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miércoles

¡MANDA COÑONES BLANCOS! por ITZIAR ZIGA

Itziar Ziga

Una amiga trans me contó que aquella jueza, con todo su coño, por un hurto a Inditex, la condenó a pasar unos días en el infierno. Así se lo aclaró: te mando a una cárcel de hombres para que escarmientes. ¡Cuánta maldad! 

Las feministas transexcluyentes que vociferan y conspiran contra la inminente Ley Trans, a quienes nosotras llamamos terfas por las siglas de sus inspiradoras inglesas (Trans-Exclusionary Radical Feminist), repiten vilmente que las trans están violando a las demás presas en las cárceles. Y que las trans están violándonos a las demás mujeres en los baños públicos femeninos. Hasta me sonrojo al tener que aclarar que no basan sus acusaciones en información alguna: eso lo dice todo de su hipocresía.

Me lo decía hace poco mi amada filósofa mexicana Sayak Valencia: es la primera vez en que el separatismo (respecto a los hombres) viene de mujeres heterosexuales. Las popes de esta reacción supremacista dentro del feminismo, poco numérica pero altamente venenosa, están casadas con prominentes señores. ¡Manda coñones blancos! Atacan rastreramente a las mujeres trans porque están en medio, pero sobre todo porque están abajo: es muy fácil alimentar el odio hacia minorías históricamente pisoteadas. Puro patriarcado, vaya. 


En realidad, lo que quieren evitar es que el feminismo sea liberador para todo el mundo, ensimismadas en sus privilegios imperiales y de clase. Por eso solo se reconocen a ellas mismas, nacidas no tanto con coño, nacidas con un coño de oro para corregir y expoliar al resto.


Cuando deforman atrozmente a las mujeres trans como si fueran lobas con piel de corderas (me reivindico tan loba como cordera), están afirmando que la socialización como hombres, que la condición masculina a fin de cuentas, es irredimible. Me niego a que los hombres, ¡y que coño es un hombre!, no tengan arreglo. Va en contra de todo lo que hemos formulado políticamente para comprender y rehorizontalizar el mundo.


También se lo digo a mis amigues queers: es ridículo mantener a los cisheteros en una especie de jaula esencialista. ¡Renunciad ante mí sino a Simone de Beauvoir, y a Judith Butler!