-Este libro es una adaptación de tu tesis doctoral. En él haces un recorrido histórico en el que exploras cómo se ha considerado a las personas intersex en el Estado español a lo largo del tiempo, hasta llegar al siglo XXI, donde das voz a diez mujeres intersex —incluyéndote a ti— con quienes mantienes un diálogo. Para comenzar esa narrativa, introduces lo que denominas los "tres hitos": la despatologización, la desarmarización y el acuerpamiento. ¿Qué significan estos tres hitos?
Estos tres
procesos, a los que he denominado hitos, están relacionados con la relevancia
del diagnóstico unido al proceso de desmedicalización, nuestra ruptura del
silencio y posterior salida del armario o desarmarización y al proceso de
colectivizarnos-acuerparnos con personas de la misma comunidad. Las diez
participantes en este libro hemos pasado por ellos y los hemos reconocido como
acontecimientos trascendentales a la hora de construir nuestra identidad
intersex. La despatologización sería el proceso de cambio que se ha producido
en la lectura hacia nuestros nuestros cuerpos. De cuerpos diagnosticados,
enfermos, silenciados y propensos a sufrir una modificación estética impuesta a
cuerpos intersex, sanos y válidos, que pueden ser (ad)mirados desde un lugar
amable, posible y deseable. La desarmarización, el proceso de
aceptación, amor y respeto hacia nuestros cuerpos –una vez conscientes de su
disidencia dentro de un arquetipo corporal binario– que ha implicado una salida
del armario progresiva, íntima o colectiva, en la que hemos ido encontrando qué
palabras comenzar a ponerle a los silencios y cómo ir deshaciendo o
deconstruyendo el tabú. Y el acuerpamiento, el proceso colectivo que ha
emergido al encontrarnos y compartirnos, mientras aprendíamos a mirarnos en las
otras, a desnudarnos con las otras, y a sentirnos vulnerables ante ellas.
Siempre con el deseo de construir una familia para convertirnos, a diferentes
ritmos y niveles, en activistas por la visibilidad intersex y luchar para que
no se vulneren nunca más nuestros derechos humanos.
-Además,
dentro de la metodología que utilizas, mencionas los "soliloquios
corporales". ¿Podrías explicar en qué consiste esta herramienta y cuál es
su importancia en el proceso de investigación?
La herramienta metodológica propuesta, para recoger las voces de
las participantes, ha sido los soliloquios
corporales. ¿Qué es esto? Según
la definición que yo construí, inspirándome en otras herramientas metodológicas
como los itinerarios corporales, sería: «conversaciones a solas con una misma,
guiadas por una batería de preguntas dadas por mí para invitar a la reflexión
de las otras, que emergen al recurrir a la memoria sobre las experiencias
encarnadas en nuestros cuerpos (por ser) intersex y que son, además, relatadas
en voz alta y almacenadas en un dispositivo de audio». Estas reflexiones han
sido grabadas a través de mensajes de voz de WhatsApp que, posteriormente, me
enviaban para ser utilizadas como trabajo de campo. La narrativa final,
extraída del mensaje de voz, es finalmente transcrita. ¿Cómo nace esta
propuesta? En tiempos de pandemia. La situación de crisis sanitaria me hizo
adaptar todo el trabajo de campo y pensar en cómo recoger las historias de vida
desde la distancia. Así que, de la misma forma que mi proceso autobiográfico,
los soliloquios nacen en un rincón de mi habitación, con la grabadora en la
mano, y conversando conmigo misma. Posteriormente, me escucho y lo transcribo.
Antes de trabajar así, cuando me ponía a escribir sobre mi experiencia intersex
estaba modificando constantemente el relato. Eso me llevaba a perder la
naturalidad y espontaneidad que buscaba. Por eso, traté de evitar que ocurriese
lo mismo con las participantes. Y, finalmente, decidí colectivizar la idea y
proponerles el mismo ejercicio.
