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VOLVERSE MÁS QUEER por PATTRICE JONES


Santuario VINE

En este momento, mientras lees, los árboles están hablando entre sí a través de líneas telefónicas hechas de hongos. Los insectos envían y reciben mensajes invisibles de olor llevados por la brisa. Los pequeños mamíferos del bosque escuchan a los pájaros cantando, cuyos gritos de alarma advierten del peligro y cuyos alegres chirridos indican seguridad.


Haz, por un momento, una pausa para imaginar esto.

Ahora imagina que el bosque está en llamas - porque lo está.

Mientras celebramos el décimo aniversario de Parole de Queer, debemos darnos cuenta, simultáneamente, de que han pasado diez años más durante los cuales no hemos hecho lo que tenemos que hacer para evitar el cambio climático generado por los seres humanos. Los incendios forestales siguen devastando, las islas desapareciendo, y todo debido a una guerra de más de 200 años contra lo queer.

Por “queer” entiendo mucho más que LGBTQ+. Me refiero a cada cuerpo, ya sea humano o no humano, considerado inferior por ser diferente de la supuesta norma del humano, varón, masculino, heterosexual y sin discapacidad. Es importante comprender como los diferentes aspectos de esta perspectiva eurocéntrica, androcéntrica y antropocéntrica se combinan entre sí.

Durante casi 20 años, el Santuario VINE ha organizado talleres sobre “Queerificar la Liberación Animal” en los que lxs participantes intentan contestar colectivamente a preguntas como: ¿Dónde se solapan el especismo y la homofobia? ¿Qué características comparten? ¿Cuales son sus raíces comunes? ¿Uno apoya, compone o amplifica al otro de alguna manera? ¿Cómo se usan los animales para hacer que la homosexualidad parezca antinatural? ¿Cómo daña esto a las personas LGBTQ+? ¿Cómo daña esto a los animales? ¿Cómo se usa a los animales en la construcción social de los estereotipos de género? ¿Cómo dañan estos estereotipos a las personas LGBTQ+? ¿Cómo dañan estos estereotipos a los animales? ¿Por su uso como avatares de feminidad y masculinidad?

Te puede resultar útil intentar resolver estas cuestiones tu mismx o en conversaciones con tus compañerxs. Deja que me centre en solo dos factores que han surgido de nuestras conversaciones y que operan conjuntamente para generar la crisis climática: el reprocentrismo y la masculinidad tóxica.

La masculinidad “tóxica”, que nos perjudica a todxs, define la hombría como el poder para controlar a lxs demás sin mostrar debilidad. Esta forma de pensar categoriza determinadas características y ocupaciones humanas, tales como las emociones o el cuidado como femeninas y, por lo tanto, inferiores. En este régimen de género, los niños y los hombres se esfuerzan para que se les vea como masculinos. Abusos de animales como la caza, las peleas de gallos o las corridas de toros pueden ser así usados para demostrar masculinidad. Esta forma de ser masculino también lleva directamente a la violencia contra las mujeres, así como a comportamientos homófobos y tránsfobos.

Santuario Vine

El “reprocentrismo” mide el valor de cada persona por su capacidad para producir hijxs y/o ganancias. Tanto los humanos como los no humanos están sujetos a reproducción involuntaria. Para los no humanos se trata de reproducción forzada en las granjas, zoos, laboratorios y otros lugares de explotación. Para los humanos la reproducción forzada ocurre a veces, especialmente durante periodos de guerra, pero los métodos más comunes de reproducción impuesta son las normas sociales, incluida la heterosexualidad obligatoria.

¿Cómo actúan entre sí para generar el cambio climático? El capitalismo tardío que requiere que, cada vez, más y más personas compren más y más cosas, ha llevado el reprocentrismo patriarcal a un nuevo milenio. Mientras tanto, la investigación muestra que los hombres que adoptan nociones tóxicas de masculinidad tienen menos probabilidad de llevar a cabo comportamientos “verdes”, como volverse veganos o llevar bolsas de la compra reutilizables.

Como respuesta a esto, creo que tenemos que volvernos más queer, no solo resistiendo a las normas del reprocentrismo y de la masculinidad tóxica sino también encontrando nuevas formas de sentir y expresar solidaridad con aquellxs cuyos cerebros, cuerpos y formas de comunicarse son diferentes de las nuestras. Sí, los animales no humanos piensan, se comunican, forman familias y comunidades de manera diferente a nosotrxs. Dejemos de ver esas diferencias como señales de inferioridad y, en cambio, abracemos la biodiversidad que, literalmente, hace la vida posible. Reconozcamos que los animales podrían enseñarnos cosas que necesitamos aprender desesperadamente.

VINE lleva a cabo un programa de educación humanitaria en el que lxs niñxs se plantean preguntas serias en el seno de nuestra comunidad multi-especie, donde personas LGBTQ+ cuidan a más de 600 animales no humanos. Aquí, lxs niñxs ven que unx alpaca puede ser amigx de unx cerdx y aprenden que es posible y placentero expandir el respeto y el cuidado a través de las diferencias. Ven a gallos rescatados de las peleas llevándose bien entre sí y aprenden que es posible ser más pacífico de lo que te educaron para ser. Ven a un buey gigante teniendo cuidado de no pisar un pajarito, mientras se dan un festín de vegetales donados y aprenden que la verdadera fuerza incluye la generosidad y la contención.

Te recuerdo: mientras lees esto, los hongos y los arboles están cooperando para hacer posible que respires. Los pájaros y las abejas polinizando las plantas de las que toda la vida depende. Si consigues relacionarte mejor con ellxs, estarás menos solx y simultáneamente más queer.



PATTRICE JONES es activista, escritora y educadora ecofeminista. Cofundadora del Santuario Vine (fundado por personas queer)


Este artículo ha sido publicado en el nuevo Parole de Queer-Antiespecista. Diciembre 2019.Otros artículos escritos para este nuevo Parole de Queer:

-Editorial: DEL PRIVILEGIO SE SALE

-Personas-no-hombres y activismo en la liberación animal: una tubería con fugas que urge cambiar por MARÍA R. CARRERAS