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ENTREVISTA A LEONOR SILVESTRI a propósito de su libro "EL ENGAÑO.VOL I"

 

Leonor Silvestri. Buenos Aires. 1976, cinturón negro WAKO, poeta, ensayista, traductora, profesora, vendedora de sus propios libros, hikikomori rural, enferma de Crohn entre otras patologías. Inclasificable figurita difícil del álbum del pensamiento marginal y minoritario.

Algunos de sus libros publicados de manera autogestiva e independiente por Queen Ludd: El engaño; Magia heterocapitalística y brujería anti(psi)stema; Protofeminismos: sexo, violencia y lenguaje inapropiado en la mitología grecolatina; Un amigo judío, Spinoza maestro de la libertad; Ética mutante del deseo disca y la interdependencia funcional; Games of Crohn diario de una internación; Servidumbre maquínica, punitivismo, trabajo y espacios de encierro; Donde mi raza muere; Ética amatoria del deseo libertario y las afectaciones libres y alegres y Foucault para encapuchadas como Ludditas Sexxxuales y Manada de Lobas respectivamente; entre muchos otros, que podéis conseguir en Traficantes de Sueños, en el Estado Español. Libera contenido en su canal de youtube haciendoamiguesconleonor. Dicta cursos y talleres desde hace más de 30 años. Y hoy vamos a conversar con Leonor sobre su útilmo libro "El engaño" Volumen 1.

"El Engaño" Volumen 1

-Parole de Queer: ”El Engaño” versa, en gran parte, sobre la agresión sexual que sufrió la protagonista y, quizá lo más terrible, la duda de no ser creída por su entorno feminista. La historia no se explica en gran medida, pero se sobreentiende. ¿Porqué la decisión de no explicar con exactitud este episodio? ¿Cual era tu intención de escribir un libro que se centra sobre un hecho que no se llega a explicar del todo en el libro? ¿Porqué la decisión de narrar en tercera persona el libro y no en primera? ¿Tu intención es que el lectore investigue? ¿Una tarea extra? ¡Yo he investigado! 

-Leonor Silvestri: Fíjate que curioso que menciones la palabra con “f” cuando en todo el libro jamás figura, ni siquiera en sus formas derivadas. Nada. No está ni una vez. La protagonista no solo no es creída sino que el texto intenta mostrar cómo muchas veces se arma un montaje en el sentido clásico del término que, en este caso, recae sobre ella. Como es el volumen I de una trilogía podemos suponer que habrá cuestiones que más adelante se entiendan por completo. Asimismo, yo tengo una extraña afinidad por aquello que es poco transparente, poco claro, ambiguo, difuso, no lineal, errático. Creo que este libro versa sobre muchas agresiones, muchas de ellas sexuales, o sexo-afectivas, que la protagonista, irónicamente, padece, hasta como rito de iniciación, incluso en espacios que se supone deberían funcionar bajo otras lógicas. Pero es un libro incierto y sinuoso, que no fue realmente escrito para entenderse en el sentido clásico de la novela clásica, sin dejar de ser una (auto) ficción.

Justamente la decisión de lo no explicado, lo no dicho, lo callado tiene que ver con llevar al nivel del relato algo que la protagonista, y como vemos su público lector también, se preguntan: “¿cómo pudo pasar esto?”, poner en duda hasta el sistema propio de creencia (“¿en serio esto pasó?”). Lo terrible no es si fue o no así, si es o no verdad; sino que es verosímil. Más que mostrar cómo no se le cree a la víctima; evidenciar cómo la mala víctima es construida por una red de entuertos, dislates, mentiras, malos entendidos, mala leche, ganas de defenestrar a alguien, envidias, celos, recelos y persecuciones perpetradas incluso por quienes luego  jamás pondrían en duda ningún relato (hasta que no les convenga más, claro…). Justamente, este relato será puesto en dudas o se intentará buscar la prueba, la evidencia, se reterritorializará un juez. 

Propongo, en cambio,  disfrutar de la lectura del ritmo y su velocidad. No será el libro mas fácil de descifrar no obstante es veloz aunque poco amable con su público lector; solo quiere ser leído por quien se atreve a tener una experiencia estética de interpelación poco cómoda. No tiene importancia si esto me pasó o si pasó porque la protagonista realmente no soy yo, primero porque la palabra nunca es la cosa que designa; segundo, el autor no es nunca su obra; incluso más habría que ver si soy una autora de algo o tan solo una escritora, en el mejor de los casos. De hecho, nunca quien escribe es lo mismo que su obra o incluso que la figura de autor, si es que yo llego a esa figura. Más aún, la protagonista es habitada por al menos dos voces en su cabeza que le bajan línea, además de la propia, y la narradora. Lo que es importante es verse en ese reflejo; tanto la experiencia de quienes son capaces de mentir como de justificarlo.

