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CRIATURAS SALVAJES. EL DESORDEN DEL DESEO por JACK HALBERSTAM. Reseña EDUARDO NABAL

Criaturas Salvajes. Jack Hallbestam

 
¿Hay algo más estadounidense que un grupo de blancos persiguiendo a un negro para despedazarlo? se pregunta Jack Halberstam en su último ensayo “Criaturas salvajes. El desorden del deseo” cuando hace referencia al filme de culto de George A. Romero “La noche de los muertos vivientes”. Pero, aunque su trabajo acaba con la figura del zombi -como alteridad y posibilidad-, nos encontramos ante una mirada optimista que se deshace de las connotaciones negativas y colonialistas que se atribuían al término “salvaje” para multiplicar las subjetividades donde las sexualidades, las razas, las formas de vida, las corporalidades reclaman un espacio propio y una renovada visibilidad.

Como ya hiciera en sus anteriores obras, Halberstam mezcla los ejemplos de la cultura popular e incluso lo que algunos llaman “literatura o cine infantil” junto con las teorías de filósofos imprescindibles como Foucault o Walter Benjamin para apuntalar su visión, en esta ocasión, casi utópica, de las expectativas puestas en el retorno o el rescate de lo considerado primitivo para subvertir los cánones más férreos de lo apodado “normalidad social” y a la universalidad de conceptos como “naturaleza”, “individuo”, “cultura”, así sin matices..

Desde la familia nuclear (de la que se desplaza el protagonista de “Donde viven los monstruos”) a distintos espacios de disciplinamiento de las subjetividades y las corporalidades queer el autor juega, de forma a la vez lúdica y rigurosa, con la posibilidad de abrir brechas por las cuales se filtre el retorno a la naturaleza, el cuestionamiento de ésta y una mirada no heterocentrada sobre los cuerpos y los deseos que circulan. Las utopías ecologistas de Thoreau, la rebeldía del nacionalista  irlandés y gay Cassement y la reformulación de los llamados “derechos humanos” más allá de las fronteras impuestas están en entre los objetivos de un libro sobre las posibilidades subversivas del retorno a un tipo de salvajismo deprejuiciado, creativo, que no solo atraviesa las dicotomías de género sino también el lugar del colonizado y su deshumanización, siguiendo a nombres como Franz Fanon en su desafío a los dogmas occidentales desde la negritud y también al sometimiento de otras especies. 

De la artificiosidad del “camp” occidental que hizo surgir la categoría incierta del gay moderno a la sombra de las ficciones de gente como Wilde o Huysman nos abrimos a la relectura de textos donde la animalidad conecta con nuevas formas de entender el significado político de lo corporal más allá de los cánones del humanismo tradicional, algo que ya se remonta a las fantasías de Mary Shelley, a la música de Stravinski o a cuadros tan rompedores como “El grito” de Münch que, a su manera nos conducen a las reflexiones sobre la vida artificial  de gente como Donna Haraway, a los mal conocidos narradores africanos y a figuras donde lo humano y lo artificial, lo civilizado y lo salvaje, no se separan de una forma binaria.

De nuevo la prosa de Halberstam es amena, culta y desafiante, a ratos juguetona y a ratos al frente de muchos dogmas que damos por válidos sin cuestionar su origen ni su función de domesticación del pensamiento. Traducido por Javier Sáez, experto en la prosa lúdica y amena del autor, nos encontramos ante un libro importante tanto por lo que afirma como por las muchas interpretaciones que se infiltran por sus intersticios.


Reseña Eduardo Nabal

Criaturas salvajes. El desorden del deseo por Jack Halberstam.

Traducción Javier Sáez

Editorial Egales

En Criaturas salvajes, Jack Halberstam plantea una historia alternativa de la sexualidad, analizando cómo lo salvaje se ha asociado con lo queer y con los cuerpos queer a lo largo del siglo XX. Halberstam teoriza lo salvaje como un espacio ilimitado e impredecible que aporta formas de oponerse a las llamadas al orden de la modernidad. Lo salvaje desvela las taxonomías normativas de la sexualidad a las que se oponen las prácticas y las políticas queer radicales. A lo largo del libro, Halberstam explora una amplia variedad de textos, prácticas e imaginarios culturales, desde los zombis, la cetrería, Zong! de M. NourbeSe Philip, hasta Donde viven los monstruos de Maurice Sendak y la carrera del revolucionario anticolonial irlandés Roger Casement, para demostrar que lo salvaje nos aporta los medios para conocer formas de vida que transgreden las nociones euroamericanas del sujeto liberal moderno. Con Criaturas salvajes, Halberstam presenta nuevas posibilidades para la teoría queer y para el pensamiento salvaje en general.