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miércoles

Entrevista a IRA HYBRIS a propósito de su libro LAS DEGENERADAS TRANS ACABAN CON LA FAMILIA. Por PAROLE DE QUEER

Tal y como nos dice Sophie Lewis en la web de la editorial kaótica libros: “Las degeneradas trans acaban con la familia” es una declaración de guerra de clases desde una perspectiva trans proletaria. Se trata de un texto militante, que sitúa en su punto de mira, sobre todo, el hogar nuclear del capitalismo y su modelo patriarcal blanco de cuidados privatizados. Las degeneradas anuncia la invasión de una sociedad comunizadora de los cuidados. Es una cornucopia de análisis materialistas, manifiestos abolicionistas queer, futuros especulativos y propuestas insurreccionales de pensadores trans radicales de toda Europa y Norteamérica. He aquí una luminosa contribución al emergente proyecto internacional del marxismo trans, con su llamamiento a abolir la familia». Ira Hybris coordina y nos regala este maravilloso y potente artefacto político con autoras tan imprescindibles cómo Holly Lewis, Laura Miles, Leslie Feinberg, Jules Joanne Gleeson, Kay Gabriel, Naomi Cohen, Ame Luna, Michelle O’ Brien, Nat Raha, Alana Portero, Jacarandá Disidente, Samantha Hudson, Enrique Aparicio, Bryn Hounsell Río, Harry Josephine Giles, Pinko, Gianfranco Rebucini, Not Yr Cister, Invert Journal, Emrys Travis, Alyson Escalante, Alicia Ramos y Laura Bugalho. Hoy en Parole de Queer tenemos el placer de hablar con Ira Hybris sobre todo esto.

Ira Hybris. Cordinadora del libro "Las degeneradas trans"


 -¡Hola Ira! ¿Cómo se fragua "Las degeneradas trans acaban con la familia" y cuales son las directrices para elegir a les distintes participantes?


-Ira Hybris: Inicialmente el texto era menos ambicioso. Yo tenía la necesidad de traducir una serie de textos (ya que vengo de los estudios ingleses) que tenían que ver con unas perspectivas que consideraba muy avanzadas dentro de la lucha trans, en particular me interesaban los textos que ahondasen en la perspectiva de la abolición del género porque de alguna manera es un horizonte político que nos ha sido robado a las personas trans y queer, ya que ha pasado a ser entendido como parte del diálogo transexcluyente. Realmente, ha habido durante décadas  muchas personas trans y disidentes que han luchado por una sociedad más allá del género. También buscaba confrontar tres pilares de nuestro escenario actual: por un lado el aumento de la transfobia dentro de los movimientos de la izquierda radical y en particular de los espacios marxistas; por otro, el aumento del discurso terf y de un feminismo que encontraba en la mujeres trans chivos expiatorios de la opresión; y por último, un liberalismo trans identitario que igual no estaba dando las respuestas todo lo radicales que nos gustaría a las violencias cisexistas.


En ese sentido también el principal objetivo que me propuse con “Las degeneradas trans acaban con la familia” fue el de poder resituar un debate que se estaba dando en términos muy violentos en torno a la abolición del género por un debate comunista y queer en torno a la abolición de la familia y la comunización de los cuidados.


Cabe decir que el proceso, haciendo honor a mis editoras, fue totalmente caótico. No sabía poner un final, de repente leía un texto y decía: “¡Ah! Bueno esto tiene que estar y venga me lo traduzco en dos días y lo añadimos!” ¡Al final quedó, en homenaje a Stonewall, un bonito ladrillo!


"Las degeneradas trans acaban con la familia". Edita Kaótika libros


-¿Por qué es lo trans tan importante para la lucha contra el capitalismo?


-Ira Hybris: En el libro, hay un texto que puede dar una respuesta. Es esa entrevista que le hacen a Leslie Feinberg en 1993 cuando dice esta frase tan bonita de: “Estamos desafiando todo aquello que se nos dijo que era parte de la naturaleza y cuanto más lo desafiemos cada vez más gente tendrá que mirar a su alrededor y decir:¿De dónde saqué esas ideas? ¿Quién me las enseñó?” y sobre todo ¿Por qué?.”


Yo creo también en ese elemento disruptivo de lo trans en un contexto que Mark Fisher llama Realismo Capitalista, donde la sociedad neoliberal hace que una vida más allá de este sistema sea algo impensable, es decir, ya no es tanto que reprima los intentos políticos de transformación, sino que reprime el propio deseo, la propia capacidad de que imaginemos otro mundo posible y, precisamente, creo que lo trans encarna un deseo de vivir de otra manera a la que se nos ha impuesto, de ser otra cosa a lo que se nos ha dado; entonces me parece una experiencia de volver a desear en tiempos en los que se ha hecho cada vez más imposible imaginar alternativas.