Borges tiene un cuento, El sur, que él decía se basaba en la muerte de su abuelo y la crítica afirma que todo el cuento está basado en un accidente que tuvo el autor que casi le cuesta la vida; pero pese a todos los datos autobiográficos, cuando lees el cuento, solo está el motivo que Borges contó innumerables veces de que su abuelo eligió prácticamente qué delirio tener en el lecho de muerte y se fue, creyéndose heroico, peleando contra el enemigo (aunque se murió en su casa). Del mismo modo, y salvando las distancias, si bien dudo mucho que algo no esté inspirado en la experiencia singular y particular de quién escribe, y no aconsejo escribir sobre lo que no se conoce, no estamos delante de mis memorias stricto sensu, pese a que es un rito de pasaje escribir las memorias activistas; el muy tortuoso estilo de este libro hace su mejor esfuerzo para que lo que podría ser la experiencia individual se convierta en un posicionamiento estético es decir político sin dejar de ficcionalizar, obviamente, por qué negarlo, cosas que (me) han ocurrido y han definido el curso de mis días.

Mi intención es que el público lector haga lo que pueda con la experiencia de lectura. Deseo que les haga reír a carcajadas tanto como llorar a moco tendido pasando por la identificación y el placer que produce la lectura que a veces es una experiencia incómoda. Quien sienta la interpelación que se calce el sayo. Al fin de cuentas, nada más material que una ficción.




-Parole de Queer: En algunos de tus libros te has definido alguna vez como enemiga pública, francatiradora sin embargo en el Engaño descubrimos que igual no es que tu te definas así sino que el entorno te ha definido de esa manera. ¿Qué cosas han pasado para que te conceptualices o te conceptualicen de esa manera?


-Leonor Silvestri: En El engaño, lo que encontramos es a una protagonista que ya no es tan joven, que pese a todos sus deseos de vivir de acuerdo a lo que puede su cuerpo y no de como se le ha adscrito, y por ende, ceñido su potencia; no obstante, el entorno la neutraliza construyéndola como alguien peligroso a quien es mejor dejar de lado porque se lo merece y es conflictiva; es decir, aplicando las mismas lógicas de estigmatización y señalamiento que la caza de brujas. Toni Morrison tiene una cita que profesa que las definiciones son siempre de quienes definen no de quienes son definidos. 

El abandono de figuras y figurones dentro de esa gran bolsa de gatos donde que ya no se sabe bien qué hay no es nuevo; por eso el libro va dedicado a Firestone y a Oddone. No porque yo tenga que ver con ellas, sino porque ellas nos enseñaron cómo vamos a terminar algunas. Tendría que habérselo dedicado a Solanas también pero con ellas empieza el texto. 

Las lógicas inquisitoriales jamás cesaron: la que sobrevive es culpable y punto; porque se espera que una muera en la indigencia para que sus palabras adquieran autenticidad. Sobrevivir es la evidencia que necesitan para declararte desechable aquellas que dicen que son las nietas de las brujas no pudieron quemar… son las nietas de una señora católica solo que ahora, como el mitema de Dionisios es un migrante racializado, los valores morales judeo-cristianos son decoloniales, la que no tiene amigxs algo habrá hecho, y quien no pueda con las grupalidades es criminal.

De hecho, no es tanto lo que ha pasado sino lo que se construyó, insisto. El entorno, que se llena la boca con una cantidad de axiomas de construir comunidad y no estigmatizar, luego construye a ciertas personas, debido a su inconformidad con los dogmas merchdelbien, como alguien a eliminar; si se elimina a si misma en silencio y a solas, mejor, así parece que ese suicidio asistido por los grupos doctrinales es culpa de quien lo comete y no de quien lo lleva a cometer. Por eso, escribí este libro, por quienes, ante lo mismo, no llegaron hasta acá.

