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PRÓLOGO de "Disidentes de género. La nueva generación" por R. LUCAS PLATERO MÉNDEZ



Hay libros que hablan de historia de las personas trans y hay libros que son historia de las personas trans. En este caso, hablamos de un libro (en realidad nos referiremos a dos volúmenes) que forma parte de la historia norteamericana de la teoría queer y las personas trans, que ha sido espejo de cómo se la moldeado la resistencia trans.

El primero libro es Disidentes de género: Sobre los hombres, las mujeres y el resto (Gender Outlaw: On Men, Women and the Rest of Us) y que aún no se ha traducido al castellano; fue publicado en 1994 por Kate Bornstein y ha sido un libro relevante tanto en el activismo como en la academia, generando una importante discusión sobre qué supone romper las normas de género y ser así personas fuera de la ley del binarismo. Surgió en un momento en el que todavía hacía falta demostrar que las personas trans y todas aquellas que exceden los límites de las normas rígidas, aburridas y repetitivas del binarismo, existían y eran maravillosas. Es decir, en un momento emergente de derechos civiles y luchas de los diferentes movimientos sociales que basaban su activismo en la creación de identidades fuertes, a menudo, naturalizando tales identidades; pero también fue un tiempo en el que surgía la teoría queer y toda la discusión sobre la performatividad; la construcción del sexo y el género; cómo el sexo fue siempre género; y cómo se ha utilizado el binarismo de género para organizar un mundo desigual, un binarismo de cuya relevancia no siempre somos conscientes. En este contexto, surgía un grupo de personas que necesitaba luchar por el derecho a existir y ser reconocidas, y ser reconocidas más allá de los parámetros normativos de las identidades LGTB, o de la identidad transexual en concreto, ocupando espacios más fronterizos, complejos y ambiguos que los que se podía nombrar y señalar con esas etiquetas.
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Ya en 2010, Kate Bornstein se embarca con S. Bear Bergman, en la publicación de un segundo volumen, Gender Outlaw: The Next Generation. Son dos personas trans críticas, conocidas en el contexto activista norteamericano y que tienen una extensa bibliografía y presencia pública, si bien su trabajo aún no se ha traducido al español. Este nuevo texto de Disidentes de género es un texto polifónico y de formato múltiple que se dirige a una nueva generación de personas trans que tienen necesidades un tanto distintas que aquellas a las que se dirigía el primer volumen. Esta segunda generación, una nueva ola de personas jóvenes que viven en un contexto social donde la transexualidad existe y que se hace visible, pero que además necesita ser reconocida como espacio corporal, identitario y personal mucho más amplio, plural y que reconozca a todas las personas que desean identificarse como parte de esta disidencia de género, que pueden utilizar el término «trans» de maneras mucho más diversas. Con un espíritu netamente interseccional, con estos relatos se señala que estas identidades trans no surgen de manera aislada, sino que se construyen necesariamente atravesadas por organizadores sociales como son la raza, la clase social, la diversidad funcional, el origen étnico y nacional, entre otros, y que en este caso se sitúan en un contexto muy determinado, el norteamericano.

Es una generación que se enfrenta críticamente a las restricciones legales, médicas o sociales que señalan la transexualidad como un «problema con el que se nace» (la disforia de género), una «dificultad a la que sobreponerse» o simplemente un lugar victimizante. De hecho, es relevante que en este texto se elige hablar de la disidencia de género (con muchos sinónimos posibles), y no solo referida a la transexualidad, creando un espacio político amplio para dar un sentido a estas experiencias íntimas pero que también son colectivas, rompiendo con la política identitaria de quién es y quién no es, quién tiene y quién no tiene un diagnóstico reconocido o quién se merece o no acceder a ciertos derechos. No se trata así de dar continuidad a la política meritoria de derechos a quienes cumplen con los requisitos oficiales, sino más bien de crear un debate muy rico sobre qué supone el tránsito y sus beneficios, la corporalidad trans, el passing o pasar desapercibida, el deseo, embarazarse y tener criaturas, qué supone ser trans en diferentes contextos culturales, religiosos o históricos, los espacios segregados y los baños, el drag, cómo elegir un nombre cuando no se es una persona blanca, entre otros.