-Qué es eso del marxismo queer. ¿Qué le aporta el marxismo a lo queer?¿y lo queer, que le aporta al marxismo?


-Ira Hybris: A Grosso modo diría que el marxismo queer nombra una crítica antinormativa al capital. Es decir, sería servirnos de las herramientas de la crítica a la economía política marxiana para poder explicar cómo las formas históricamente específicas y, por lo tanto, no eternas en las que se producen la cisnormatividad y la heteronormatividad guardan una relación con la reproducción social del sistema capitalista.


En este sentido, por recuperar los términos que empleó Judith Butler,  también es una perspectiva en la que lo meramente cultural y lo económico se muestran como inextricables entre sí, como parte de una totalidad.


También me parece importante entender, que en tanto se trata de una teoría revolucionaria, sus límites epistemológicos, de lo que podemos conocer, están en constante movimiento y dependen de los propios procesos de lucha y de los devenires históricos y por lo tanto el objetivo principal del marxismo queer sería su propia abolición. Solo sería necesario hablar de un marxismo queer en tanto en cuanto los movimientos marxistas no incorporen las realidades queer y de las disidencias a sus análisis de la totalidad capitalista. Porque de hecho, al no hacerlo su presunto universalismo estaría incurriendo en un particularismo cisheterosexista.


Respecto a la segunda pregunta, que a mi me parece la más interesante, cómo se aportan mutuamente. Yo pienso que el marxismo y la crítica queer tienen muchas más realidades comunes de las que pensamos y qué definitivamente, no siempre han sido exploradas. Por un lado, yo creo que ambas vienen a desnaturalizar aquello que se ha presentado como inmutable. Vienen a decirnos que una realidad que se ha presentado como una naturaleza o como algo dado por la eternidad, puede ser transformado. En este sentido, creo que también ambas perspectivas parten de un punto de vista subalterno, es decir, un punto de vista encarnado en la opresión que permite una epistemología, una manera de mirar al mundo que es antagónica con ese propio mundo cuyos márgenes habitamos, que de alguna manera nos permite entrever partes de la realidad social que permanecían oscurecidas para otras personas. También creo que tanto el marxismo como la crítica queer apuestan, en contra de lo que comúnmente se cree, por la fluidez, frente a las identidades estáticas, porque por ejemplo puede parecer más claro que una perspectiva queer apuesta por lo fluido, pero también el marxismo -en el sentido de que conlleva una negatividad- busca abolir a la clase trabajadora en tanto clase trabajadora- aspira a abolir las identidades rígidas, no ser nada para, precísamente, poder serlo todo, que es donde reside su capacidad de liberación.


Luego también creo que ambas perspectivas coinciden en una búsqueda de las alianzas basadas en la solidaridad como una forma de des-reificación. Como ese trabajar hombro con hombro nos permite comenzar a ver el mundo más allá de su apariencias iniciales, nos permite desmontar esta imagen ilusoria que nos habíamos construido e igual con esa solidaridad queer empiezas a ver que realmente nunca fuistes tan cis, de la misma manera que el obrero puede ver que realmente la opresión racista y colonial también está apretando sus propias candenas. Osea, yo creo que podríamos buenamente convenir que en el fondo el marxismo, si bien no los marxistas, siempre fue queer.


-En esté libro compilatorio hay una entrevista a  Leslie Feinberg  que hace referencia a que el socialismo  ha oprimido a las personas homosexuales y trans considerando estas identidades productos decadentes del capitalismo. Esto es algo que afortunadamente está cambiando. El marxismo es un  movimiento que surge como crítica al capitalismo por lo que tiene capacidad para estar en continua revisión  ¿porque un marxismo queer? ¿no sería mejor imaginar nuevas formas de organización comunitarias?


-Ira Hybris: Me gusta mucho esta pregunta porque plantea un reto y me parece enriquecedora en tanto que es obvio que las comunidades queer, no en vano, desconfían de las políticas marxistas.


