de feministas. Te gusta una actriz, una cantante, una escritora... El mundo rebosa de mujeres espléndidas. Y alguien la entrevista. Entonces, suelta una insensatez del tipo «no soy machista ni feminista, creo en la igualdad», y transitas un duelo pequeñito. O grande, según quién sea ella para ti. Sabes que no podrás seguir adorándola. Y te rabia que la propaganda antifeminista aún surta efecto. Pero tantas otras veces, una afirmación destella entre todas sus respuestas. Así supe que Deborah Harry, Paulina Rubio, Lady Gaga se manifiestan feministas. Rocío Jurado exclamó: yo soy feminista, porque ser feminista es defender a las mujeres. Inolvidable la silueta de Beyonce, en los premios MTV, recortada ante una pantalla enorme que gritaba Feminist. Palpitante el discurso en la ONU de Emma Watson. Madonna lo ha tenido siempre claro, ¡que nadie vuelva a intentar que renuncie a ella!

jueves

Entrevista a JUDITH BUTLER por Mariana Carbajal


Casi como una rock star. Así fue recibida en Buenos Aires, con gritos entusiastas y fuertes aplausos, la filósofa feminista y teórica del género Judith Butler, en cada una de las tres conferencias que dio en claustros universitarios y en la entrevista pública que ofreció en el Centro Cultural Kirchner. Alrededor de medio millar de personas, la mayoría jóvenes, estudiantes, se congregaron para escucharla en cada una de las citas y muchas más –seguramente– pudieron seguirla en vivo por streaming. En el CCK, las más fervorosas le ofrendaron, incluso, besos con labial rojo furioso en papelitos donde escribieron las preguntas que querían hacerle. Y ella, con buen sentido del humor y mucha onda, accedió a recibirlos, apoyando esas bocas dibujadas sobre su mejilla, después de responder, a lo largo de una hora, sobre la crisis de los migrantes en Europa, la criminalización del aborto en la Argentina, el debate en torno a la regulación de la prostitución como trabajo sexual, los límites de las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género –”Sólo pueden elegir entre dos géneros”–, la violencia machista, los femicidios y su propia identidad feminista, entre otros temas. “El refugiado tal vez no pertenezca a un Estado en particular, pero todavía pertenece al mundo y esto significa entonces que todos nos pertenecemos unos a otros. Esta condición básica de interdependencia social es lo que da fundamento y legitima el reclamo internacional al asilo. Si la policía en Hungría está golpeando a los inmigrantes que quieren ingresar al país, está cometiendo un delito en contra de la Humanidad”, señaló Butler.

miércoles

LO PERSONAL ES POLÍTICO: FEMINISMO Y ANTIESPECISMO. Conferencia de CATIA FARIA en el VEGAN FEST

Catia Faria

Los próximos días 3 y 4 de octubre tendrá lugar la segunda edición del Vegan Fest Alacant. Entre las actividades que allí se desarrollarán se presentará “Lo personal es político: feminismo y antiespecismo”, una charla de Catia Faria que intentará contestar a las siguientes preguntas: (i) ¿se puede ser feminista y especista?, (ii) ¿es sexista el movimiento antiespecista?, y (iii) ¿qué implicaciones tiene “lo personal es político” para el activismo antiespecista? 

lunes

EL MIEMBRO FANTASMA: CAROL RAMA Y LA HISTORIA DEL ARTE por PAUL B. PRECIADO

Paul B. Preciado


Contemporánea de nadie…extemporánea nuestra
El discurso hegemónico de la historia del arte se ha elaborado a través de tres operaciones epistemológicas que se articulan para construir la norma: invisibilidad, descubrir, reducir a la identidad. En el caso de Carol Rama estas tres operaciones críticas explican el no-lugar que su obra ha ocupado en los discursos, las cronologías museísticas y los espacios expositivos hasta ahora y la dificultad de abrir un espacio en el que esta pueda ser, por decirlo con Boris Groys, "Camarada de nuestro tiempo".
La primera estrategia historiográfica normalizadora ha consistido en invisibilidad una serie de producciones considerándolas como "no-arte". Esta condición de invisibilidad ha caracterizado la difícil posición de las minorías somapolíticas en la historia del arte. Entiendo por minorías somapolíticas aquellos cuerpos que han sido sometidos con mas violencia a la regulación normativa del capitalismo heterocentrado y que ocupan una posición corporal subalterna en relación con los procesos de reproducción/producción: minorías sexuales, raciales, así como de diversidad cognitiva o funcional. Si Spivak afirmaba que "los subalternos no pueden hablar", podríamos decir que históricamente " la producción de los subalternos no ha podido ser considerada como arte".