Asimismo, hay cosas que serán, espero, mejor comprendidas, en los siguientes volúmenes. No perdamos de vista que este es el primer volumen de lo que tentativa o informalmente denomino “la trilogía del adiós” y tiene que ver con esa despedida (distinto a cambiar de moda por temporada) donde, nuevamente, espero, habrá un final. Lo que en un primer momento iba a ser un solo libro denominado “Adiós al feminismo”, se convirtió en tres volúmenes (no diré los otros nombres para que luego las apropiadoras de siempre no me lo quemen) que quieren desmarcarse de esa competencia en la industria de las radicalizadas a ver quién marca la tendencia; en cambio, apelar al más estricto sentido de la literaturiedad, híbrida, por supuesto, porque sin abandonar el ritmo de la palabra poética no deja de ser una suerte de novela ensayística disparatada, absurda y ridícula. En vez de ponerme a competir en esa góndola de quien es la mas vanguardista, quien tiene la tendencia mas disruptiva, quién ha rizado más el riso del género y tal, activar las fuerzas reactivas de todo lo acaecido para convertirlo en una experiencia estética. Y en el mismo movimiento, alejarme de una tendencia muy de moda dentro de la ficción al menos en Argentina que es “señora más o menos queer cuenta anécdotas de su triste vida”.


-Parole de Queer: ”Nuestros impulsos deberían encaminarse a la desaparición del paradigma en el cual vivimos y no a hacer esta esclavitud más politicamente correcta” esta frase se dice en un momento del libro y de la cual estoy totalmente de acuerdo. ¿Qué pasos podemos dar para que desaparezca el paradigma en el cual vivimos? ¿Algunos consejos?


-Leonor Silvestri: Me tienta decirte que si lo supiera no lo diría porque odio decir qué hay que hacer, a diferencia de Lenin. Pero, la verdad es que lo he dicho hasta el hartazgo, y no solo yo, sino toda una órbita que habla de retirar el cuerpo de ciertos rituales y espacios folklóricos de militontera, opt out, desagregarse (que es abandonar el gregarismo), devenir Bartleby y decir que no, preferiría no hacerlo, dejarse caer, montar una máquina célibe. Pero por mucho que lo diga, lo enseñe, o lo escriba, lo cierto es que la experiencia es una lámpara que solo ilumina a quien la lleva en la mano como diría Celine, y en este “after” en la que el mundo occidental y occidentalizado se ha convertido y donde nadie puede frenar supongo que ya no hay tiempo para nada de eso, a la evidencia del ecocidio me remito. Al margen de que hemos demostrado una vez mas que no haremos ni el mas mínimo esfuerzo si ese esfuerzo es demasiado esforzado para poner la fragilidad en el centro de la escena.

El paradigma en el que vivimos, por otro lado, ya desapareció; solo se mantiene existente como ficción y creencia, como sueño y pesadilla del sonambulerío que es esta sociedad de la vigilancia y control global donde todo puede pasar mientras nada le pasa al público espectador de esta distopía a la cual le decimos vida; porque todas sus afirmaciones, todo su sistema se ha mostrado errado: de la democracia al voto pasando por los estados nacionales y las identidades liberales que sirven de estratagema para una mayor occidentalización y por ende, neutralización. La trasgresión esta comprendida en la norma, por eso la mejor resistencia tiene que ver con una contraproducción, lo no codificable, que en mis desarrollos, que como todo punto de enunciación son colectivos, es decir no soy la única que piensa así, tiene mas que ver con dejar de hacer, dejar de ponerle el cuerpo que con continuar jugando a la fiesta, o al activismo, o  a los viajes, mientras literalmente todo se quema y se inunda debido a la cantidad de bombas que Israhell solo por poner un ejemplo tira sobre Gaza y realmente ya sea armar una resistencia a nivel global internacional antibelicista antiheterocapitalística ya sea la creación de una masa crítica realmente desagregada que no le haga el juego a la tanatopolítica que nos quiere diezmar mediante grupos de apoyo mutuo, cuidados colectivos, y autocuidado como política de autodefensa y preservación.

El imperialismo capitalizó (y tal vez hasta construyó) las identidades LGTBQ+ (y las disidencias) para hacer del closet el dispositivo de blanqueamiento e invasión; pero ahora, que solo queda fascismo en las prácticas de todo el mundo, como era de esperar, lo descarta. Si realmente tal movimiento hubiera sido heredero de quien dice ser (sobrevivientes a la pandemia del VIH de los 80) se habría intentado organizar otro mundo al menos a la vera de este desde el 2020. Pero si no ven a sus amigas, se deprimen y se aburren, y la ternura radical va a frenar a los drones y las pestes que producen una pandemia de autoinmunes que la gente conjura con veganismo urbanita europeo en el mejor de los casos.

