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Entrevista a Mer Gómez. Las hermafroditas del S. XXI. De objetos del discurso a sujetos políticos intersex






Activista intersex y feminista. Autora de los libros "La rebelión de las hienas" y "Las hermafroditas del siglo XXI", Bellaterra edicions. Doctora en Estudios Feministas y de Género, Universidad del País Vasco. Ha escrito y protagonizado los monólogos para microteatro La revolución de Lola Solo apto para BICHAS RARAS, así como el corto-documental Se receta silencio. Colabora con la revista Pikara Magazine. Desde 2020, coordina el colectivo i de intersex junto a Laura Vila Kremer. Actualmente, como divulgadora, imparte talleres y formaciones sobre intersexualidades y diversidad corporal. Su objetivo es poner en el centro las experiencias de vida de personas intersex para generar nuevos imaginarios culturales sobre la intersexualidad.
Las hermafroditas del siglo XXI es un ensayo que visibiliza un proceso colectivo de deconstrucción del objeto de estudio intersexualidad a partir de la incorporación al debate de un sujeto político intersex en construcción, con capacidad de acción y lucha por el cambio social.



-Este libro es una adaptación de tu tesis doctoral. En él haces un recorrido histórico en el que exploras cómo se ha considerado a las personas intersex en el Estado español a lo largo del tiempo, hasta llegar al siglo XXI, donde das voz a diez mujeres intersex —incluyéndote a ti— con quienes mantienes un diálogo. Para comenzar esa narrativa, introduces lo que denominas los "tres hitos": la despatologización, la desarmarización y el acuerpamiento. ¿Qué significan estos tres hitos?

Estos tres procesos, a los que he denominado hitos, están relacionados con la relevancia del diagnóstico unido al proceso de desmedicalización, nuestra ruptura del silencio y posterior salida del armario o desarmarización y al proceso de colectivizarnos-acuerparnos con personas de la misma comunidad. Las diez participantes en este libro hemos pasado por ellos y los hemos reconocido como acontecimientos trascendentales a la hora de construir nuestra identidad intersex. La despatologización sería el proceso de cambio que se ha producido en la lectura hacia nuestros nuestros cuerpos. De cuerpos diagnosticados, enfermos, silenciados y propensos a sufrir una modificación estética impuesta a cuerpos intersex, sanos y válidos, que pueden ser (ad)mirados desde un lugar amable, posible y deseable. La desarmarización, el proceso de aceptación, amor y respeto hacia nuestros cuerpos –una vez conscientes de su disidencia dentro de un arquetipo corporal binario– que ha implicado una salida del armario progresiva, íntima o colectiva, en la que hemos ido encontrando qué palabras comenzar a ponerle a los silencios y cómo ir deshaciendo o deconstruyendo el tabú. Y el acuerpamiento, el proceso colectivo que ha emergido al encontrarnos y compartirnos, mientras aprendíamos a mirarnos en las otras, a desnudarnos con las otras, y a sentirnos vulnerables ante ellas. Siempre con el deseo de construir una familia para convertirnos, a diferentes ritmos y niveles, en activistas por la visibilidad intersex y luchar para que no se vulneren nunca más nuestros derechos humanos.

 

 

-Además, dentro de la metodología que utilizas, mencionas los "soliloquios corporales". ¿Podrías explicar en qué consiste esta herramienta y cuál es su importancia en el proceso de investigación?