viernes

ANIMALISMO¡YO SOY LA VACA LOCA! por PAUL B. PRECIADO



Foto de portada Pino Dell’Aquila

Durante los noventa, cuando Carol Rama busca un lugar de identificación no recurre a figuras de la feminidad, sino a la figura del animal enfermo afectado por la encefalopatía espongiforme bovina: la “mucca pazza”. La vaca loca ocupa de forma obsesiva el último periodo de su vida. Los elementos y motivos característicamente carolramianos (el caucho, las telas de saco de correos, los pechos, las lenguas, los penes, las dentaduras…) se reorganizan ahora en un “teatrino” abstracto para formar una anatomía dislocada que ya no puede constituir un cuerpo. Sin embargo, Rama irá hasta caracterizar esos trabajos no-figurativos de autoretratos: “Estos son extraordinarios autorretratos, extraordinarios, no porque sean bonitos, sino por la idea de estas tetas y pollas de toro, por la manera de ver la anatomía de todos en partes compartidas, extremas.” « La vaca loca soy yo » afirma, y añade, de forma inesperada «y esto me ha hecho gozar, gozar de manera extraordinaria.»

VINO BUTLER Y CASI TODXS FUIMOS A LA MISA por Estefania Veronica Santoro



“Esta tendencia a la universalidad tiene como consecuencia que el pensamiento heterosexual es incapaz de concebir una cultura, una sociedad, en la que la heterosexualidad no ordene no solo todas las relaciones humanas, sino su producción de conceptos al mismo tiempo que todos los procesos que escapan a la conciencia”. 
Monique Wittig

“Toda posición de deseo contra la opresión por muy local y minúscula que sea termina por cuestionar el conjunto del sistema capitalista y contribuye a abrir la fuga”.
Felix Guattari

lunes

ENTREVISTA a JUANA MARÍA RODRÍGUEZ por Paula Jiménez España

Juana María Rodríguez es cubana y vive en California, es una reconocida teórica queer que viene de publicar Futuros sexuales, gestos queer y otros deseos latinos. Su trabajo enfrenta la pregunta sobre qué hacer ahora que el Estado atiende a los reclamos de las políticas sexuales. “Si tengo que entregarme al Estado, mejor me entrego a ti”, dice mirando a los ojos.
Imagen: Sebastián Freire
Intento desarrollar una política sexual que incluye cuestiones de diferencias raciales y de violencia, pensando, en este momento en el que tenemos otro acceso al Estado, qué clase de política sexual queremos.” Cuando habla de este “otro acceso al Estado” Juana se refiere a la sanción del matrimonio igualitario en los EE.UU. por efecto de una política flexible de diversidad con precedente en otros estados, como el nuestro. Esta reconocida teórica queer que fue discípula de Judith Butler, vive en California y pasea estos días por Buenos Aires, habla con Soy sobre lo que hoy profundamente le preocupa: “Ahora mismo en EE.UU., respecto de la violencia de los inmigrantes latinos y las personas afroamericanas es un momento reaccionario –dice–. Hay mucho racismo. Las comunidades latinas somos de diferentes partes, mi compañera por ejemplo es de México, yo soy cubana criada entre portorriqueños. Los latinos nos vamos mezclando y dentro del ámbito queer tenemos nuestras costumbres aparte. Tener derechos del Estado y ser más aceptadxs, está funcionando realmente para ciertas personas en la sociedad, cierta gente gay, pero no nos ayuda a muchxs. Es lo que llamamos homonormatividad.”

jueves

Entrevista SILVIA FEDERICI: Cuentos de brujas por Verónica Gago

En su libro Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (Tinta Limón Ediciones y Traficantes de sueños), la feminista italiana Silvia Federici retoma la matanza de brujas como fundante de un sistema capitalista que domestica a las mujeres, imponiéndoles la reproducción de la fuerza de trabajo como un trabajo forzado y sin remuneración alguna. Es en el modo en que se desarrolla ese trabajo reproductivo donde Federici considera que hay un campo de lucha central para el movimiento de mujeres.