Me encantaría antes de irme de este mundo ver una internacional antibelicista antitrabajo por el fin del heterocapitalismo, que en realidad ya dio paso al tecnofeudalismo (aunque como en todos los cambios de paradigma no son totales, porque no opera en todas formas al mismo tiempo) solo que esta vez los siervos de la gleba no tenemos armas ni nos vamos a defender; vamos a hacer un festival cultural donde solo pediremos leyes, regulación, legislación, derechos (que luego no serán respetados, obviamente); y mientras podamos continuar haciendo nuestras mierdititas si los Massai desaparecen para que haya mas parque temático safari so pretexto del proteccionismo adonde las ex actrices porno te lleven de visita en una experiencia multicultural cuidada, está todo bien... 

Sacrificaría mi vida entera por ver una vez una masa crítica cuyas prácticas de cuidado comunitario realmente no sean las de la hegemonía.


"El Engaño" Volumen 1


-Parole de Queer: Uno de los capítulos se titula “Van a dejar de matarnos cuando nos tengan miedo”, ¿como podemos salir de este sistema punitivista y rearmarnos de alguna manera y que nos tengan, por fin, miedo? ¿Podemos llegar a dar miedo si tenemos toda una estructura, todo un sistema en nuestra contra?


-Leonor Silvestri: Vamos a tener que poder. Rote Zora decía que el victimismo es el disfraz de la impotencia. ¿Qué otra solución queda? Parafraseando a Assatta Shakur, ¿acaso alguna vez alguien se ha liberado apelando a los valores morales del régimen que lo oprime? Soy de una país que exporta tecnologías culturales de blanqueamiento, neutralización y ciudadanización (muchas de esas tecnologías heredadas de la xadre matria, IRUOP, sea dicho de paso, para eso somos el agente colonial pródigo de la región) a toda la región de LATAM y que muchas veces, desafortunadamente, la región compra (como se exportan y se compran otros productos también, las tesis en Chile por ejemplo en medio de una insurrección) donde se hace creer que el punitivismo iniciado con la fachogresía fue benéfico. Luego ves los resultados y descubrís que una adolescente de 19 años en un pueblo de provincia por defenderse de un chico maltratador que la amenazaba por wasap mientras le decía los insultos clásicos en estos casos recibe más años de prisión que cualquiera de los peores genocidas de este país donde una mujer es asesinada cada 18hs aprox; y el feminismo fachogre, que también se exporta, Españistán y el progrerío compra, dice “nadie la defiende es culpable y punto”. Lo digo de Nahir y lo digo de Rodrigo Lanza, quien no se defiende está luego en un lugar aun peor, mirando las flores desde abajo.

En Argentina, si se tiene trabajo formal y regularizado (monotributo, contrato, o relación de dependencia) es legal practicar en un polígono de tiro y aprender a disparar hasta obtener la licencia para tenencia. No me parece un disparate aprender ese tipo de cosas, y organizarse colectivamente. Del mismo modo que en un mundo donde el acceso a los cuidados médicos serán cada vez más restringido, cuidarse (condón y mascarilla incluidos) es político. Me dirán del precio, luego se irán de viaje por lo que sale el curso. Me dirán lo que cuesta un arma, luego pagarán un viaje para ver los jardines de Versalles. ¿Qué me dirán después: que la violencia está mal, que solo engendra más violencia, que a las armas las carga el diablo? ¿No era, acaso, que la respuesta de les oprimides no es la violencia de les opresores? ¿Acaso algo a lo que se llama “fascismo” luego se lo combate con gliltter? ¿Igualdad e inclusión es ser agente imperial de ocupación, gentrifiación, colonización pero con “e” y “trans”? Yo convencida que eso era que te usen de carne de cañón.