-En tu
libro mencionas cómo en las consultas médicas se receta el silencio, ya sabemos
que de lo que no se habla parece no existir, ¿consideras que la ruptura de ese
silencio, junto con la visibilidad pública y global de las personas intersex,
podría ser un motor esencial para impulsar un cambio profundo y necesario que
por fin acabe con este sistema binario?
A día de hoy, muchas personas intersex celebramos la diversidad que
representan nuestros cuerpos y sentimos orgullo del jaque que suponen para el
sistema binario. Es más, somos conscientes de la oportunidad que ofrecen a la
hora de deconstruir las categorías sexuales dicotómicas y de reconfigurar ideas
estáticas y estéticas sobre dos tipos de cuerpos femenino-masculino. Todas las
personas, en mayor o menos grado, sentimos presión por cuestiones que tienen
que ver con las características sexuales. Ningún cuerpo, nunca, es igual a otro
en lo que se refiere al desarrollo sexual. Las variaciones anatómicas, el
conjunto de posibilidades que la biología imprime sobre los cuerpos, son
infinitas. De hecho, las cirugías impuestas sobre los cuerpos
intersex no son más que un medio para proteger ese mundo social, para negar que
hay cuerpos que naturalmente o no, lo subvierten todo. Suponen un jaque al
patriarcado, al orden social judeocristiano, al sistema capitalista. Confirman
que el binarismo sexual no existe como algo innato y que aferrarse a ello
implica seguir sometidas a lógicas androcéntricas, etnocéntricas y
heteronormativas. Y si bien no podemos dinamitar el sistema establecido de la
noche a la mañana, esforcémonos por ampliar las categorías: hay muchos cuerpos
de mujeres y hay muchos cuerpos de hombres. Todos ellos deberían ser deseables,
celebrados, válidos.
-En un
capítulo de tu libro lanzas una pregunta que te devolvemos: ¿Por qué no
interesa que existan imaginarios corporales que incluyan: un fenotipo femenino
y unos testículos internos; una corporalidad con barba y mamas; un fenotipo
masculino pero con ovarios y útero? ¿Por qué molestan tanto unos cuerpos, hasta
tal punto de corromperlos y castigarlos? La verdad es que los cuerpos intersex
han sido y son los más castigados. Solo la palabra “protocolo” ya da una
dimensión de lo penalizadas y vigiladas que están estas corporalidades.
Hablar
desde un cuerpo intersex y reivindicarlo implica quebrantar los cimientos de
toda lógica corporal-sexual binaria, también del régimen heterosexual. Y, esta
lógica, ha sido construida en el mismo sistema en el que hemos sido
socializadas las personas que nos nombramos intersex. Solo por esto, nuestros
cuerpos son políticos. Están fuera de la cisheteronorma. No existen. Hay unos
arquetipos estéticos sobre dos tipos de cuerpos: femenino y masculino. Solo
dos, estrictos y rígidos. O eres esto con unas características X o eres lo otro
con unas características Y. No hay más posibilidades. Cuerpos
reproductivos-productivos o cuerpos infértiles. Cuerpos válidos o cuerpos que
no importan. Cuerpos sanos o cuerpos enfermos. Cuerpos deseables-con derecho a
desear o cuerpos monstruosos. Tener un cuerpo intersex, tiene un coste. Por
eso, hemos estado relegadas a los márgenes y nos está costado tanto esfuerzo
salir de la patologización ejercida sobre nuestros cuerpos.
-También
nos hablas de esa especie de “consejo desinformativo” que se hace desde la
institución médica a las personas intersex y a sus familias. Bajo la excusa de
la salud, se aconsejan las operaciones en un intento de “binarizar” estas
corporalidades ¿hemos pasado de la obligación para seguir protocolos con las
personas intersex al “paternalismo médico” que en el fondo sigue favoreciendo y
perpetuando el sistema binario?