Esta no es una historia de hadas sino de puras brujas. Que, a su vez, se desdoblan en otros personajes, también femeninos y cercanos: la hereje, la curandera, la partera, la esposa desobediente, la mujer que se anima a vivir sola, la mujer obeah (practicante de magia secreta) que envenenaba la comida del amo e inspiraba a los esclavos a rebelarse. El capitalismo, desde sus orígenes, persigue y combate a estas mujeres con saña y terror. La feminista italiana Silvia Federici, en su libro Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (Tinta Limón Ediciones y Traficantes de sueños), se hace preguntas fundamentales sobre esa figura emblemática de lo femenino: ¿por qué el capitalismo, desde su fundación, necesita hacerles la guerra a esas mujeres? ¿Por qué la caza de brujas es una de las matanzas más brutales y menos recordadas de la historia? ¿Qué se quería eliminar cuando se las condenaba a la hoguera? ¿Por qué puede trazarse un paralelo entre ellas y las esclavas negras de las plantaciones en América?

martes

SUECIA ESTÁ MÁS LEJOS QUE NUNCA por ITZIAR ZIGA



Que una organización no gubernamental con la relevancia y la autoridad moral en la defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional haya decidido abogar por la despenalización del trabajo sexual, supone una victoria histórica. Y no porque los gobiernos vayan a dejar de hostigar policialmente a las prostitutas o a los clientes de una noche para otra. De sobra lo sabemos: si las peticiones de AI fueran atendidas, en el mundo ya no existiría tortura. Pero en el encarnizado tira y afloja de las últimas décadas, regulación versus abolición, hacía falta un tanto tan formidable como éste a favor de las putas. Sobre todo desde que Suecia decidiera en 1999 prohibir todo trabajo sexual ideando una fórmula novedosa: condenar a los clientes y tratar categóricamente a las putas como víctimas de violencia de género, en cuya redención el Estado estará dispuesto a invertir todo el dinero que haga falta. Es decir, que el gobierno pague a las prostitutas para que dejen de serlo en nombre de la igualdad. El gobierno que se lo pueda permitir, claro está. Más aún en estos tiempos de recortes sociales y precarización de multitudes.

lunes

Entrevista a JUDITH BUTLER. Latinoamérica potencia.

Imagen: Andréa Magnoni
Desfazendo género, el seminario que se llevó a cabo en Salvador de Bahía entre el 4 y el 7 de septiembre, reunió a activistas e investigadores de Chile, Argentina, Brasil, España, Portugal, República Dominicana, que se dieron cita en seis mesas redondas, 71 simposios, además de 50 talleres y 759 obras, entre performances, obras teatrales y recitales. Este enorme evento tuvo como invitada a Judith Butler, quien comenzó en Brasil una gira latinoamericana que también incluye a Buenos Aires(...)

jueves

Conferencia de Judith Butler, Vulnerabilidad y Resistencia. 23 de marzo de 2015. México


¿Quiénes protestan? ¿Por qué protestan? ¿Desde dónde y cómo? ¿Quiénes nos faltan? ¿Por qué decimos que ellos nos faltan ellos y no otros? ¿Qué cuerpos tienen derecho a vivir, existir políticamente y cuáles no? ¿Qué cuerpos merecen ser llorados? ¿Por qué reconocemos a unos y a otros no? Estas son algunas de las preguntas que propone Judith Butler en su conferencia magistral sobre Vulnerabilidad y Resistencia, que impartida el 23 de marzo de 2015 en en México haciendo una obligada referencia al caso de Ayotzinapa. Esta columna comenta y desarrolla algunos de los puntos de Butler en su conferencia para poder conectarlos con otros ejemplos reales, tangibles y mesoaméricanos. Si Ayotzinapa ejemplifica el problema vulnerabilidad-resistencia, este texto busca proponer ejemplos locales que encarnen la solución.


