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Entrevista a la activista feminista MARI ELENA ALE sobre el caso de “HIGUI” en Argentina por EDUARDO NABAL

Mi nombre es María Elena Ale, soy activista feminista en la Ciudad de Paraná de Entre Ríos Argentina, integro la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito y Socorristas en Red – Feministas que abortamos.

-Para los que no saben nada del caso de Higui. Empezando por el principio. ¿Cómo comenzó la aventura personal y vital  de esta mujer lesbiana argentina  y su acoso antes de convertirse en una mujer presa?
María Elena  Ale: Higui (Analía de Jesús), es una joven lesbiana habitante de la ciudad de Mariló, provincia de Buenos Aires. La vida cotidiana de Higui giraba alrededor del deporte (fútbol) y trabajos de limpieza y jardinería, y los cuidados de la familia.
En una comunidad en donde las disidencias sexuales son rechazadas de manera violenta, que forman parte de un engranaje cultural mucho más amplio. Ante la visibilidad lésbica, como respuesta en estos contextos, una puede ser víctima desde una cara de desprecio, insultos, hasta la más salvajada de las acciones de violencia llegando en algunos casos a la muerte.
Transitar la visibilidad lésbica a Higui le trajo como consecuencia el hostigamiento de los varones del barrio en donde vivía, sufriendo amenazas y hasta un incendio de su vivienda que la obligó a cambiarse de barrio.



¿Los acosadores o atacantes de Higui fueron siempre los mismos?
Los acosadores de Higui no han sido siempre los mismos, pero en el caso puntual de la agresión, dos de ellos fueron identificados por ella como acosadores y hostigadores a los que ya había padecido en varias ocasiones.



¿Nos puedes hacer un breve relato de lo sucedido el 16 de octubre de 2016?
En octubre de 2016, en ocasión del día de la madre, Higui tomó el colectivo para visitar a una hermana en Mariló, compartiendo la jornada con su familia y luego se dirige a visitar a unos amigos, en ese domicilio Higui se encuentra con uno de los varones agresivos y su amigo; como estos varones empezaron a agredirla verbalmente Higui decide esperar que los mismos se retiren y se va de la vivienda.
Según las crónicas que Higui ha manifestado, eran como las 21 hs, cuando atraviesa el pasillo que conectaba la casa de sus amigos con la calle cuando siente acercarse a los dos varones violentos junto a una banda de 8 mas.
Al grito de “tortillera”, y expresiones que manifestaban que le iban a enseñar como “ser mujer”, la golpean en la cara e Higui se cae inmediatamente, indefensa en el piso siente como le arrancan la ropa, y le pegan patadas en su cuerpo. Uno de los varones se subió arriba de ella y estaba preparado para penetrarla mientras los demás colaboraban.
Higui, saco un cuchillo que se acordó llevaba con ella, y propino el único puntazo que pudo dar, el movimiento llevo al cuchillo a herir al atacante en el tórax y la herida resulto mortal.
El que intentó violar a Higui cae sobre ella, y los demás se le vinieron encima para agredirla físicamente, del dolo pierde el conocimiento, logra despertarse por el accionar policial que llego a la escena luego de ser advertidos del hecho.
Higui queda detenida, y acusada de asesinato simple, lo cual es una aberración porque ella actuó en defensa propia.
El caso está radicado en la UFI 25 de Malvinas Argentinas.
Según cuenta la Hermana, a Higui la llevan golpeada y ensangrentada, a la comisaría 2ª de San Miguel. No tomaron en serio su relato, la abogada de oficio no se comporto como una defensora, y no peleo por los derechos de Higui, quedando conformado un expediente lleno de irregularidades.   