Creo por un lado muy importante en esa arqueología que nos enseña Foucault, poder ver que no siempre el movimiento socialista ha sido heterosexista y cisnormativo. Por poner un ejemplo los socialistas utópicos, como pudo ser Charles Fourier o Edward Carpenter, que eran grandes defensores de esa cultura uranista que comenzaba a surgir a comienzos de siglo o la propia Aleksandra Kollontai. Yo creo que son personajes que ya cuando imaginaban otros mundos, desafiaban las formas de afecto y de sexualidad imperantes. Si que es cierto, que luego por muchas cuestiones que no daría tiempo a desarrollar, la propia Unión Soviética desarrolla una burocracia muy reaccionaria que va acompañada de unos argumentarios tremendamente contrarios a la disidencia de género y sexual. Pero en este sentido, yo quiero hacer una defensa de por qué apostamos por un comunismo queer. 


José Estaban Muñoz en el libro de “Utopía queer” dice que el marxismo lo que le aportó al mundo es un concepto del saber que no está ligado a lo que este mundo ha llegado a ser, sino que es capaz de cartografiar lo que está por venir. En este sentido, también retomando una frase muy famosa y muy citada de La ideología alemana, hablamos del comunismo como “el movimiento real que abole el estado presente de las cosas”.  Esto quiere decir que de alguna manera, es una crítica inmanente de nuestro mundo y que por lo tanto incluye en sí misma todas las capacidades imaginativas e imaginables de construir futuros. Es un horizonte que, lejos de permanecer cerrado, se transforma a medida que el propio presente se transforma en la lucha. Entonces, yo creo que el problema sobre todo, es que hemos aprendido a vincular, no sin aparatos ideológicos mediante, la política comunista con una serie de estados socialistas del siglo XX, con una serie de prácticas represivas, cuando en verdad lo que nombra, es esa crítica que parte de las condiciones del presente para poner toda la capacidad creativa de las oprimidas del planeta al servicio de un mundo nuevo. Entonces creo que también tiene que ver un poco con ver cómo podemos revitalizar desde los márgenes ese horizonte comunista.

 

Ira Hybris. Cordinadora del libro "Las degeneradas trans"



-Si tal y como afirmas en tu libro la familia es una institución heteronormativa donde se explota a las mujeres y es el origen de la acumulación del capital, ¿es hora de dejar de reproducir el sistema formando familias?


-Ira Hybris: No creo que podamos decir que la familia sea, inherentemente, la única forma que tiene el capital de reproducirse y de generar expolio. Del mismo modo que tampoco creo que podamos aventurarnos a decir que las redes alternativas de cuidados, como pueden ser las redes de reproducción social queer sean inherentemente revolucionarias, pero creo que precisamente esta ambigüedad es la que nos da una posibilidad  de transformación política más poderosa en tanto que nos permite entrever el terreno de la reproducción social como un campo de batalla y donde las propias luchas que lleven a cabo los transfeminismos, las perspectivas queer o luchas como fueron “salarios para el trabajo doméstico”, son las que nos permiten politizar esa esfera privada y naturalizada como un terreno en el que disputar otra manera de cuidarse. En ese sentido, creo que el propio libro de “Las Degeneradas Trans acaban con la familia” muestra un debate abierto sobre el papel que pueden cumplir estas redes alternativas. La propia Holly Lewis en el prólogo dice que las familias queer naturalizan la idea de familia y naturalizan la idea de que estamos predispuestas únicamente a cuidar de unidades íntimas; mientras que en “Comunizando los cuidados”, EM O’Brien dice los contrario. Dice que tal vez estas redes de supervivencia y apoyo mutuo de personas racializadas, de personas migrantes y queer son la forma concreta que toma el anhelo de abolir la familia en este mundo capitalista.


Creo que es interesante que ese debate esté abierto para así seguir convirtiendo los ocultos talleres del capital, la esfera del hogar y la intimidad, en un terreno de lucha política. Y sobre todo, creo que es importante dejar claro que algo como lo que pudiera mostrar el documental “La teoría sueca del amor”, en el que todos los núcleos de parentesco han desaparecido y las personas viven en un individualismo extremo neoliberal, que incluso enferman y nadie se da cuenta de ello, eso no es abolir la familia. Nosotras entendemos la abolición como un proceso comunizador, como un proceso de llevar nuestra capacidad de cuidarnos, mucho más allá de donde la ha confinado el capitalismo. Entonces, no sería tanto reducirnos al individuo, sino todo lo contrario, expandirlo más allá. No es algo individual, sino procesos que tienden a un comunismo de los cuidados, más que dejar de reproducirnos en familias lo que tenemos que hacer es comenzar a reproducirnos como camaradas y compañeras.