Judith Butler empieza a plantear estas preguntas en Violencia, luto y política (2006) y Performatividad, precariedad, y políticas sexuales (2009) y Marcos de Guerra, del mismo año, en donde dedica un capítulo a hablar de la supervivencia, la vulnerabilidad y los afectos.
Hacer estas preguntas es preguntar por la razón de la protesta. El grito de una protesta masiva es poderoso porque es una demanda que nace de “las carencias”, una demanda por la “infraestructura” (las condiciones mínimas para tener una vida que valga la pena vivir, pero también institucionalidad, condiciones básicas de subsistencia, infraestructura física provista desde lo público…), y el pedido por lo habitable. La calle y el espacio público no son lugares neutros que compartimos todos y donde la acción política se da en igualdad de condiciones -como quedó muy claro cuando la administración local usó el zócalo de México como parqueadero exclusivo. Para que una “movilización” sea posible es necesario primero poderse mover y tiene que haber un espacio que se pueda ocupar. Para que un cuerpo pueda moverse necesita una superficie y necesita un medio que le permita transportarse en esas superficies. Butler señala que no en vano los desaparecidos estudiantes de la escuela de Ayotzinapa estaban recaudando dinero para viajar a D.F. (pedían por las condiciones materiales para su movilización).

De la misma manera, los cuerpos no existen en el vacío sino que son entidades relacionales, un cuerpo está determinado por su relación con los otros y con el espacio. ¿Quién lo quiere? ¿Quién lo extraña? ¿Quién lo llora? ¿Cómo son las condiciones de donde habita? Un cuerpo también esta definido por sus límites; no solo la piel, también los límites de su movimiento y  los límites de sus alcances políticos. Todos estos límites que van demarcados por las “carencias”, y las carencias determinan la vulnerabilidad. De esta manera, la identidad se construye en negativo, viene siendo la declaración de un “otro”.
En el mundo contemporáneo decir “población vulnerable” se ha convertido en un eufemismo para referirnos a las pobres, las niñas, las ancianas, las negras, las pardas, las marginadas, y todos esos grupo poblacionales. Uso el plural en femenino pues, si bien estos grupos están compuestos por hombres y mujeres, están altamente feminizados (desde lo semántico y desde la apabullante realidad de que la mayoría de las personas pobres y desprotegidas del mundo son mujeres). En el mundo en que vivimos, uno construido con lógicas patriarcales y neoliberales, la vulnerabilidad es propia de “lo femenino” (de manera simbólica, pero también de manera muy real y tangible).
Es también en una sociedad patriarcal donde se piensan resistencia y vulnerabilidad como opuestos. Una de las razones por las que muchas mujeres son reacias a asumirse feministas es que no quieren  reconocerse como “víctimas”. Dentro de esa lógica (binaria, patriarcal, ya saben) podemos llegar a creer –como lo explica Butler- que ser vulnerables nos quita la posibilidad de agencia, y claro, todo el mundo prefiere verse a sí misma como “actor”, como un sujeto con agencia, y no como un sujeto (a veces objeto) sobre el que las acciones recaen.

Hay entonces algo riesgoso y cierto en reclamar a las mujeres como vulnerables. Decir que las mujeres estamos definidas por nuestras vulnerabilidades puede leerse como que apelamos a una protección patriarcal o paternalista. Sin embargo, más allá de “lo que creamos” o “lo que parezca”, es muy real que la vulnerabilidad está repartida de manera desigual y esto hace que algunas poblaciones resulten “injuriables”, “desechables” y como resultado no importa que los crímenes en su contra queden en la impunidad, y se asume que no merecen reparación. Esto es parte de lo que sucede con las mujeres y es palplable en la impunidad casi absoluta de los feminicidos en Latinoamérica.
Nuestros cuerpos están inscritos en un contexto de vulnerabilidad, en las familias (y esto es más evidente entre los más pobres) los bienes están escriturados a nombre del hombre, que es quien gana más (o todo el ingreso familiar). A las niñas les dan menos comida que a los niños, les quitan tiempo de juego para que colaboren con el trabajo doméstico, y esta práctica después se traduce en que aunque las mujeres salgan a trabajar pagan un impuesto invisible con la doble jornada laboral del trabajo doméstico que realizan en la casa.