La herramienta metodológica propuesta, para recoger las voces de las participantes, ha sido los soliloquios corporales. ¿Qué es esto? Según la definición que yo construí, inspirándome en otras herramientas metodológicas como los itinerarios corporales, sería: «conversaciones a solas con una misma, guiadas por una batería de preguntas dadas por mí para invitar a la reflexión de las otras, que emergen al recurrir a la memoria sobre las experiencias encarnadas en nuestros cuerpos (por ser) intersex y que son, además, relatadas en voz alta y almacenadas en un dispositivo de audio». Estas reflexiones han sido grabadas a través de mensajes de voz de WhatsApp que, posteriormente, me enviaban para ser utilizadas como trabajo de campo. La narrativa final, extraída del mensaje de voz, es finalmente transcrita. ¿Cómo nace esta propuesta? En tiempos de pandemia. La situación de crisis sanitaria me hizo adaptar todo el trabajo de campo y pensar en cómo recoger las historias de vida desde la distancia. Así que, de la misma forma que mi proceso autobiográfico, los soliloquios nacen en un rincón de mi habitación, con la grabadora en la mano, y conversando conmigo misma. Posteriormente, me escucho y lo transcribo. Antes de trabajar así, cuando me ponía a escribir sobre mi experiencia intersex estaba modificando constantemente el relato. Eso me llevaba a perder la naturalidad y espontaneidad que buscaba. Por eso, traté de evitar que ocurriese lo mismo con las participantes. Y, finalmente, decidí colectivizar la idea y proponerles el mismo ejercicio.




 

-En tu libro mencionas cómo en las consultas médicas se receta el silencio, ya sabemos que de lo que no se habla parece no existir, ¿consideras que la ruptura de ese silencio, junto con la visibilidad pública y global de las personas intersex, podría ser un motor esencial para impulsar un cambio profundo y necesario que por fin acabe con este sistema binario?

A día de hoy, muchas personas intersex celebramos la diversidad que representan nuestros cuerpos y sentimos orgullo del jaque que suponen para el sistema binario. Es más, somos conscientes de la oportunidad que ofrecen a la hora de deconstruir las categorías sexuales dicotómicas y de reconfigurar ideas estáticas y estéticas sobre dos tipos de cuerpos femenino-masculino. Todas las personas, en mayor o menos grado, sentimos presión por cuestiones que tienen que ver con las características sexuales. Ningún cuerpo, nunca, es igual a otro en lo que se refiere al desarrollo sexual. Las variaciones anatómicas, el conjunto de posibilidades que la biología imprime sobre los cuerpos, son infinitas. De hecho, las cirugías impuestas sobre los cuerpos intersex no son más que un medio para proteger ese mundo social, para negar que hay cuerpos que naturalmente o no, lo subvierten todo. Suponen un jaque al patriarcado, al orden social judeocristiano, al sistema capitalista. Confirman que el binarismo sexual no existe como algo innato y que aferrarse a ello implica seguir sometidas a lógicas androcéntricas, etnocéntricas y heteronormativas. Y si bien no podemos dinamitar el sistema establecido de la noche a la mañana, esforcémonos por ampliar las categorías: hay muchos cuerpos de mujeres y hay muchos cuerpos de hombres. Todos ellos deberían ser deseables, celebrados, válidos.

 

-En un capítulo de tu libro lanzas una pregunta que te devolvemos: ¿Por qué no interesa que existan imaginarios corporales que incluyan: un fenotipo femenino y unos testículos internos; una corporalidad con barba y mamas; un fenotipo masculino pero con ovarios y útero? ¿Por qué molestan tanto unos cuerpos, hasta tal punto de corromperlos y castigarlos? La verdad es que los cuerpos intersex han sido y son los más castigados. Solo la palabra “protocolo” ya da una dimensión de lo penalizadas y vigiladas que están estas corporalidades.

Hablar desde un cuerpo intersex y reivindicarlo implica quebrantar los cimientos de toda lógica corporal-sexual binaria, también del régimen heterosexual. Y, esta lógica, ha sido construida en el mismo sistema en el que hemos sido socializadas las personas que nos nombramos intersex. Solo por esto, nuestros cuerpos son políticos. Están fuera de la cisheteronorma. No existen. Hay unos arquetipos estéticos sobre dos tipos de cuerpos: femenino y masculino. Solo dos, estrictos y rígidos. O eres esto con unas características X o eres lo otro con unas características Y. No hay más posibilidades. Cuerpos reproductivos-productivos o cuerpos infértiles. Cuerpos válidos o cuerpos que no importan. Cuerpos sanos o cuerpos enfermos. Cuerpos deseables-con derecho a desear o cuerpos monstruosos. Tener un cuerpo intersex, tiene un coste. Por eso, hemos estado relegadas a los márgenes y nos está costado tanto esfuerzo salir de la patologización ejercida sobre nuestros cuerpos.