Las preguntas que yo os lanzo aquí son las siguientes: ¿influye
la moral judeocristiana a la hora de patologizar a los cuerpos disidentes?, ¿se
tiene en cuenta una perspectiva de género y feminista dentro de los protocolos
y comités de bioética?. Asimismo, ese paternalismo, la asimetría y las
relaciones jerárquicas entre médicos-pacientes, vienen de la posición, del
estatus, que hemos ido concediendo a la biomedicina a nivel sociocultural. Tú
vas a un profesional de la salud porque necesitas información, respuestas.
Quiénes mejor formades para proporcionártela. Pero, en muchas ocasiones, con
respecto a la sexualidad, hay creencias que
permanecen intactas y somos las propias pacientes-personas quienes vamos
obligando a nuestras médicas a reciclarse en cuestiones que tienen que ver con
el sexo, el género, el deseo, la sexualidad. Con respecto a las
intersexualidades, nos pasa todo el rato. Por otro lado, cuando hablo con amigues
sanitaries, también en formaciones que he impartido dentro de hospitales, me
cuentan que ni siquiera dentro los grados de medicina y enfermería se habla de
intersexualidades. Más allá de enumerar una serie de diagnósticos y anomalías
del desarrollo sexual, no se profundiza en ello, en la dimensión que tiene.
Mucho menos se incorpora esa perspectiva de género, feminista, tan necesaria.
También, por todo esto, es tan importante que se creen centros de referencia
con equipos multidisciplinares de asistencia que incorporen estas nociones. En
las Islas Baleares, se acaba de presentar un protocolo pionero de atención
integral a personas intersex que obliga a ello. Y, en Catalunya, la unitat de
Trànsit es toda una referencia. Son pequeños grandes pasos que se están dando
gracias al activismo y al trabajo de asociaciones intersex como Kaleidos, como
Caminar Intersex.
-¿Cual
es la situación en el Estado español respecto a las políticas con las personas
intersex?¿Sirvió de algo la Ley trans de febrero de 2023 para las personas
intersex?
Hay una cuestión que no podemos pasar
por alto y eso es que, por primera vez, el Estado español ha introducido un
artículo, dentro de una ley integral LGTBI+, que prohíbe las mutilaciones
genitales en menores intersex. En la actualidad, España se ha convertido en el
quinto país de la Unión Europea en prohibir la mutilación genital intersex
(IGM). Haciendo referencia al análisis elaborado con posterioridad a la
publicación de la ley por la Organización Intersex Europea (OIIE), me gustaría
mencionar algunos puntos. En primer lugar, el artículo 19 prohíbe las prácticas
de modificación genital no consentidas realizadas a menores intersex de 12
años, salvo en los casos en que la intervención sea necesaria para proteger la
salud de la persona. En el caso de los menores intersex de entre 12 y 16 años,
estas prácticas están permitidas previa solicitud y consentimiento informado
del menor en función de su edad y madurez. Por otro lado, el artículo 74 recoge los
derechos de las personas intersex en relación con la atención integral y
adecuada de sus necesidades sanitarias, laborales y educativas, el respeto de
su derecho a la intimidad, así como disposiciones específicas en relación con
el registro del marcador de sexo al nacimiento. También, se incluye a las
personas intersex en las todas las disposiciones relacionadas con la educación,
el deporte, la cultura, el ciberacoso, el apoyo a las víctimas y la protección
internacional. Asimismo, por primera vez en una ley (artículo 19.3), se
menciona la necesidad de garantizar la capacidad de las personas intersex de
acceder a técnicas de congelación para preservar el tejido gonadal y las
células reproductivas para su futura recuperación y uso antes del inicio de
cualquier tratamiento que pueda comprometer su capacidad reproductiva. Por el
contrario, algunos puntos que generan controversia y hay que revisar serían los
siguientes. El artículo 19, si bien prohíbe las modificaciones genitales en
menores de 12 años, no aclara a qué se refiere con «proteger la salud de la
persona». Bajo esta misma premisa, muchos menores intersex han sufrido durante
décadas modificaciones y mutilaciones por cuestiones estéticas sin haber ningún
problema específico de salud ni peligro inmediato para la vida de esa persona.