-¿El caso de Higui es un caso aislado? ¿Crees que la situación de pobreza la puso en una situación de especial vulnerabilidad frente a la violencia?
María Elena Ale: El caso de Higui no es un caso aislado, sin embargo posee tanta complejidad y un entramado de siniestralidad que constituye una causa que moviliza a muchas organizaciones de derechos humanos y LGTTTBIQ.  
Los aleccionamientos por ser lesbianas y las “medidas correctivas” por parte de machos violentos es algo muy siniestro pero habitual.
La lesbofobia mata, de las peores maneras porque la mayoría de los criminales encuentran complicidades en una sociedad que avala la violencia hacia las expresiones de sexualidades y géneros disidentes del binarismo heteronormativo: varón/mujer.
Los agravios y las violencias nos vienen por no representar a los estereotipos construidos alrededor de los roles heterosexuales. Nos  agreden por “no ser mujeres” o por no representar a “los hombres” que se supone que debes ser, cuanto más te alejas de esas normatividades, más violencia y control social se sufre.
Pero también hay un componente social que tiene que ver con el ordenamiento del sistema capitalista, no es lo mismo ser una lesbiana pobre que una de clase media o alta, además de considerar los lugares en donde se habita ¿no?.
La heterosexualidad es vivida como un régimen que opera en todos los niveles, pero que se acrecienta con las formas de organización de la vida cotidiana en el sistema capitalista, en donde unas vidas adquieren más valor que otras, y algunas existencias se ponen en verdadero peligro. Es la trama de la injusticia social.
-¿Crees que aún hoy la justicia se ampara en la cultura machista al no contemplar la violencia misógina y  lesbofóba en casos como este? ¿Dónde situarías tú la violencia real y la estructural?
María Elena Ale: El sistema judicial es un eslabón importante por el cual la cultura machista sigue teniendo tantos efectos sobre nuestras vidas, el poder judicial en nuestro país opera como el poder de policía y sancionador del Estado.
En el caso de Higui se evidencian todos los paradigmas en donde se sostiene el machismo, Higui esta presa por haberse defendido, pero también por ser lesbiana y estar alejada de los estereotipos de lo que se supone debe tener como reacción una mujer con 10 tipos que la están por violar.
Higui está presa por las instituciones del Estado que siguen sosteniendo las diferencias de clases, como mediaciones para la libertad. Higui está presa porque hubo policías que la vieron golpeada e inconsciente en el piso, y prefirieron creer que ella amedrento a 10 varones. Higui está presa por no haberse muerto.
A pesar de las leyes que establecen parámetros desde la teoría de género, muy pocos juzgados las toman en cuenta, son leyes que hemos conquistado desde el movimiento de mujeres, pero que siguen siendo desestimadas por un sistema judicial que permanece impoluto frente a casi 300 femicidios por año entre las que se encuentran los travesticidios y lesbianicidios totalmente invisibilizados.

-¿Cómo ves los cambios en materia de derechos LGTB+ en Argentina y a que sectores llegan más o menos?
María E. Ale: Los derechos conquistados son materia muerta si no los seguimos militando continuamente y reclamando para su real implementación. Sin lugar a dudas que las personas vinculadas al activismo, las de clase media alta, las mas informadas al respecto son las que primero acceden a cualquier beneficio, entonces volvemos a pensar en las instituciones y el Estado capitalista y las clases sociales, en donde los beneficios no te son entregados por ciudadanía, sino porque debes reclamar por ellos, lo cual vuelve difusa la palabra derecho.
Aunque varíes estamos en contra del matrimonio como institución, casi todes salimos a militar ese derecho, pienso que a partir de la sanción de la ley de matrimonio igualitario y la ley de identidad de género, se abrió una brecha que nos permite por ejemplo, estar reclamando en las calles por justicia para Higui sin que nos agredan a nosotras también.
Higui es la muestra más cruel de un sistema que nos sigue negando la ciudadanía plena, que nos sigue negando la libertad, y la vida.



Entrevista realizada por Eduardo Nabal.
Eduardo Nabal es activista y escritor. Autor de “El marica, la bruja y el armario” (Editorial Egales) y del ensayo “Lejos de la montaña”. Colaborador habitual de Parole de Queer.