jueves

YO SE QUIÉN SOY por ITZIAR ZIGA

Natacha e Itzi berreando El punto de partida en La Bata, 2007


En las últimas y sobredimensionadísimas polémicas feministas al calor de la inminente aprobación de la Ley Trans, ha habido un argumento especialmente bajuno de las que se oponen a los derechos de otra gente: que las mujeres estaremos más en peligro si las y los transexuales pueden cambiar su género en el registro sin la autorización del Estado. ¿? Las mujeres trans son violentadas por machos como el resto de las mujeres, solo que todavía más. Pasa igual con las mujeres funcionalmente diversas, con las putas, con las indigentes, con las migrantes en tránsito… Ser paria además de mujer, redoblará el machismo contra ti: lo sabemos porque llevamos conchabadas entre todas desde que existe el patriarcado. Y, porque estamos juntas de mil maneras y en mil batallas, hace ya tiempo que hablamos de transfeminicidios. Parece mentira que tengamos que aclarar que las mujeres trans asesinadas son mujeres asesinadas.


Como bien sabemos, no nos han regalado nada: hemos tenido que convencer y pelear por todos y cada uno de los derechos conseguidos. ¡Y lo que nos queda! El derecho a la autodeterminación de género no suena tan excitante, inédito y audaz por ser una posmodernez, no: trans y otras quimeras han habido siempre y en todos los confines de la Tierra. Más o menos ocultas, más o menos apreciadas, más o menos vivas, más o menos posibles. Que nuestra forma de reproducción sea sexuada jamás significó que solo haya dos maneras de ser humanas: hombre o mujer. Ni el más facha suscribiría eso, para empezar porque se erige por diferente y por encima de otros hombres. Y: qué coño es un hombre, qué hostias es una mujer. Entonces, ¿por qué una criatura que fue registrada al nacer de forma errónea a como se siente entre las dos únicas opciones, hombre o mujer, tiene que pelear contra el mundo durante décadas por su propia identidad?, ¿por qué tiene que suplicarle al Estado que le reconozca ser quien es? Mi cuerpo es mío, mi identidad es cosa mía, yo sé quien soy.