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miércoles

Entrevista a ROBERTA MARRERO por LUCÍA BARBUDO

 

Fotografia Lucía Barbudo 

En el año 2018 Roberta Marrero visitaba la Biblioteca Regional de Murcia donde participó en una charla sobre cómic y comunidad LGTBIQ+. Hoy rescatamos esta entrevista de Lucía Barbudo.

      LB: Cuando narras el episodio de bullying que sufriste en el colegio cuando se refieren a ti como “¡maricón!” se está poniendo de manifiesto que tu “ser niño” no encaja con el modelo normativo o hegemónico de “lo masculino”. Leo que escribes: “Boy George era un hombre gay jugando a estar entre lo masculino y lo femenino, y yo era una niña”, y me pregunto, ¿crees que existiría la homofobia si no existiera la misoginia?

RM: La misoginia está detrás de la homofobia, incluso dentro de la homofobia (o plumofobia) que hay en del colectivo LGTBIQ. Los hombres afeminados son doblemente oprimidos, por homosexuales y por ser femeninos. El hombre, se supone que tiene que ser súper macho en el sentido más normativo y absurdo de la palabra, cualquier disidencia de esa “hombría” es vista como alta traición, por desgracia además no sólo para mucha gente cis hetero sino también para muchos hombres gays. Piensa que por ejemplo que el término marimacho no tiene el mismo peso que la palabra maricón.


Fotografía Lucía Barbudo 


LB: Las teorías de género fluido actuales apuntan a una necesidad de huir de estereotipos y pegarle fuego a las etiquetas para definirnos. Cuando dices “Me faltaba terminología y conocimientos para ponerle nombre a lo que me estaba pasando”, crees que en la realidad trans el etiquetado resulta ineludible?

RM: Resulta necesaria. Cuando estoy en un ambiente seguro, donde todas y todos sabemos de estos temas nadie se define, nos da lo mismo, no nos es necesario. Pero no vivimos solo con gente que es Queer o Trans, vivimos en la sociedad que es más amplia que eso y que necesita que seamos visibles para que todas y todos podamos vivir vidas mejores. Entonces es vital usar las etiquetas, nombrar las cosas, si no las nombras no existen y la invisibilidad no trae nada bueno.

     LB: Como mujer trans, ¿te sientes traicionada por el feminismo?

RM: En absoluto. Me siento agradecida al feminismo. Hay feministas que no quieren a las mujeres trans en las filas feministas (si es eso a lo que te refieres), pero obviamente no son todas (y en todo caso si alguien que se hace llamar feminista me quiere oprimir por ser trans me da lo mismo, no he llegado hasta aquí intentando agradar a nadie), ni son El feminismo. Lo bueno de la teoría feminista es que se piensa todo el rato, se define una y otra vez y hay un feminismo que no es monolítico en el sentido de Mujer, así en mayúsculas, sino que piensa en todas las mujeres que hay: blancas, negras, asiáticas, ricas, pobres, cis, trans, etc. Para mí el feminismo es Virginie Despentes no Janice Raymond.

LB: En El Bebé verde hay numerosas palabras o incluso frases tachadas, ¿es esto una reivindicación de la visibilización del error y una defensa de la legitimidad a equivocarse o es simplemente una subversión estética, una innovación visual?

RM: Es algo que he hecho en mi trabajo desde el principio. Yo hago todo a mano y si mi equivoco tacho y escribo o dibujo encima. Me gusta además estéticamente, el error es bonito.

 

Fotografía Lucía Barbudo 

    LB: En tu comic hablas de los peligros de la construcción que la sociedad ha hecho para nosotrxs del mito del amor romántico y de cómo ese cuento prefabricado tan alejado de la realidad puede convertirse en locura en las personas trans. Como mujer trans y escritora, ¿qué cuento contarías tú sobre el amor y la verdad en unas pocas líneas?:

RM: Que no existe tal cual nos los han vendido, bueno, existe pero es altamente tóxico. Creo en las amistades sexuales entre personas maduras y emocionalmente inteligentes pero no el amor romántico.

LB: Después de la revuelta de Stone Wall, liderada por personas trans, y de las sucesivas reivindicaciones del Orgullo LGTBIQ+ celebradas anualmente por colectivos y organizaciones implicados en la lucha contra las fobias, ¿qué sentido le das a tu frase “La verdadera revolución es individual y no colectiva”, incluida a modo de conclusión/resumen casi al final de tu obra?:

RM: Con eso me refiero a que cambiar el mundo así en general y darle la vuelta a todo y acabar con las injusticias, la opresión, las religiones castrenses, etc., es un poco utópico, aunque no por ello hemos de dejar de intentarlo. Al hablar de individualidad me refiero a que cuando nos reeducamos y nos tratamos con respeto estamos enseñando a la gente de nuestro alrededor a hacer lo mismo, y ese pequeño cambio es significativo, aunque al final la individualidad no existe de un modo tajante porque formamos parte de la colectividad social, sí que es una decisión individual cambiar, leer, conocer, desprogramarte de las ideas nocivas que recibimos constantemente sobre un montón de cosas.

Pintada callejera en Atenas. Autore desconocide
Fotografía Lucía Barbudo