Estas desigualdades en los núcleos familiares se traducen en lo profesional y educativo, y por eso las mujeres terminamos aceptando que nos paguen menos que a nuestros colegas hombres. Las mujeres también somos tratadas como objetos o sujetos pasivos, musas y mozas, y todo esto le sucede a todas las mujeres en mayor o menor medida sin importar cultura, o clase social –aunque ambas son factores determinantes para el grado de desigualdad y su evidencia. Estas vulnerabilidades no se viven de manera general u homogénea y tienen en su interior una serie de discriminaciones interseccionales que agravan la vivencia de la vulnerabilidad. Un hombre pobre y sin educación es vulnerable, pero una mujer pobre y sin educación es más vulnerable aún, y lo mismo sucede con la raza y la orientación sexual: no es lo mismo que ser negro que ser negra, ser homosexual hombre que lesbiana. Sabemos los nombres de los 43, pero no de las miles de mujeres desaparecidas en México.

Ahora, la vulnerabilidad no es una condición irremediable. El truco, como ya lo señalaba Butler en sus textos del siglo XX, está en que no hay nada que sea esencial a un género o un sexo, pues todas estas son construcciones culturales y hacen parte de un performance que cada individuo realiza a lo largo de su vida. Por eso, decir que los cuerpos de las mujeres son “vulnerables” no es decir que sus cuerpos son “débiles” (de hecho, los cuerpos de las mujeres son ante todo poderosos). Sin embargo, la gran mayoría de las veces, la vulnerabilidad no es una decisión del sujeto. Antes de decidir “quiénes queremos ser” ya somos algo, ya jugamos un papel, y los niños en el patio de las escuela nos gritan nuestras vulnerabilidades con extrema franqueza “raro, loca, negra, gordo”. La identidad es un performance que parte de una postura frente a unas condiciones determinadas previamente.

Pero reconocerse vulnerable es también un gesto activo. En ese -poderosísimo- reconocimiento se subvierte el rol de la vulnerabilidad. Lo conceptualmente revolucionario de la propuesta de Butler es que propone la vulnerabilidad como potencia, como fuerza, y que señala que los cuerpos vulnerables pueden ser fuertes al unirse en solidaridad. Al decir, “yo soy Ayotzinapa” se está reconociendo una vulnerabilidad y empatizando con ella, y desde ahí se construye comunidad, tejido social, una sociedad civil unida que al final es la única y verdadera resistencia frente a los grandes poderes y su violencia. Así, la protesta necesita de la vulnerabilidad, una que no sea vergonzante, y es desde la vulnerabilidad desde donde se pueden resistir a las estructuras patriarcales.

Conferencia de Judith Butler, Vulnerabilidad y Resistencia impartida el 23 de marzo de 2015 en Sala Nezahualcoyotl, UNAM. Audio Original. México

Resumen de la conferencia por  y publicado en la web SinEmbargo

viernes

MASCULINA FEMENINO PLURAL por JACK HALBERSTAM

Si una chica hace pis como “los varones”, ¿sigue siendo una chica? ¿Un vestidito significa obligatoriamente coquetería femenina? ¿Los pechos jóvenes son necesariamente eróticos? Las fotografías de Cass Bird no responden a estas preguntas sino que las formulan a gritos. Las imágenes y el texto crítico de la teórica queer Jack/Judith Halberstam forman parte del libro Rewilding (que se traduce algo así como “Salvajizar”) que todavía no ha llegado a estas tierras.


Si encontráramos una silla de madera parada en un bosque, ¿los árboles la reconocerían como propia? Si dos arco iris se cruzaran frente a un portal, ¿formarían un puente o una barrera? Si una figura solitaria se sentara con los brazos sobre su cintura en forma de jarra, la cabeza ligeramente recostada en éxtasis, bañándose al calor de una luz filtrada entre listones de madera, ¿se vuelve ésta quieta en lo salvaje o salvaje en la quietud? Estas y otras preguntas se ven planteadas pero no respondidas en el libro de fotografías de Cass Bird, Rewilding. Yuxtaponiendo imágenes de cuerpos hermosamente ambiguos con pinceladas de paisajes dramáticos, las fotografías de Bird se estiran hacia una serie de hilos narrativos entre rangos de cuerpos, algunos humanos, algunos vegetales, permitiendo diálogos visuales entre lo visible y lo inexpresado, el silencio y la pasión, la serenidad y el dinamismo de espacios e identidades indefinidas. La obra de Cass Bird lleva al género hacia lo salvaje y lo deja correr sin pretender encadenar su significado a la idealización de la naturaleza, pero a la vez sin la implicancia de un campo de significación completamente abierto. Deliberada y metódicamente, las imágenes aquí incluidas exigen que consideremos no ya el significado de ser salvaje sino de volver a serlo: resalvajizarse.

