“No embruja quien quiere sino quién puede”
La traducción de una nueva novela de la veterana Maryse Condé, guadalupeña de origen y francesa de adopción, uno de los fenómenos literarios más poderosos, entrañables y valientes del año pasado, es una forma esperanzadora y, a la vez, incómoda de empezar este febrero en esa literatura que mezcla lo lúdico con lo comprometido, lo individual y lo colectivo.