¿La escuela reproduce conductas homófobas o transfóbicas?
Tenemos una visión todavía idealizada del colegio, como
un espacio para el aprendizaje de los niños, como si fuera realmente un
espacio de libertad. No se trata simplemente de que el colegio
reproduzca conductas homófobas, transfóbicas o estereotipos machistas,
sino que es una de las instituciones claves donde se lleva a cabo el
proceso de normalización de género o de sexualidad. Y éste es un proceso
violento. Curiosamente dos de los espacios más violentos, el doméstico y
el colegio, son aquellos que están más idealizados en nuestro
imaginario como espacios de protección de la infancia. Hay que
desmitificar estos espacios. En los años 60 se inicia una crítica, desde
los movimientos feministas, homosexuales y más tarde movimientos
transsexual y transgénero, de la violencia inherente a estos espacios
pedagógicos, pero hay todavía mucho trabajo por hacer.
Hoy la institución colegio está en una crisis profunda. Por una parte,
la transformación neoliberal ha supuesto un derrumbe de una institución
que era fundamentalmente pública y vinculada a la regulación estatal.
Nos encontramos por tanto en una situación inédita. Por una parte,
tenemos que defender la institución colegio, como un derecho universal,
pero al mismo tiempo, necesitamos criticar las violentas normas de
género y sexuales en las que históricamente se apoya.