Sólo los hombres son salvajes

La narrativa típica de volverse salvaje es la narrativa masculina acerca del retorno a la naturaleza, la del instinto de supervivencia que presupone un individualismo de autosuperación que lo fuerza a competir contra la maleza. El relato de John Krakauer, “Into the Wild”, es un típico ejemplo. El libro, llevado al cine por Sean Penn, cuenta la historia de Christopher Candless, un egresado universitario que apenas graduado en 1990 se aventura en una travesía hasta Alaska haciendo dedo, para finalmente desaparecer en la selva con una mínima reserva de alimentos, un libro sobre plantas comestibles y un rifle cargado. Ambos, Candless y las historias que la gente quiere contar sobre él, suponen un viaje dentro de la selva como un antídoto viril contra lo afeminado de la vida moderna; y en esta historia del hombre en la naturaleza, del “hombre oso” como lo definiera la película de Werner Herzog, nos topamos con una romántica y a la vez totalmente infantil oda a la lucha masculina por la supervivencia: Candless aguantó cien días para morir en soledad, enfermo, congelado y perdido.
La narrativa heterosexual del hombre solitario y de una masculinidad en busca de crudos desafíos y soledad en igual medida, encuentra su contraparte homosexual en Secreto en la montaña, que igual apela a los Hombres Oso, los tradicionales hombres solitarios del tipo de Christopher Candless, pero dándole un giro queer con la apropiada compañía masculina y logrando que el amor gay entre de otra forma en la comunión con el hombre y la naturaleza. Particularmente Ennis, en Secreto en la montaña, representa al sujeto masculino y silencioso, que se vuelve parte de la tierra, fusionándose con ésta con precisión, abandonando el lenguaje y las relaciones, y quien encuentra con Jack Twist una impredecible porción de deseo salvaje y conexión humana.
El prototipo de representación de mujeres en la salvaje naturaleza no ha hecho uso de esta tradición “supervivencialista”, una tradición de hombre blanco –de más está decir– plagada de relatos de conquista y violencia; en su lugar, generalmente se nos plantea a la mujer blanca como presencia contradictoria en la naturaleza. Se le otorga en la cultura del siglo XIX el símbolo de domesticidad, como marcador de tradición, virtud y pureza. Su lugar está en el hogar. Las mujeres dentro del marco de la naturaleza se presentan como nativas, y las blancas que se han vuelto salvajes se describen como inapropiadamente sexuales o masculinas (Calamity Jane, por ejemplo).