Además es muy interesante que cuando hablamos desde una perspectiva abolicionista de la familia queer y con perspectiva antirracista, remarcar que no décimos que la familia sea violenta per se, sino que como dice Sophie Lewis, es una organización estructural de la escasez de los cuidados, es una privatización de la capacidad de querernos y me gusta mucho cuando expresa esta idea de: “si entendemos el amor hacia otra persona como luchar por su autonomía así como por su inmersión en los cuidados, en la medida en que tal abundancia sea posible en un mundo asfixiado por el capital, entonces restringir el número de madres (de cualquier género) a las que une niñe tiene acceso, en el nombre de una maternidad «verdadera», no es necesariamente una forma de amor digna de tal nombre”. Es un amor propietario, siempre va a estar atravesado por la dependencia económica. Tu supervivencia va a depender de convivir con personas con las que no has elegido convivir.


-Michelle O’ Brien dice: “Abolir la familia ha sido una forma de poder imagina la vida más allá de la heterosexualidad obligatoria, la subyugación misogina y la vida familiar”.  La ciencia ficción feminista de la mano de Ursula K. Le Guin en “Los Desposeídos” o Marge Piercy en “Mujer al borde del tiempo” ya nos dan pinceladas sobre otras formas de parentescos y de organización tanto social como económica  que son  anticapitalistas y antipatriarcales. Pero parece que ese mundo imaginado no llega porque o se tiene hijes en pareja o soltere, es decir no hay, en general, una comunidad de amigues que decida tener hijes, no hay legislación que ampare esto ¿quizás la próxima lucha es darle una marco legal a estos nuevos modelos de filiación?


-Ira Hybris: Yo creo que si bien podría ser interesante amparar legalmente aquellos acuerdos que escapan a la familia, a la heteronorma, a las monogamias, me gustaría pensar que también podemos luchar en este terreno sin tener que depender de las lógicas del estado burgués y hacer un ejercicio de pensar semillas en el presente de parentescos por venir.  Por un lado creo que las queer tenemos un ejemplo genealógico que fue la “Casa STAR” regentada por Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera como un espacio de reproducción social de las vidas que el sistema quiere muertas a través de actividades criminalizadas, a través de trabajo sexual y de compras proletarias, que es como llamaban al hurto. Y me gusta pensar también en experiencias en el presente que parecen muy interesantes, se me ocurría por un lado el Colectivo de familias hetero-disidentes de Madrid, toda esta red de maternadores y maternadoras en común, se me ocurre la propia forma de convivir en los centros sociales okupados. Ahora hay un colectivo en Barcelona que se llama La Morada, que es un proyecto de vivienda colectiva para personas disidentes y mujeres. Yo creo que veo ahí la lucha. Nuestra lucha abolicionista de la familia no tiene tanto que centrarse en la parte jurídica de los acuerdos de pareja. como en una política de vivienda como puede ser la expropiación de espacios para que, por ejemplo, aquellas personas que son violentadas por la estructura familiar puedan escapar de ella. Creo que es aquí donde tenemos que poner todos los esfuerzos imaginativos en el corto plazo.


Me parece super interesante el proyecto de las compañeras de La Morada, tal y cómo han dispuesto su imaginación crítica, y es que  creo estamos en un momento histórico que en que hay dos herramientas políticas super importantes que han sido menospreciadas: una es la propia escritura o literatura de ciencia ficción y la otra es el papel de  la arquitectura. 


Por eso es super importante como se concibe una casa para nuevos modelos sociales con vidrieras, con espacios dedicados a la vida colectiva, con cuestiones como la alimentación relegadas a un espacio comunal, siempre dejando un lugar a la intimidad, pero donde todo aquello que el sistema capitalista confinó y naturalizó en las mujeres pueda pasar a la comunidad.



"Las degeneradas trans acaban con la familia". Edita Kaótika libros


-Emrys Travis nos dice que un fantasma recorre la política de Reino Unido: el fantasma de la transexualidad. Esta afirmación la podemos extrapolar al estado español. Aquí también los  conservadores, las TERFS o los medios de comunicación se alían contra este fantasma y  podemos ver como la transfobia se está instalando ¿Por qué este miedo a lo trans?

Últimamente hemos podido ver por ejemplo un intento de boicotear una charla de Judith Butler, las pintadas de la Complutense también contra Judith Butler o las declaraciones tan terribles contra las personas trans de Amelia Valcárcel ¿por qué este miedo a lo trans?


-Ira Hybris: Respecto a esta pregunta tiene dos respuestas diferenciadas y he querido dividirlo entre quienes en verdad no tienen miedo y pretenden que sí, y quienes sí lo tienen.


