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Entrevista a JAVIER SÁEZ, activista, marica y traductor de "TEORÍA CRIP". Por EDUARDO NABAL

 

-No sé si es consecuencia de tu larga experiencia como traductor, pero el libro de Robert McRuer “Teoría Crip” se lee con verdadera fruición y deleite poniendo en primer plano cuestiones que ya estaban en el candelero pero dándoles un punto de giro que, aún hoy, resulta atrevido en todo el espectro político como el cuestionamiento de la función reguladora de los “saberes médicos”, “el matrimonio igualitario”, “las imágenes de la normalidad”. ¿Crees que estas cuestiones siguen oponiendo resistencias?

Javier Sáez: Sí en efecto, el libro de McRuer toca elementos críticos y bastante incómodos, que no se abordan habitualmente en el ámbito de los derechos LGTBI, y tampoco en el ámbito de la discapacidad. El concepto de “rehabilitación” es cuestionado de forma muy inteligente, y la idea de capacidad corporal obligatoria, aunque no es original de McRuer, es articulada por él de forma brillante con el concepto de heterosexualidad obligatoria. Del mismo modo, la idea de enfermedad atraviesa todo el libro de forma paradójica… cuando decimos que “no estamos enfermos/as/es” (rechazando la patologización a las personas trans, o gais, etc.) a su vez alimentamos sin querer un rechazo de “la enfermedad”, y de algún modo, de la discapacidad. Es lo que el autor llama “estigmafobia”, algo que para mí tiene resonancias con un autor clave como Erving Goffman y su idea del estigma. Por supuesto esto se conecta con la crítica de los saberes médicos que mencionas, y cómo ejercen su poder en la gestión de la vida, lo que Foucault llamaba “biopolítica”.

El enfoque de McRuer va claramente en contra de la idea de normalidad, en la tradición de activistas radicales maricas y bolleras de los años 80 y 90, es curioso que hoy en día es difícil encontrar discursos así de radicales dentro del mundo académico, e incluso dentro del mundo activista. Por eso este libro es tan necesario y tan actual.


-Muchos hemos visto claro, desde ambos lados, la interseccionalidad entre la opresión de las personas discriminadas por su orientación sexual y las personas “crip”. Pero por estos lares nos encontramos con un problema adicional y es que muchas personas con diversidad funcional son tuteladas por instituciones dependientes de la Iglesia ¿Cómo crees que se puede afrontar esto?

Javier Sáez: Esto se debe afrontar con una intervención radical del Estado eliminando los privilegios y poderes de la Iglesia católica, nacionalizando sus bienes y propiedades, incluyendo residencias, hospitales, inmuebles, escuelas, etc. El Estado español sigue siendo muy miedoso a la hora de implantar unas políticas públicas laicas en todos los ámbitos, y de dejar de subvencionar a una institución que no respeta los derechos humanos. Mientras la Iglesia tenga secuestrada la mitad del sistema educativo con sus miles de escuelas concertadas y privadas, y gran parte de las residencias de mayores o de cuidados, seguirá difundiendo su discurso de intolerancia y homofobia, y tutelando de forma inhumana a las personas con diversidad funcional. Por otra parte, se necesita una revisión profunda de las políticas sobre la discapacidad o la diversidad funcional, en la línea que señala el libro Teoría crip.


-McCruer plantea más desafíos que “soluciones mágicas” lo cual siempre es de agradecer, pero a través de sus ejemplos (como esas películas mainstream o series de televisión de éxito) nos pone frente a un espejo deformante no solo de la diversidad sexual sino también de la diversidad corporal. ¿Para afrontar estos retos hemos de cuestionar el régimen heterosexual y el régimen de la normalidad corporal? Porque en muchos pasajes hace referencia a la subjetividad negada. 

Javier Sáez: Sin duda, pero lo que más me interesa es que la diversidad sexual y la diversidad corporal están profundamente unidas, esa es una de las novedades del libro. En vez de entender que la idea de minoría sexual va por un lado (la perversión, la mala sexualidad, etc.), y la idea de discapacidad por otra (el cuerpo deficiente, tullido, equivocado, enfermo), aquí se explica que la construcción de los cuerpos sanos/enfermos, de las vidas que merecen la pena y que no merecen la pena, de las vidas con valor y sin valor, son procesos complejos que están articulados, y que forman parte del mismo dispositivo de producción de cuerpos y valores. En esa misma línea me interesan sus referencias al racismo, y a su papel en estos procesos biopolíticos.