La masculinidad está en el aire

La obra de Cass Bird no intenta posicionar a la mujer en lo salvaje, ni de volverlas salvajes, ni de representarlas como salvajes: por el contrario, sus imágenes hacen uso del tradicionalismo de la naturaleza salvaje y racial, intentando forjar algo novedoso de la colisión entre cuerpos de mujer masculinos y el paisaje de naturaleza salvaje.
Una ancha espalda masculina enfrenta la cámara, siendo el cabello rubio trenzado el único indicio del género del cuerpo. Cuatro figuras varoniles miran reciamente a la cámara, la insinuación de senos en una de las figuras sugiere presencia de mujer, pero no sustentada en el porte, las expresiones faciales, la musculatura, ni las actitudes reflejadas y pasadas entre los cuerpos. Una figura varonil enfundada con enterito de jean mira fijamente la cámara desde una verde y frondosa arboleda, la cara abierta, la mandíbula cuadrada, el pecho marcado. Estas figuras no son niñas jugando a ser niños, ni niños jugando a ser hombres, ni machonas en vestidos, o simplemente cuerpos andróginos en la maleza. Estos cuerpos son símbolos, funcionan como letras sobre papel y tienen significado, pero no de forma obvia. No significan “el género es fluido” o “el género se volvió salvaje”. Expresan que los cuerpos se resignifican cuando se quitan la ropa, los contextos, los accesorios que maquillan a través y entre los cuerpos y las cosas, cuerpos y sociedad, cuerpos y paisajes.
Su decisión de vestir a sus modelos con vestidos de algodón en algunas fotografías pudo haber amenazado con estropear su merecidamente lograda masculinidad. Pero no, los vestidos, en concierto con sus cabellos revueltos y cuerpos semidesnudos, en realidad acaban por confirmar su masculinidad. Aquí, la masculinidad es la relación entre cuerpos. Aparece en el espectáculo de dos cuerpos forcejeando, de tres cuerpos jugando en el agua, de dos cuerpos escalando sobre cañas de bambú, de cinco cuerpos formando una perversa pirámide de animadoras. La masculinidad que circula entre estos cuerpos no se ancla al cuerpo asumido de hombre o mujer enfundados en ropajes masculinos sino que da un salto desde la imagen como un género emergente. La masculinidad se ha vuelto salvaje nuevamente.
El género, en el ámbito re-salvajizado que la cámara de Cass Bird encuentra y fabrica, emerge no sólo de los cuerpos, vehículos, refugios y ropas, sino que reside en todos los espacios que intermedian. Parte de la belleza de esta colección se desata por el silencio en medio del ruido, lo estático dentro del movimiento, el vacío detrás del marco repleto. Y así vemos los cuerpos, pero también su ausencia. También nos recuerda que el género es, en sí mismo, una serie de oposiciones entre presencia y ausencia, y sutil (y gentilmente nos incita a comenzar a leer las imágenes para otras interpretaciones, otras narrativas advertidas a medias). Si la lluvia pinta una figura sobre la madera, entonces se nos requiere ver al clima no como un telón para el cometido humano sino como espacio de arte, un erotismo barométrico. Intercambiando entre tomas de hermosos y lujuriosos colores con negros y blancos granulados, Cass Bird utiliza un amplio rango de métodos fotográficos para describir al género como contraste de sí mismo. ¿Qué significa esto? ¿Género como contraste? Significa que el género no es únicamente un asunto de blanco y negro sino un escenario matizado de claroscuros entre la musculatura y un vestido, la desnudez y un campo, verde y azul, luz solar y oscuridad, largas cabelleras y mandíbulas cuadradas, vapor y calor. Algunas de las imágenes muestran a los regenerados cuerpos como románticos y heroicos, pero otras reducen al cuerpo a sus funciones abyectas (orinando, forcejeando, transpirando). Las partes del cuerpo se vuelven salvajes en el contexto de que carecen de un marco normativo dentro del cual usualmente tienen sentido. Y así, mientras sabemos que estamos viendo “mujeres”, también sabemos que no estamos viendo mujeres.

