En el caso de Carol Rama, la producción de su obra, que se expande a lo largo de siete décadas, y su (no-) devenir público están marcados por la censura, el borrado en el presente y el retorno «fantasmal». Su primera exposición en la galería Faber de Turín, firmada Olga Carolina Rama, fue censurada por «obscenidad» por el gobierno fascista italiano en I945: 27 acuarelas fueron retiradas y algunas de ellas, se cree, fueron destruidas o extraviadas. Sin duda lo que desencadenó la censura fue su representación de la sexualidad, del encierro institucional, de la enfermedad, de la discapacidad... y la aparición de un cuerpo que excede las coordenadas normativas de género. En Appassionata (I939) Carol Rama inventa el que será su personaje más recurrente: un cuerpo semidesnudo, no sabemos si femenino, masculino u otro, vestido con falda y zapatos de tacón, llevando una corona de flores sobre la cabeza y sacando la lengua de forma desafiante. Ese cuerpo transgénero nos recuerda al que en la misma época inventan Claude Cahun, Klaus Mann o Annemarie Schwarzenbach. En Bubi Deallegri (I939) un hombre se masturba. Se trata quizás de la primera representación de una masturbación masculina llevada a cabo por una mujer. En Eretica (I944) un cuerpo humano penetra a un animal. En Opera 9 (I938) una lengua parece acoger lo que por el movimiento podría ser un racimo de penes erectos, mientras en un segundo plano flotan cuatro dentaduras postizas. Amputada de la historia en I945, la obra de Rama volverá después, insistente y dolorosamente, como un miembro fantasma.
Abstracción orgánica
Nacida en I9I8 en el seno de una familia de industriales de Turín, pero sin formación artística académica, Rama entenderá esta censura como una advertencia: una «invitación» a abandonar la guerra de los motivos figurativos y pasar a lo que podríamos llamar, utilizando sus propios términos, la calma de la «guerra abstracta». Tras un tiempo junto al artista Felice Casorati, Rama se asocia al Movimiento de Arte Concreto (MAC) para, según su propia expresión «dar un cierto orden» y «limitar el exceso de libertad».° Su obra, a partir de entonces, será firmada Carol Rama. El nombre Olga, como la figuración que llevó a la censura, será eliminado.
A partir de mediados de los años cincuenta, Rama se deshace poco a poco de las convenciones geométricas del MAC y comienza a experimentar con nuevos materiales y nuevas técnicas. La energía corporal de la primera época parece volver aquí transformada en un movimiento sísmico que recorre los lienzos. Las variaciones verticales del trazo en Diagramma (I96o) y en los numerosos Sin título de finales de los años cincuenta parecen ser el registro físico llevado a cabo por un aparato (el cuerpo de la artista) que como el sismógrafo o electroencefalograma traduce la energía del movimiento de la tierra, la energía anímica o la actividad cerebral en inscripción material. El flujo somatopolítico vuelve a atravesar la obra de Rama. En Melodramma (I96o), nueve calaveras, como los nueve meses de gestación, rodean una isla de cenizas negras en relieve. En Bricolage (I963) una masa de hilos metálicos (que recuerdan a las esculturas metálicas de Marisa Merz, Eva Hesse o Diane Itter) emerge tridimensionalmente desde una mancha negra en el lienzo. En Contessa (I963) y en Bricolage (I964) el lienzo está literalmente atravesado por una multitud de uñas animales. El cuadro, salpicado de rojos y negros, es al mismo tiempo abstracto y animal, composición estética y herida en la que es posible leer la huella de la agresión. Carol Rama inventa la abstracción orgánica, el sensurrealismo, el arte visceral-concreto, el porno brut... Esta abstracción orgánica es llevada al límite cuando Carol Rama decide nombrar Pornografia y Pornografia II (probablemente burlándose de la caracterización habitual de su obra) dos lienzos en los que juega con la capacidad de la materia pictórica para solidificarse y constituir cuerpos disgregados sobre la tela. La pasión se ha vuelto abstracción.
Carol Rama está profundamente influenciada durante los años sesenta (mucho más que por sus relaciones esporádicas y un tanto people con Warhol o Buñuel) por el movimiento de experimentación lingüística y de poesía visual de los Novissimi. A finales de los años cincuenta, la escena literaria de la neoavanguardia italiana de los Novissimi y del Gruppo 63 gravita entre Milán, Palermo y Turín, y está formada, entre otros, por Nanni Balestrini, Alfredo Giuliani, Elio Pagliarani, Antonio Porta y Edoardo Sanguineti. Aunque, como ha señalado Lucia Re, muchos de los escritores del movimiento reclaman la mirada «femenina» como crítica de la ideología dominante, la escena era, paradójicamente, totalmente masculina.
Durante los años cincuenta, el poder de algunas empresas italianas como Fiat, Mondadori, Olivetti, Pirelli o Zanussi va a transformar la escena artística e intelectual italiana en una auténtica «industria cultural» (imprese culturali) en la que los artistas son posicionados como «técnicos»." Las esferas de lo económico y lo cultural se funden y la independencia del arte aparece como una virtud decimonónica. El arte se convierte en una mercancía y el artista, cómplice o crítico, en un productor de la cultura de masas. En este contexto, los intellettuali contro del movimiento de la neoavanguardia se afirman como una fuerza de resistencia. El artista es para los Novissimi un productor de «contra-mitologías» que puedan hacer frente al furor de los relatos de los mitos de la sociedad de consumo. Carol Rama no logra integrarse en ninguna de las dos escenas, ni en la de la industria cultural, ni en la neoavanguardia, a pesar de su amistad con Sanguineti. De ambas escenas, Pier Paolo Pasolini es el tercer excluido visible.o Carol Rama, el cuarto invisible...
Texto completo en este enlace
Este texto de Paul B. Preciado forma parte de la publicación: "La pasión según Carol Rama" de Paul B. Preciado, Anne Dressen; Teresa Grandas. Publicado por el MACBA. 2014 con ocasión de la exposición "La pasión según Carol Rama". Esta publicación propone un itinerario por los diversos momentos creativos de Carol Rama en un intento de reconocer y restituir una obra todavía desconocida pero llamada a convertirse en clásica.