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EL REGRESO DE MARYSE CONDÉ: YO, TITUBA, LA BRUJA NEGRA DE SALEM. Reseña por EDUARDO NABAL

 

Maryse Condé. Autora de "Yo, Tituba, la bruja negra de Salem"


“No embruja quien quiere sino quién puede”


La traducción de una nueva novela de la veterana Maryse Condé,  guadalupeña de origen y francesa de adopción, uno de los fenómenos literarios más poderosos, entrañables y valientes del año pasado, es una forma esperanzadora y, a la vez, incómoda de empezar este febrero en esa literatura que mezcla lo lúdico con lo comprometido, lo individual y lo colectivo.

En sus dos conmovedores y desprejuiciados libros de memorias “Corazón que ríe, corazón que llora”- acerca de su infancia- y, sobre todo, “La vida sin maquillaje” nos mostró, sin medias tintas, el estigma de la raza, su afición a la lectura, su condición de “relativamente privilegiada” en un mundo sacudido por la pobreza y sus primeras y nada fáciles relaciones con hombres de diferentes edades que entraron y salieron de una vida marcada por un continuado viaje interior e interior, lleno de reflexiones a la vez profundas y divertidas que incluyen, siempre con una prosa dúctil, envolvente y fresca cuestiones como su compromiso político, el legado de la esclavitud, la discriminación de las mujeres, la violencia del colonizador y su labor como profesora en lugares como Guinea, Ghana y Senegal. Condé, rebelde con causa, prodigiosa, arrebatada en su uso del lenguaje, de los orígenes y de destino, ha cautivado a distintas generaciones de lectores con su descripción, a la vez sensual y, en ocasiones, dubitativa de su condición de mujer negra, de viajera, de representante, ya legendaria, de un mundo colonizado. 

Activista y defensora de la cultura africana, tanto en sus novelas autobiografías como en sus libros de nacimiento a la vida y la experiencia, vemos su coraje pero también su inseguridad frente al racismo más o menos velado, a las distintas formas vivir y reconstruir la feminidad en una sociedad patriarcal y a la cultura y la denuncia como armas de lucha contra el totalitarismo.  En su accidentada infancia narra como tardó en incorporarse a la escuela, temiendo siempre ser señalada, pero pronto fue una apasionada no sólo de la literatura francesa de todos los tiempos sino de la filosofía de gente como Franz Fanon y de esa tradición, en ocasiones, oral heredada de su lugar de origen, donde se funden el temor y la poesía.

"Yo, Tituba, la bruja negra de Salem". Maryse Condé

La novela que se ha traducido después del éxito de “La deseada” es, en principio, la indagación en la historia de un personaje que existió en los anales de la tristemente célebre “cacería de brujas” del pueblo de  Salem, un microcosmos marcado por el odio, la delación, la violencia y el ostracismo; pero también, gracias a la voz interna de la protagonista, de sorpresas, preguntas incómodas, rebeliones continuadas y un intento desesperado por huir de la violencia que sufrieron, durante el siglo XVII, en sus propias carnes las mujeres, particularmente negras, las personas judías o con alguna particularidad física.

Uno de los personajes femeninos que conoce la protagonista en prisión y aparece ahorcada en su celda se llama Hester no sabemos si con fidelidad a los documentos hallados o como homenaje a la protagonista de “La letra escarlata”, la primera gran novela sobre el tema de los puritanos y la persecución de mujeres en la región escrita  por Nathaniel Hathworne.

Con su habitual ritmo y sutileza, con su tono impetuoso, mordaz y optimista hasta en los momentos más oscuros de la narración, Condé en “Yo Tituba, la bruja negra de Salem” nos devuelve la musicalidad y el calado histórico olvidado de una joven negra que, como tantas otras, se sublevó contra esos “tribunales de justicia” presididos por la superstición, el temor y el afán aniquilador de toda forma o atisbo de disidencia. Condé vuelve a incorporar temas como la esclavitud, la sororidad, los extraños talismanes del “hombre blanco” con poder y en su personaje nos muestra a una mujer dispuesta a salvar a otras, arriesgando su pellejo. La intrahistoria, la prosa poética, las descripciones corrosivas, impetuosas y esa riqueza en el lenguaje y las lenguas que han caracterizado el conjunto de su obra reaparecen en una de sus más inquietantes pero también más combativos libros en favor de la abolición de muchos cánones y la ruptura de muchas cadenas.


Más información sobre el libro.

"Yo, Tituba, la bruja negra de Salem". Maryse Condé. Editorial Impedimenta

Traducción de Martha Asunción Alonso

Maryse Condé, Premio Nobel Alternativo de Literatura, nos ofrece una historia desgarradora, tan real como oscura, en la que pone sobre la mesa temas como la esclavitud, la violencia, el deseo femenino, la superstición y la inocencia.

«Tituba y yo convivimos en la más estrecha intimidad durante un año. En el transcurso de nuestras conversaciones, me contó muchas cosas. Nunca se las había confesado a nadie.» Maryse Condé adopta la voz de Tituba, la esclava negra juzgada en los famosos procesos por brujería que tuvieron lugar, en medio de una fiebre de histeria colectiva, en la ciudad de Salem, a finales del siglo XVII. Hija de la esclava Abena, que fue violada por un marinero inglés a bordo de un barco negrero, Tituba fue iniciada en el arte de lo sobrenatural por Man Yaya, una de las curanderas más poderosas de la isla de Barbados. Incapaz de sustraerse a la influencia de los hombres indeseables y de baja moral, Tituba pasa a ser propiedad de un pastor obsesionado con Satán, y acabará recalando en la pequeña comunidad puritana de Salem, en Massachusetts, donde será juzgada y encarcelada, acusada de haber embrujado a las niñas del pueblo. Detenida, abandonada en prisión, Maryse Condé la rehabilita, la arranca del olvido al que había sido condenada y, finalmente, la devuelve a su país natal en la época de los negros cimarrones y de las primeras revueltas de esclavos.