En este sentido, sería importante definir de forma adecuada el concepto de
salud. Otra de las cuestiones, según el artículo 72.4, existe una obligación de
inscribir en el registro civil el sexo de una criatura intersex después de
haberse cumplido un año de vida. Esta obligación puede contribuir a que después
de esa fecha se aceleren los tratamientos o intervenciones médicas sobre el
bebé para adaptar su cuerpo –su genitalidad– a las normas y medidas estéticas
impuestas sobre dos genitales muy concretos. Por tanto, aunque la publicación
de esta ley haya supuesto un paso importante en la conquista de derechos del
colectivo, en materia de intersexualidades es necesario seguir trabajando mucho
todavía.
-¿Cuáles son las demandas en este momento por parte de los colectivos intersex?
En “Las hermafroditas del siglo XXI”, me atreví a elaborar una lista
de 12 derechos que deberían ser tenidos en cuenta de manera urgente. Por
mencionar algunos: a) Prohibición de toda práctica de modificación de las
características sexuales (hormonas, gónadas, genitales) por cuestiones
estéticas y no de salud sin el consentimiento de la propia persona; b)
Prohibición de toda práctica invasiva e innecesaria, incluyendo las
hormonaciones inducidas, con el objetivo de «normalizar» según dos arquetipos
binarios estéticos sin el consentimiento de la propia persona; c) Garantizar el
acceso de todas las personas a toda la información médica relevante y a su
historial médico, incluida la información sobre los diagnósticos relacionados
con la variación de las características sexuales de la persona, el proceso de
toma de decisiones en relación con los tratamientos e intervenciones y el
expediente del paciente; d) Asegurar el acceso de todas las personas,
independientemente de su clase/etnia/procedencia/idioma/diversidad-funcional/género,
a la información, a una información exhaustiva, actualizada, completa, veraz,
plural y objetiva, consensuada dentro de equipos interdisciplinares y comités
de ética, comprensible y con todas las opciones disponibles, tanto a las familias
como a las propias personas intersex. Información en la que no solo se hable de
los procesos técnicos sino también de sus consecuencias, del posible impacto y
los probables riesgos de los tratamientos o intervenciones, así como la
existencia de alternativas y la posibilidad de posponer esas intervenciones o
tratamientos de cualquier tipo; d) Asegurar que existan equipos
interdisciplinares dentro de los centros hospitalarios, en los que haya
representantes de las diferentes especialidades médicas (pediatría,
ginecología, endocrinología, psicología, y cirugía en el caso de se
requiriese), representantes del comité de ética interhospitalario y una
representación de personas intersex adultas que formen parte de las principales
asociaciones.
-Un
fantasma asola el mundo y es el fantasma del fascismo, del radicalismo
conservador, de la ultraderecha ¿te da miedo que las luchas de tantos años por
nuestros derechos, por ser sujetos de pleno derecho tengan un retroceso? De
hecho en EEUU ya está en plena regresión. ¿Qué armas tenemos para vencer este absolutismo conservador?
Por encima de todo, lo que se pretende es contribuir a un cambio
dentro del orden social donde el sujeto intersex, cualquier colectivo dominado
y oprimido, deje de ser un grupo subalterno y se convierta en sujeto de
derechos. Pero para que el sistema binario, el régimen heteronormativo, la
moral judeocristiana, dejen de ser la estructura de dominación y se propicie un
cambio epistemológico, debemos empezar por aliarnos todas esas BICHAS RARAS.
Somos muches, una horda. Una resistencia fuerte, de todas las disidentes, sería
el mejor arma.