"Soy una persona" y "me considero ciudadana del mundo" son dos de las tres gilipolleces comunes que mas me irritan. ("De tan buena, parezco tonta" completa mi particular lista de sandeces de manual. No lo olvidéis, conservar la distancia de precaución con quien sea capaz de atribuirse tanta bondad:estaréis delante de un cabrón manipulador de marca mayor.)
Lo de gritar a los cuatro vientos que todas somos iguales,personas humanas, esencialmente idénticas, es una trampa de los discursos de la modernidad que trata de invisibilizar las injusticias mas brutales bajo el manto de la democracia y los derechos humanos. Es tan insultante y perverso como los blancos que aseguran sentirse por dentro negros. No te jode, pues hazte un transplante de piel, ensánchate los rasgos faciales y sal a comerte el mundo como negro. Ya veras como aumentan estrepitosamente tus probabilidades de terminar en la cárcel o en la miseria y a quien se anuncia como ciudadana del mundo:pues cruza el estrecho de Gibraltar como europea (en ferry) y luego intenta regresar como africana (en patera). Veras que gracia te hace descubrir en tu propia carne la violencia de esas fronteras que a ti parecían no afectarte.
Lo de gritar a los cuatro vientos que todas somos iguales,personas humanas, esencialmente idénticas, es una trampa de los discursos de la modernidad que trata de invisibilizar las injusticias mas brutales bajo el manto de la democracia y los derechos humanos. Es tan insultante y perverso como los blancos que aseguran sentirse por dentro negros. No te jode, pues hazte un transplante de piel, ensánchate los rasgos faciales y sal a comerte el mundo como negro. Ya veras como aumentan estrepitosamente tus probabilidades de terminar en la cárcel o en la miseria y a quien se anuncia como ciudadana del mundo:pues cruza el estrecho de Gibraltar como europea (en ferry) y luego intenta regresar como africana (en patera). Veras que gracia te hace descubrir en tu propia carne la violencia de esas fronteras que a ti parecían no afectarte.
Que se lo digan a Deborah, una puta trans sin papeles muy morena y colombiana eso de que todos somos iguales.
Claro,las identidades mas evidentes son siempre las desventajosas, las repudiadas,las inferiorizantes.No es muy habitual escuchar a alguien presentarse así: hola, soy Pablo, un bio-hombre, blanco, heteronormativo, machista, homófono, privilegiado y por tanto, facha, es decir, empeñado en que las cosas sigan exactamente como están porque me favorecen, incluso que mejoren para mi y se pongan todavía mas chungas para la inmensa mayoría de la población. De hecho, Pablo es bastante fácil que en alguna cena de empresa en que se sienta especialmente inspirado anuncie que se considera "una persona y un ciudadano del mundo".Y dos cubatas después incluso puede soltar aquello de que es "demasiado bueno",aunque esta tercera perla es mas típicamente femenina. Y cuatro tragos mas tarde, es bastante fácil que junto a sus compañeros de trabajo acabe en la whiskeria"Las Vegas" y elija a Deborah entre el resto de las chicas y le eche un polvo (si es que con tantas copas todavía empalma) y puede que hasta sea mas amable con ella de lo que ha sido los últimos veinte años con su esposa. Y al día siguiente, aparte del resacón y del miedo a que sus compañeros se hubieran percatado de que escogió precisamente a la trans (por lo que tendrá que esmerarse en proclamar su virilidad a través de todos los cometarios homófobos que sea capaz de emitir), todo seguirá igual para él. Pensará que a quien no le van bien las cosas, es porque no vale o porque no quiere.
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Itziar Ziga es periodistx y autorx de Devenir perra, Un zulo propio, Glamur i resistència y Sexual herria y escribe habitualmente en Hasta la limusina siempre.