Creo que hay que volver a barajar y dar de nuevo. Hay mucha confusión y nenonismo desde el reseteo 2020 que nos ha dejado en una posición ROTUNDA de infantilización delante de gente que no le tiembla el pulso a la hora de tirar bombas sobre hospitales. Somos mas pueblo que yuta, diría Norma Plá; van armados porque tienen miedo ellos. Elon Musk se colgó por primera vez al cuello a uno de los tantos fetos que cagó en este mundo tras el acto vindicativo de Luiggi Mangione que se cobró la vida de uno de nuestros enemigos (como discas, como trabajadores) mientras en redes se discutía si su acto valía más o menos puntos que el Grammy de Beyonce porque Mangione es blanco, cis, bonito y con seguro médico; o si es válido que le guste a Esty Quesada, en vez de analizar que solo alcanza que hasta el más hegemónico se revele para que sea considerado terrorista literalmente. La captura mágica de las redes para secuestrar hasta la mas mínima astucia para sobrevivir es evidente por eso la gente no usa mascarilla ni en hospital ni en manifestación donde se sabe le tirarán lacrimógenas. 

Si el mundo se sumergió debajo de un nubarrón gris opaco de regímenes fascistas de derecha y de izquierda (mientras escribo esta entrevista, a un lado y al otro de la cordillera de los andes, los territorios ocupados, por los estados nacionales argentino y chileno, respectivamente, son quemados por los cárteles del fuego para expulsar a los mapuche y militarizar la zona; tras quemar todo, la convertirán en otro parque temático para turismo ecofriendly) sepamos que no es una nube pasajera. Recientemente, Dean Spade, que seguro debe haber sido cancelado en algún momento porque no entiendo como no es más famoso y traducido que Preciado, ha lanzado un libro que no me representa el mas mínimo interés; no obstante lo traigo a colación porque lo que me interesa es tanto las presentaciones del mismo a sala llena full mascarilla de calidad y la bajada de línea de sus últimas entrevistas, a propósito de su libro, acerca de las estrategias que necesitamos empezar a producir si queremos sobrevivir y hacerle frente al exterminio. Nuevamente me parece que estamos viendo otra película y que no es correcta, o que no hemos entendido bien la película. 

La nación queer, lato sensu, va a tener que enfrentarse a su aburguesamiento fascistizante capacitista o morirá asesinado por los fascistas mientras el fantasma de las inmunodeprimidas ya exterminadas ronda  “te lo dije”.


-Parole de Queer: En el capítulo “La biología como destino” también hay una pincelada de otro episodio de desencuentro con el movimiento feminista. ¿Qué pasó exactamente?


-Leonor Silvestri: Es el desencuentro que cualquiera puede tener con un movimiento que comenzó con un axioma tan potente como “la biología no es destino” para terminar hablando de maternidad deseada y llevando adelante toda suerte de prácticas y criterios eugenésicos para perpetuar la reproducción biológica y el parentesco edípico heteronormal  que obstruye la potencia de organizarnos en manadas en vez de entregarle la palabra “jauría” a los violadores. Un movimiento donde ya no quedan rastros de autonomía porque todo el mundo siente que poniéndole algún tipo de prefijo luego lo mejor y lo mas deseable, la máxima aspiración es la ONU. Un movimiento que ya no tiene proposiciones de máxima ni prácticas contrahegemónicas, solo se quiere divertir, y que le dejen en paz, y si es posible ser tapa de Vogue o modelo de pasarela.

Lo importante siempre será no tanto qué ha pasado sino cómo ha pasado y qué lo ha vehiculizado.

 -Parole de Queer: Foucault se pregunta: “¿Es inútil sublevarse?" Para luego seguir diciendo que no es posible hablar de la protesta sino de protestas singulares. ¿Es inútil sublevarse? ¿Qué protestas singulares podemos adoptar para cuestionar el autoritarismo, el fascismo que ya está aquí o que quizá siempre estuvo aquí?


-Leonor Silvestri: Justamente, porque no existe el corazón de la revuelta, siguiendo a Foucault, ni la madre de todas las luchas es que irse no es convertirse en lo contrario sino aceptar la derrota y mediante la irrupción, la provocación y la blasfemia intentar crear algo nuevo que aún no sabemos qué es pero que no tendrá en su centro a “la mujer”, esa creación de la heterosexualidad como régimen político. Como dice el comienzo de El engaño, de “el hombre” no voy a hablar porque no vale la pena, y lo que había que decir (y hacer) ya lo dijo Solanas en su manifiesto S.C.U.M.