Por otra parte, la noción de dos momentos históricos para las personas trans que aparece en el libro, afirmando la existencia de un salto generacional, no solo es representativa para este contexto norteamericano, o para este libro, sino que representa adecuadamente también la historia reciente del Estado español, de otros lugares en Latinoamérica y de muchos países europeos. Para el caso del Estado español, aquellas personas que han vivido bajo la represión franquista y para quienes la disidencia de género les supuso una gran represión conviven con generaciones nacidas en democracia, para quienes el activismo online, las identidades no binarias o ver personajes trans en las series de televisión es algo común. Este salto, en realidad, es una convivencia no siempre fácil. Son dos olas de un movimiento social que ha necesitado afirmar su identidad para después poder complejizarla; de personas que han tenido que pagar caro con sus vidas y sus cuerpos el hecho de poder ser. Recordemos que en la España de la dictadura de Franco la homosexualidad era una forma de nombrar la sexualidad no normativa, por tanto, se entendía que la transexualidad y el travestismo eran formas extremas de tal homosexualidad, siendo castigadas con la Ley de Vagos y Maleantes (1954), y más tarde la de Peligrosidad Social (1970). En este período dictatorial, la disidencia de género era un pecado, un delito y una enfermedad, lo cual hacía difícil poder escapar a la represión formal e informal (Platero, 2015). Por otra parte, el concepto de transexualidad no circula y se utiliza en el Estado español hasta los años 50 del siglo pasado (Vázquez, 2011), lo cual nos recuerda cuán reciente es nuestra forma actual de entender la ruptura con los patrones binarios, rupturas por otra parte que han existido siempre. Esta generación de supervivientes de la dictadura constituye un movimiento trans valiente, liderado por mujeres que a menudo tuvieron que recurrir al trabajo sexual, y que han sabido luchar contra el destierro, las cárceles y la represión policial, los tratamientos de terapia reparativa, electroshocks y lobotomías.


En este tránsito entre generaciones han podido surgir interrogantes importantes sobre qué es esto de ser mujer u hombre, u otras identidades, como ya hizo en parte el feminismo. Por ejemplo, Kim Pérez en las Jornadas Feministas de Córdoba del año 2000, preguntaba si se podía ser una mujer y transexual (y feminista), en un contexto político en el que el feminismo se abría a incluir a las mujeres trans y abordar el controvertido debate de la prostitución. Poder aceptar que hay quienes entienden las identidades y las corporalidades de una manera distinta y más creativa que lo que dicen los psiquiatras, abogados o curas, que hay personas que son capaces de entenderse más allá de las palabras y conceptos que usamos habitualmente, es un desafío encarnado y que no siempre se resuelve con la aceptación que desearíamos. Adolescentes que se nombran usando la «e» para terminar las palabras que están generizadas, que ven y producen vídeos en YouTube sobre los efectos de la testosterona en sus cuerpos, o que están en grupos secretos de Facebook o en Instagram hablando de cómo feminizar sus cuerpos, donde conseguir ropa de su talla, o que plantean que sus familias no entienden sus vivencias no binarias...  Antes y ahora, siempre ha habido quien ha roto las normas de género, incluso con las normas alternativas que creamos las propias personas disidentes de género. Sin embargo, lo que parece que siempre permanece es el cambio en la significación social de tales rupturas, la diferente trascendencia social que pueden tener, y la expresión diversa de tales disidencias.

Estos dos libros mapean así momentos históricos clave para las personas y los derechos trans, y consiguen unir y ponen en diálogo a estas dos generaciones de disidentes de género. Este espacio posible de encuentro nos facilita poder pensar una historia reciente de un movimiento social que es aún muy joven pero también es combativo, permite entender el imaginario colectivo sobre la disidencia sexual y facilita poder reconocer los esfuerzos que se han hecho y se hacen para poder vivir de acuerdo a nuestras necesidades, independientemente de qué generación sea.