 

-También nos hablas de esa especie de “consejo desinformativo” que se hace desde la institución médica a las personas intersex y a sus familias. Bajo la excusa de la salud, se aconsejan las operaciones en un intento de “binarizar” estas corporalidades ¿hemos pasado de la obligación para seguir protocolos con las personas intersex al “paternalismo médico” que en el fondo sigue favoreciendo y perpetuando el sistema binario?

Las preguntas que yo os lanzo aquí son las siguientes: ¿influye la moral judeocristiana a la hora de patologizar a los cuerpos disidentes?, ¿se tiene en cuenta una perspectiva de género y feminista dentro de los protocolos y comités de bioética?. Asimismo, ese paternalismo, la asimetría y las relaciones jerárquicas entre médicos-pacientes, vienen de la posición, del estatus, que hemos ido concediendo a la biomedicina a nivel sociocultural. Tú vas a un profesional de la salud porque necesitas información, respuestas. Quiénes mejor formades para proporcionártela. Pero, en muchas ocasiones, con respecto a la sexualidad, hay creencias que permanecen intactas y somos las propias pacientes-personas quienes vamos obligando a nuestras médicas a reciclarse en cuestiones que tienen que ver con el sexo, el género, el deseo, la sexualidad. Con respecto a las intersexualidades, nos pasa todo el rato. Por otro lado, cuando hablo con amigues sanitaries, también en formaciones que he impartido dentro de hospitales, me cuentan que ni siquiera dentro los grados de medicina y enfermería se habla de intersexualidades. Más allá de enumerar una serie de diagnósticos y anomalías del desarrollo sexual, no se profundiza en ello, en la dimensión que tiene. Mucho menos se incorpora esa perspectiva de género, feminista, tan necesaria. También, por todo esto, es tan importante que se creen centros de referencia con equipos multidisciplinares de asistencia que incorporen estas nociones. En las Islas Baleares, se acaba de presentar un protocolo pionero de atención integral a personas intersex que obliga a ello. Y, en Catalunya, la unitat de Trànsit es toda una referencia. Son pequeños grandes pasos que se están dando gracias al activismo y al trabajo de asociaciones intersex como Kaleidos, como Caminar Intersex.

 

-¿Cual es la situación en el Estado español respecto a las políticas con las personas intersex?¿Sirvió de algo la Ley trans de febrero de 2023 para las personas intersex?

Hay una cuestión que no podemos pasar por alto y eso es que, por primera vez, el Estado español ha introducido un artículo, dentro de una ley integral LGTBI+, que prohíbe las mutilaciones genitales en menores intersex. En la actualidad, España se ha convertido en el quinto país de la Unión Europea en prohibir la mutilación genital intersex (IGM). Haciendo referencia al análisis elaborado con posterioridad a la publicación de la ley por la Organización Intersex Europea (OIIE), me gustaría mencionar algunos puntos. En primer lugar, el artículo 19 prohíbe las prácticas de modificación genital no consentidas realizadas a menores intersex de 12 años, salvo en los casos en que la intervención sea necesaria para proteger la salud de la persona. En el caso de los menores intersex de entre 12 y 16 años, estas prácticas están permitidas previa solicitud y consentimiento informado del menor en función de su edad y madurez. Por otro lado, el artículo 74 recoge los derechos de las personas intersex en relación con la atención integral y adecuada de sus necesidades sanitarias, laborales y educativas, el respeto de su derecho a la intimidad, así como disposiciones específicas en relación con el registro del marcador de sexo al nacimiento. También, se incluye a las personas intersex en las todas las disposiciones relacionadas con la educación, el deporte, la cultura, el ciberacoso, el apoyo a las víctimas y la protección internacional. Asimismo, por primera vez en una ley (artículo 19.3), se menciona la necesidad de garantizar la capacidad de las personas intersex de acceder a técnicas de congelación para preservar el tejido gonadal y las células reproductivas para su futura recuperación y uso antes del inicio de cualquier tratamiento que pueda comprometer su capacidad reproductiva. Por el contrario, algunos puntos que generan controversia y hay que revisar serían los siguientes. El artículo 19, si bien prohíbe las modificaciones genitales en menores de 12 años, no aclara a qué se refiere con «proteger la salud de la persona». Bajo esta misma premisa, muchos menores intersex han sufrido durante décadas modificaciones y mutilaciones por cuestiones estéticas sin haber ningún problema específico de salud ni peligro inmediato para la vida de esa persona. En este sentido, sería importante definir de forma adecuada el concepto de salud. Otra de las cuestiones, según el artículo 72.4, existe una obligación de inscribir en el registro civil el sexo de una criatura intersex después de haberse cumplido un año de vida. Esta obligación puede contribuir a que después de esa fecha se aceleren los tratamientos o intervenciones médicas sobre el bebé para adaptar su cuerpo –su genitalidad– a las normas y medidas estéticas impuestas sobre dos genitales muy concretos. Por tanto, aunque la publicación de esta ley haya supuesto un paso importante en la conquista de derechos del colectivo, en materia de intersexualidades es necesario seguir trabajando mucho todavía. 