Qué es ser salvaje

Salvajismo puede significar muchas cosas indomesticadas, feroces, azarosas, desencadenadas, animales, caóticas, descontroladas. Generalizando, en la era de la hegemonía mediática manipuladora, la era que Michel Foucault llamó “gubernamentalidad”, muy poco sobre lo humano puede reclamarse como salvaje. Según Foucault, en la Historia de la Sexualidad. Volumen 1. Una Introducción sugiere que médicos y abogados a fines del siglo XIX prestaron atención al sexo y al deseo, estudiándolos y catalogándolos con el propósito de domar los últimos remanentes de salvajismo que quedan en el humano. La parte nuestra que se siente indisciplinada, indómita, se ha transformado en una identidad, una modalidad, una subjetividad, y así lo que la modernidad denomina como deseo, es también llamado con muchos otros nombres, y canalizado en interacciones socialmente aceptables, con la esperanza de reducir el disturbio potencial que el deseo siempre despierta.
Estas fotos no reflotan ningún tipo de salvajismo premoderno, pero tampoco pretenden predecir una crisis de género post-urbana. La obra flota entre la memoria y la reconstrucción, soñando y temiendo, jugando y re-jugando. Efectivamente, como alguna vez remarcó Diane Arbus: “Nada será siempre como alguna vez dijeron que había sido”. Y es así que Bird no imagina a sus sujetos como salvajes, ni retornando a lo salvaje, o como aisladas en un Paraíso Ecléctico o como atracadas en un mundo perdido. Esto no es utopía, no es distopía, pero da la impresión de ambas. Los cuerpos están inmersos en agua pero no se bautizan, se pierden en un sauna de vapor pero no renacen, gotean con la lluvia pero no se lavan. Rewilding no es renacimiento, nos acerca un paso más hacia la ausencia.
Un cuerpo luciendo ruleros rosados en su cabellera se congela entre el swing del bate que el/ella realiza y la lata que el/ella golpeó. Sus ojos y los nuestros se enfocan sobre el objeto en movimiento; su mano queda a mitad de recorrido desde que golpeó la lata hasta llegar a cubrir su rostro como protegiéndose, todo al mismo tiempo. ¿Qué está ocurriendo en esta foto? Como ocurre con otras imágenes en este libro, este cuerpo queda atrapado entre la cruda materialidad del presente (ruleros plásticos, lata de cerveza) y la posibilidad de otra cosa de la cual ella pareciera percatarse en el espacio futuro hacia el cual golpeó el objeto. Varias de las fotografías de Cass Bird se desprenden de temporalidades, no congeladas en el tiempo, no perdidas en el espacio, pero señalizando hacia un mundo diferente que podríamos en realidad no reconocer como el futuro. Muchos teóricos queer se han interesado últimamente en temporalidad queer: Bliss Lim escribe acerca de paisajes de tiempo fantásticos repletos de espectros queer; Elizabeth Freeman habla de relaciones confundidas entre el pasado y el futuro, dentro de los cuales cesamos de seguir adelante desde el pasado, pero sentimos el tirón que continúa ejerciendo sobre noso-tros. Lee Edelman rechaza el futurismo de primera mano, considerándolo una herramienta del símbolo heteronormativo que constantemente acusa a lo queer de retrasado, atrofiado, estéril y chato. Y José Esteban Muñoz ha escrito sobre la utopía queer como una forma de “idealismo crítico” que la comunidad queer no se puede dar el lujo de abandonar. La gente queer se ve obligada a ocuparse de cuestionamientos sobre tiempo y espacio, fundamentalmente porque a menudo se las acusa de “anacrónicas” y “fuera de contexto”. La respuesta convencional a este tipo de caracterizaciones ha sido literalmente la de “visibilizarse” (insertarse dentro del flujo normativo de tiempo y espacio, y dentro de las geografías convencionales de identidad y ser).
El cuerpo que fija su mirada en la lata mientras ésta es lanzada desde su mano, es el mismo cuerpo que envuelve su larga cabellera con ruleros, incorporándose a la vez al cuerpo que batea en dirección a la arboleda, elevando su mano hacia la cámara, y dirigiendo su mirada al recorrido del proyectil, y soñando con lo salvaje. Los tiempos salvajes para los cuerpos queer en esta obra no apuntan a orgías ni a fiestas únicamente, aunque se nos proponga una fugaz mirada a los cuerpos jugueteando, descansando, en el sauna, acicalándose entre sí. Aquí, los tiempos salvajes son las temporalidades a las que las fotografías nos dan acceso, mostrando a rebeldes jóvenes veinteañeras jugando en medio del campo.
Las fotografías de Bird introducen los cuerpos en lo salvaje, para luego trazar el impacto de la presencia humana sobre el paisaje, y el paisaje sobre cuerpos humanos. Y mientras los bosques parecieran explotar de vitalidad, la gente también viene a embriagarse con lo salvaje, desbordando con agua, pis, alegría. Y en el medio de este furioso intercambio, del dar y recibir entre sujeto y objeto, entre figura y tierra, de pronto aparece dramáticamente una silla, solitaria y vacía en medio del bosque. Lo frenético se volvió espacio de reposo, lo que jugueteaba se volvió mortalmente serio, lo que se encontró ahora se perdió, y lo que era salvaje es salvaje nuevamente. Resalvaje. Resalvajizado.

Texto compartido de Página 12. Y traducido por Karen Bennett