En el caso de quienes no lo tienen, creo que es muy doloroso el proceso que estamos viviendo porque hemos visto como parte de la clase académica del entorno del feminismo de la igualdad, para no perder ciertos espacios de poder, ha decidido entintar y llenar de una niebla super violenta el debate, un debate que por otra parte forma parte de un legado muy rico del movimiento feminista en el estado español. Es muy perverso porque hablan de esta idea del borrado de la mujer y aquí lo único que se está borrando son las genealogías del transfeminismo del estado español. Yo que vengo de los estudios ingleses puedo decir que no es en absoluto aplicable la coyuntura en la que surge el feminismo cultural norteamericano, lo que hoy conocemos como TERF, con lo que surge en el estado español que es un feminismo que viene de la militancia antifranquista. Decía Maria José Belvel, “es que veníamos de una militancia revolucionaria, no nos costó nada luchar por las parias, fuesen las putas, las travestis, las trans”. Entonces en este sentido yo creo que también hay una deshonestidad intelectual flagrante. Tengo algunos compañeros activistas ya mayores, a quienes algunas de estas académicas transfobicas fueron las que les enseñaron sobre las teorías queer, es decir saben perfectamente de lo que están hablando y saben que están mintiendo. Además, me parece especialmente violento y paternalista porque consideran a las personas trans como totalmente incapaces de pensar críticamente y por lo tanto nunca han osado leernos, me parecería interesante que personas como Amelia Valcárcel, aprendiendo de su maestra Celia Amorós que debatía rigurosamente con Judith Butler, se atreviese en vez de dedicarse a confrontar con hombres de paja, a confrontar a algunas de las pensadoras trans más importantes que tenemos como Susan Stryker, el propio Lucas Platero, Dean Spade o Jack Halberstam. Pero no lo hacen. En ese sentido yo creo que, ni olvido ni perdón a estas personas que no tienen miedo y que simplemente por conservar posiciones de poder, han decidido comenzar una guerra de las penúltimas contra las últimas. 


También decir en torno a esta idea de que no se leen las genealogías trans, puede parecer que algunas de las ideas que confrontan las líneas transfóbicas son ideas esencialistas, pero en cuanto excavas un poco te das cuenta de que fueron las personas trans  las primeras en confrontarlas. No en vano, Sandy Stone, en uno de los textos considerado fundadores de la teoría de los estudios transgenero, ya había escogido el título de “Un manifiesto posttransexual”. Entonces es cierto que la transexualidad tiene unos marcos binarios y esencialistas, pero es que las primeras personas en confrontarlo fueron las propias personas trans.


Luego ya entraría en la segunda parte, las personas que sí tienen miedo. Personas que no son académicas en posiciones de poder y que realmente han inoculado una forma de odio o de temor a las vidas trans. Yo creo que es precisamente por que lo trans refleja la falta de libertad de todes, la escasez que nos han impuesto frente a una promesa de abundancia y como que de alguna manera opera con una lógica de: “si yo no pude tú tampoco, si yo no pude explorar libremente las posibilidades del género, tú tampoco”. Dice Travis Alabanza, que es une actore inglés, que es muy interesante pensar en términos como “extravagante” en clave de “yo pensaba que tenía que dejar de hacer estas cosas con el género cuando me hiciese más mayor”. Por lo tanto, lo trans, al igual que ese fantasma del comunismo que recorría Europa, te hace replantearte que más allá de una aparente vida de comodidad, podemos ser mucho más de lo que somos. Y eso definitivamente genera una crisis y casi una sensación violenta para con une misme. Creo que de hecho, esto es importante porque encuentro en las perspectivas queer la única alternativa posible a estos procesos que estamos viviendo de radicalización masculina, de comunidades incel frente al feminismo cultural, y es que en vez de esencializar la masculinidad, en vez de señalar individualmente; moviliza el afecto, la libertad e interpela qué cosas has dejado de ser, cuántas cosas has dejado de hacer para ser un hombre o una mujer, cuántas cosas bellas que podías haber hecho has dejado de hacer para ser cis. Entonces creo que es precisamente este miedo a saltar a un abismo de libertad del que nos han privado.


-¿Para cuando tu próximo libro? Nos dijiste que estás en ello


-Ira Hybris: Si, precisamente estoy dándole los últimos toques pero precisamente trata de esto último que estamos hablando, sobre cómo articular una lucha queer universalista que en el proceso de la revolución social pues libere a todas las personas de las fuerzas violentas de la normalidad. Y cómo tomar las vidas trans del presente como futuros anticipados de todas las personas que llamo en el libro “rehenes del binarismo”.


Podéis ver la entrevista completa en el Canal Youtube de Parole de Queer





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