miércoles

EL IMPERIO CONTRAATACA. Un manifiesto posttransexual por SANDY STONE



Sandy Stone

Las ranas se convierten en princesas
Las verdes colinas de Casablanca se alzan sobre las casas y 
tiendas abigarradas en torno a las calles estrechas y
retorcidas, impregnadas de olores a especias y excrementos.
Casablanca es una ciudad muy antigua de la que, quizás por
un accidente geográfico, Lawrence Durrell no se percató que

era el manantial del amor. En el barrio más moderno,
situado en una amplia y soleada avenida, se encuentra un
edificio sin mayor interés que una placa de bronce que
anuncia la consulta del doctor Georges Burou. La consulta
está dedicada principalmente a obstetricia y ginecología,
pero durante muchos años ha cultivado otra reputación de la
que no es consciente el río de mujeres marroquíes que pasa
por sus salas.

El doctor Burou recibe la visita de James Morris,
 periodista. Morris espera inquieto en la sala leyendo Elle 
y Paris Match sin prestar total atención, ya que 
se encuentra allí para realizar una misión extremadamente 
importante en el ámbito personal. 
Finalmente la/el recepcionista dice su nombre y 
le conduce al interior del santuario. Morris lo cuenta así: 

Me llevaron a través de varios pasillos y escaleras 
hacia el interior de la clínica. La atmósfera se iba volviendo 
más densa a medida que avanzábamos. El cortinaje 
de las ventanas se hacía más pesado, más aterciopelado, más 
voluptuoso. Me pareció ver esculturas de bustos y había un 
rastro de un perfume intenso. Finalmente distinguí 
avanzando hacia mí, a través de las oscuras estancias de 
este refugio que despedían el encanto de un harén, una 
 figura que, asimismo, recordaba a la de una odalisca: Madame Burou. 
Vestida con una larga bata blanca, con borlas 
(me pareció) en la cintura, que combinaba la exuberancia de 
 una caftán con lo higiénico del uniforme de enfermera, Mme
 Burou era también rubia y poseía un aire sutilmente misterioso.... 
Poderes fuera de mi control me habían
llevado a la Sala 5 de la clínica en Casablanca y, aunque 
hubiese querido, no hubiese podido huir... Fui a despedirme
 de mí mismo frente al espejo. No nos veríamos más y quería
 mirar por última vez a ese otro yo a los ojos y hacerle un 
guiño, desearle buena suerte. Mientras, en el exterior, 
un vendedor callejero entonaba un delicado arpegio en la 
 flauta: un suave y alegre sonido que repetía una y otra vez
 mientras se alejaba por la calle en un dulce diminuendo. 
 Vuelos de ángeles, me dije, y me tambalee... a mi cama, y
 al olvido.[i] 
 Sale James Morris, entra Jan Morris, por mediación de la 
 tecnología médica de finales del siglo XX, en esta historia
maravillosamente "oriental", casi religiosa, de 
 transformación. El texto procede de Conundrum, la historia 
del "cambio de sexo" de Morris y las consecuencias que tuvo 
en su vida. Además del guiño de la suerte, existe otro 
ritual obligatorio entre los transexuales que cambian de 
 sexo de hombre a mujer, que se denomina "retorcer el cuello 
 al pavo", aunque no queda constancia de si Morris también
 lo llevó a cabo. Volveré a ocuparme de este rito de 
iniciación más adelante.

Haciendo Historia 

Imaginemos ahora una rápida transición, de las abigarradas callejas de Casablanca a la ondulantes y verdes colinas de Palo Alto. El Stanford Gender Dysphoria Program (Programa de Disforia Sexual) ocupa una pequeña sala cerca del campus en una tranquila área residencial de esta rica comunidad. 

El programa, equivalente americano de la clínica marroquí del doctor Burou, ha sido, durante muchos años, el núcleo de los estudios realizados en occidente sobre el síndrome de disforia sexual, también conocido como transexualismo. Aquí se determina la etiología, los criterios de diagnóstico y el tratamiento. El programa se puso en marcha en 1968 y el equipo de cirujanos y psicólogos comenzó a recopilar toda la información disponible sobre la historia de la transexualidad. Hago aquí un inciso para dar un breve resumen de los resultados de esta investigación. Un transexual es una persona que identifica su identidad sexual con la del otro sexo "opuesto". El sexo físico y la identidad sexual (sex y gender en inglés) son conceptos diferentes, pero los transexuales tienden a difuminar las barreras al confundir el carácter performativo de la la identidad sexual (gender) con la "evidencia" física del sexo, describiendo la percepción que tienen de su situación como la sensación de ocupar "el cuerpo equivocado". Aunque el término "transexual" es de origen reciente, el fenómeno es antiguo. El caso más antiguo de algo inmediatamente identificable como "transexualidad" según los criterios diagnósticos actuales, es el del rey asirio Sardanapalus, que, según las crónicas, se vestía de mujer y paseaba con sus esposas.[ii] Casos más recientes de algo muy semejante a la transexualidad fueron recogidos por Filo de Judea durante el Imperio Romano. En el siglo XVIII el Caballero de Eon, vivió durante 39 años como una mujer disputándose con Madame Pompadour la atención de Luis XV. El primer gobernador colonial de Nueva York, Lord Cornbury llegó a EE.UU. desde Inglaterra vestido de mujer de pies a cabeza, indumentaria que siguió llevando durante todo sumandato.[iii]

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