El libro está organizado de una manera divertida y creativa, entre conversaciones de Kate y S. Bear, que abren y cierran el texto, en un tono íntimo y flirteante, y que nos permite asomarnos de manera cómplice a cómo se concibe este volumen. Representan encarnadamente justo esta idea de dos generaciones que coexisten y se encuentran para compartir una lucha, y aprovechan esta circunstancia para transmitir esta oportunidad para el diálogo. Las contribuciones están organizadas en cinco bloques que abordan qué supone ser disidente de género, reimaginar lo trans, la corporalidad y el deseo, las diferencias al interior de lo trans y la disidencia de género y la lucha trans. Entre estos grandes bloques nos regalan, a modo de bonus tracks de los CD, textos a modo de interludio. Además, una característica importante de este libro es la variedad de autorías así como de formatos que ofrece, que incluyen la poesía, las tiras de cómic, las recetas, los ensayos intimistas, los ensayos más académicos, los cuentos, los cuestionarios, el texto artístico de una performance... Se trata de una apuesta creativa, tanto como las propias personas disidentes de género y que ojalá tuviera una contrapartida en un volumen similar producido en español desde ambos lados del océano.

Ambas obras consiguen demostrar que no hay una sola forma de ser trans, sino que somos un conjunto plural y poliforme de disidentes de género. Con estos testimonios y aportaciones se hace evidente que es posible desafiar la narrativa médica, aquella que describe una ruta única y patologizante para una persona que es transexual, como un tránsito típico de mujer a hombre o viceversa, ofreciendo historias de otras experiencias, identidades, corporalidades y relaciones. Pone encima de la mesa que, si bien el binarismo está presente en las vidas de todas las personas en nuestra cultura occidental, algunas personas consiguen resistirse y hacer de sus experiencias un lugar vivible.
Bibliografía

-Pérez Fernández Fígares, Kim (2000). ¿Mujer o trans? La inserción de las mujeres transexuales en el movimiento feminista. Jornadas Feministas Estatales de Córdoba.
-Platero Méndez, R. Lucas (2015). Por un chato de vino. Historias de travestismo y masculinidad femenina. Barcelona: Bellaterra.
-Vázquez García, Francisco (2011). «¿Por qué en la edad moderna no podía haber transexuales? Cuatro casos de transmutación sexual en España (siglos XVI-XX)». Ubi Sunt? (26): 49-58.

Disidentes de género. La nueva generación

Editorial CONTINTA ME TIENES

Disidentes de género. La nueva generación es un libro colaborativo que recoge las experiencias de más de 50 autorxs queer y trans. Este volumen está coordinado por Kate Bornstein, activista y referente indiscutible en la comunidad LGTBQ en EE. UU. desde los 90; y S. B. Bergman, escritor trans, dramaturgo y cuya obra se centra en el cuestionamiento del binarismo de género. A lo largo de estas páginas se abre un espacio para las nuevas voces de esta generación, voces que hablan desde la escena, las calles, los lugares de trabajo o los ambientes íntimos. Estos textos van más allá de la teoría, abordando la realidad trans y queer desde lo concreto a través de las vidas de sus protagonistas. Encontraremos aportaciones en forma de ensayo, cómic, diálogos o relatos.

Con nuevo prólogo de R. Lucas Platero Méndez.


Kate Bornstein (Nueva Jersey, 1948) es una activista y artista genderqueer o no binaria. Su obra se ha centrado en la afirmación sexual, la anarquía de género y la construcción de una coalición entre quienes viven en los márgenes culturales. Ha recibido numerosos premios de asociaciones civiles.


S. Bear Bergman (Memphis, 1974) es un activista, escritor y dramaturgo trans. Su obra se centra en el cuestionamiento del bnarismo de género. Ha colaborado en diversas antologías sobre toda clase de temas, de lo sagrado a lo profano, pero principalmente se dedica a dar conferencias y presentar performances relacionadas con la identidad de género.