-¿Cuáles son las demandas en este momento por parte de los colectivos intersex?

En “Las hermafroditas del siglo XXI”, me atreví a elaborar una lista de 12 derechos que deberían ser tenidos en cuenta de manera urgente. Por mencionar algunos: a) Prohibición de toda práctica de modificación de las características sexuales (hormonas, gónadas, genitales) por cuestiones estéticas y no de salud sin el consentimiento de la propia persona; b) Prohibición de toda práctica invasiva e innecesaria, incluyendo las hormonaciones inducidas, con el objetivo de «normalizar» según dos arquetipos binarios estéticos sin el consentimiento de la propia persona; c) Garantizar el acceso de todas las personas a toda la información médica relevante y a su historial médico, incluida la información sobre los diagnósticos relacionados con la variación de las características sexuales de la persona, el proceso de toma de decisiones en relación con los tratamientos e intervenciones y el expediente del paciente; d) Asegurar el acceso de todas las personas, independientemente de su clase/etnia/procedencia/idioma/diversidad-funcional/género, a la información, a una información exhaustiva, actualizada, completa, veraz, plural y objetiva, consensuada dentro de equipos interdisciplinares y comités de ética, comprensible y con todas las opciones disponibles, tanto a las familias como a las propias personas intersex. Información en la que no solo se hable de los procesos técnicos sino también de sus consecuencias, del posible impacto y los probables riesgos de los tratamientos o intervenciones, así como la existencia de alternativas y la posibilidad de posponer esas intervenciones o tratamientos de cualquier tipo; d) Asegurar que existan equipos interdisciplinares dentro de los centros hospitalarios, en los que haya representantes de las diferentes especialidades médicas (pediatría, ginecología, endocrinología, psicología, y cirugía en el caso de se requiriese), representantes del comité de ética interhospitalario y una representación de personas intersex adultas que formen parte de las principales asociaciones.

 

-Un fantasma asola el mundo y es el fantasma del fascismo, del radicalismo conservador, de la ultraderecha ¿te da miedo que las luchas de tantos años por nuestros derechos, por ser sujetos de pleno derecho tengan un retroceso? De hecho en EEUU ya está en plena regresión. ¿Qué armas tenemos para vencer este absolutismo conservador?

Por encima de todo, lo que se pretende es contribuir a un cambio dentro del orden social donde el sujeto intersex, cualquier colectivo dominado y oprimido, deje de ser un grupo subalterno y se convierta en sujeto de derechos. Pero para que el sistema binario, el régimen heteronormativo, la moral judeocristiana, dejen de ser la estructura de dominación y se propicie un cambio epistemológico, debemos empezar por aliarnos todas esas BICHAS RARAS. Somos muches, una horda. Una resistencia fuerte, de todas las disidentes, sería el mejor arma.