Si te digo la microprotesta que mueve millones no me vas a creer: usar mascarilla de calidad kn95 o aura 3m. Evitás la rostridad tan propia de Occidente, el control biométricos, los patógenos de todo tipo, mitigás convertirte en vector de trasmisión y proliferación de otras enfermedades, muchas de ellas potencialmente letales para personas de la tan mentada comunidad a la que decís pertenecer, te colocás al mismo nivel que las personas más frágiles, derrocás la idea de salud al posicionarte como potencial o posiblemente enferma, sirve ante las lacrimógenas, es como lavarse las manos luego de orinar o defecar o colocarle un condón al dildo o al pene, le disputa poder a la tiranía de la lozanía juvenil, evade la noción de grupo de riesgo dado que el riesgo lo producimos nosotres contra otres mientras al mismo tiempo construye espacio seguro donde debe haber seguridad (¿o les gusta ir a la  guardia hospitalaria y entrar con un problema y salir con tres debido a sus condiciones de profilaxis?), le da un toque postapocalíptico a uno de los bienes más preciados de la actualidad: el anonimato.

Pero si no podemos subir la foto tirándole salsa ketchup a la Gioconda contra el cambio climático y por el futuro de la humanidad y subirla a redes, mugre que luego limpiará alguna persona racializada, probablemente mujer y no tan joven, qué sería del activismo, no? Al menos Mary Richardson tajeó varias veces La venus del espejo de Velázquez para pedir por la excarcelación de Pankhurst. ¿Cómo se podría luchar contra la normalidad si no se hubiera vuelto a ella, verdad?

Creo que una labor política pendiente es pensar si realmente hay que continuar sosteniendo esta patraña de los seres humanos (y por supuesto ni me refiero a las pocas tribus sin contactar que quedan, ni al pueblo palestino siendo exterminado ni al Kurdistan). Creo que hemos ya dado lo peor que podíamos dar y que nuestros esfuerzos que se encaminaron, parafraseándome, incesantemente al autoengaño y la tolerancia de formas cada vez mas declaradas y extremas de esclavitud y horror deben ponernos en cuestión, lo mismo que los deseos: desear algo no es condición suficiente para obtenerlo; y después de apagar los reactores nucleares, dejarle la vida en este planeta, anomalía fruto del azar y la casualidad, a lo único que realmente vale la pena que exista en todo su esplendor y en toda su majestad -la flora, la funga, la fauna- mundo del cual nos hemos apartado tanto que ya no formamos parte más que como su destrucción. Y no, el ser humano occidental u occidentalizado, urbanita urbanizado o aspiracional de la metrópolis imperial global no es parte de la fauna.

Las familias progres con xadres feministas de Argentina parieron crías libertarias...mientras los suicidios juveniles van en ascenso (obviamente porque las enfermedades autoinmunes inflamatorias producto de los recontagios consecutivos no fortalecen el sistema inmune sino que inflaman el cerebro), cada vez hay más sífilis, y el sarampión ha vuelto porque las vacunas tiene chip ruso. Me temo que la realidad ya no es ironizable.


-Parole de Queer. ”Está tan acostumbrada que ya no siente gran cosa”, ¿a qué está tán acostumbrada la protagonista de “El engaño” para describir este gran desencanto? ¿Cuál es el engaño que te ha resultado más doloroso?


-Leonor Silvestri: El actual. Ver como quienes se autodenominaban disidencia o minoría luego participaban de las mismas prácticas y enunciados de la hegemonía que decían enfrentar o resistir. Ver a quienes decían ser anormales volver tan ligeramente a algo que los gobiernos llamaron normalidad. 7 millones de muertos cifras oficiales solo por diagnóstico de covid (ni secuelas, ni complicaciones, yo multiplicaría esa cifra por 5 y contando) y la aparición de una nueva enfermedad autoinmune sin reconocimiento y sin tratamiento, el covid persistente, del cual cualquiera aun hoy está a merced; y como si nada. Por eso como si nada Putin- Otan, Gaza, Sudán, Congo, Tigray, Walmapu, incendios, inundaciones o lo que tenga que ser. Nunca creí que iba a ver en vivo y en directo al pueblo valenciano, el último bastión contra Franco durante la guerra contra el fascismo y por la independencia en Catalunya, no llenarle el hocico con el fango podrido de los muertos por la Dana ni a la plebeya traidora de la Leticia. Pero mientras podamos tener un podcast todo estará bien.

El nivel de neutralización es total. Y el de decepción hasta la desesperanza lo cual me parece un lugar muy propicio para la literatura de ficción y la filosofía negativa.

Podéis ver la entrevista completa en el Canal Youtube haciendo amigues con Leonor”



"El Engaño. Volumen I" de Leonor Silvestri lo podéis encontrar en:


Estado Español: Traficantes de Sueños


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