-El VIH ha sido vivido como una “enfermedad con estigma”, sobre todo en los primeros tiempos, ¿crees que las personas crip sienten el estigma, lo viven día a día o elaboran estrategias de afrontamiento?

Javier S: Las personas crip que conozco desde luego que viven el estigma de forma cotidiana: el rechazo, el miedo, el insulto, la violencia… Incluso dentro de las comunidades LGTBI, por ejemplo, no es fácil ser ciego/a o sordo/a, o tener movilidad reducida. En eso la serofobia se parece bastante a algunos procesos de capacitismo, y de hecho el libro es importante porque explica muy bien lo que ocurrió con la crisis del sida y los procesos de odio y exclusión, que aún hoy se siguen dando. La crisis del vih-sida articula perfectamente estos procesos de odio y estigma: en los 90 se genera el cuerpo marica como cuerpo con sida, y a la vez es un cuerpo enfermo y discapacitado que aglutina todos los pánicos capacitistas y cis-heterocentrados.  

-Otra forma de discapacidad es la llamada “enfermedad mental” que arrebata muchos derechos fundamentales a las personas catalogadas bajo esta etiqueta. ¿Ha habido avances en este sentido? Y enlazando con esto. ¿Cómo ves el fin de los paradigmas “disfóricos de género” aún presentes en todo el espectro político, sin ir más lejos, de este país?

Javier Sáez: Creo que ha habido avances en los estudios y en los activismos sobre la enfermedad mental, desde los años 80 hasta la actualidad (en la teoría), pero creo que este trabajo académico no se ha traducido en un cambio real en las políticas y prácticas clínicas de los/las profesionales de la salud mental, en los protocolos, el lenguaje, las prácticas de encierros y de uso de fármacos, no hay un cambio cultural o social sobre la enfermedad mental, que sigue siendo un tema tabú. 

Sobre la disforia de género, vemos que sigue siendo un discurso aún bastante extendido. Aunque las nuevas leyes trans de diversos países europeos y de América latina ya no incluyen esa definición, muchos protocolos médicos siguen asumiendo ese tipo de categorías. En España está habiendo un cambio, pero aun así en los debates de este año sobre la ley trans hemos escuchado declaraciones lamentables de personas cercanas al PSOE con ese discurso de la disforia, y por supuesto por todas las derechas. 

Por otra parte, muchas personas trans están haciendo un gran trabajo de pedagogía y de activismo para cuestionar esa categoría y ofrecer enfoques trans mucho más complejos, ricos y humanos, como los que aportan Miquel Missé, Dau Dauder, Lucas Platero, Alana Portero, Aitzole Araneta y muchas otras personas trans. 

Quería terminar agradeciendo a Kaótica que haya tenido la valentía de publicar un libro tan influyente y original. Como traductor ha sido un lujo poder trabajar con este texto, que además de los contenidos tiene un estilo muy interesante, ha sido un reto y al mismo tiempo un placer. ¡Esperamos presentarlo con el propio autor el 16 de agosto en Madrid! 


Teoría Crip por Robert McCruer. Editorial Kaótica libros

Traducción Javiér Saez del Álamo

Entrevista Eduardo Nabal

Sinopsis

Signos culturales de lo queer y de la discapacidad surge de las tradiciones de los estudios culturales que cuestionan el orden de las cosas, analizando cómo y por qué se construye y naturaliza este orden; de qué manera se encuentra inserto en las complejas relaciones económicas, sociales y culturales; y cómo podría cambiarse.
Pasando por la teoría feminista, estudios culturales afroamericanos y latinoamericanos, estudios de composición, cine y televisión, así como por las teorías de la globalización y la contraglobalización, Robert McRuer articula las preocupaciones centrales de la teoría crip y considera cómo una perspectiva tan crítica podría afectar a la cultura e indagación histórica en las Humanidades.
El autor recorre la historia de Sharon Kowalski, el arte de la actuación de Bob Flanagan, y las revistas de Gary Fisher, así como las críticas al capacitismo y a la discapacidad domesticada comercializados por la Marcha del Milenio o Queer Eye, para examinar cómo se componen las identidades dominantes y marginales corporales y sexuales.