Itziar Ziga. Foto: Muriel Toussaint |
Creo que he perdido la cabeza.
¡Yo soy La Reina!
O no.
¿Dónde están mis vestidos?, ¿dónde están mis amigas?
Me ha parecido verte, María Teresa. Tu hermosa cabeza sobre una pica entre los barrotes. Fuimos tan disolutas. Ni con todo el oro y la sangre de Francia costeábamos una sola de nuestras fiestas. Despilfarradora, ímproba, extranjera, estantigua, arpía, mala pécora.
¿Arrepentida?
De no haber quemado París para calentarme la menos inspirada de mis noches.
Que el pueblo pasa hambre, ¡pues que se metan speed!
Al menos desplumé un Imperio por amor a la fiesta, no a la guerra como los hombres.
¡Malditos hombres, no habéis parado hasta hacerme presa!
Aunque, la verdad, soy yo la que no he parado de tocaros los cojones desde que nos traicionasteis en la Revolución.
Oh, fétido Marat, por fin una furia como yo te dio muerte.
Robespierre, traidor pichacorta, te reto a un duelo.
A mordiscos te ganaba, cobarde.
Ni vuestra guillotina me ha callado, buena soy yo.
¡Qué las mujeres no podemos hablar, qué no podemos gobernar, qué somos las chachas del pueblo!
Voy a daros el coñazo hasta el fin de los tiempos.
(Marselleseando) lalalalalalalalala...
Uy, uy, uy,... ya estoy otra vez hablando sola. ¿Cómo me llamaba...?, ¿quién era yo?
La loca del desván.
Pero cuál de ellas, este desván está petado de locas.
¿Qué perdí antes, la chaveta o la libertad?
La Loca, la Loca ¡qué me llamo Juana!
Turulata por amor decís, pobres idiotas. No enloquecí, me enamoré tras su muerte. Nuestra luna de miel fueron aquellos ocho meses abrazando su cuerpo putrefacto, los gusanos y yo, por los campos de Castilla. Loca de amor no, necrófila. Mientras me deleitaba con la descomposición de Felipe, dentro de mi crecía nuestra última hija. Catalina.
¡Acaso no seré mi hermana Catalina, encerrada en el castillo de Kimbolton!
O mi sobrina María, que llegará a ser reina de Inglaterra.
Sin dientes, los perdió cautiva en la Torre de Londrés.
¿Quién necesita sonreír cuando puede eliminar enemigos como una despendolada?
Mata por todas nosotras, María, ¡mata!
María Antonieta, ¡quema París!
Calor, calor,... los vientos gélidos de Normandía pueden ser el peor de los encierros.
Yo, reina de Navarra, muerta de frío en esta puta torre sin paredes.
Urraca me llaman, reina de León.
En esta torre me ha encerrado mi segundo marido, harto de que conspire como un hombre.
Ay Alfonso, ya vienen a rescatarme de nuevo.
Hasta enclaustrada mando más que tú.
¡Pero qué obsesión tenéis con encerrar a las mujeres!
Algunas llegamos a rebanarnos las narices para ser libres.
Crecí desterrada bajo el sol de las Antillas, hija de los últimos colonos, rodeada de vudú. Me casaron con un hacendado inglés. Olía a este moho que ha sido mi destino.
Soy la loca del desván pero no me resigno, es lo que tenemos las locas.
Cada noche me escapo, mientras duermen.
Bajo a su habitación y le susurro:
Jane Eyre, estás tan encerrada como yo.
Prendamos fuego a la casa y huyamos juntas.
Es lo que tenemos las prisioneras, todo el tiempo del mundo.
Sé que tarde o temprano, me hará caso.
Monólogo de Itziar Ziga, escrito para La Retaguardia del Arte de María Perkances que tuvo lugar en el Madame Jasmine de Barcelona.
Exposición: "Infancias truncadas" Loy Lloy.
Voz intro: Itziar Ziga.
Música: "The lost ópera" Kimera.
Edición y montaje: Karmen Tep.
Lugar: Madame Jasmine.
Espacio dedicado al fomento de subproductos y otras infamias.
https://www.facebook.com/madamejasmine/