Imagen: Ira Hybris |
Paseando por mi ciudad me topé el otro día con una pegatina escalofriante en una cristalera. En ella podía leerse “¿Te parece bien que se hormone y mutile a niños/as que no encajan en los estereotipos de género?” e iba acompañada de una imagen voyeurística de un joven trans tras su mastectomía, a quien se le había tachado el rostro (no vaya a ser que resulte obsceno usar la imagen de un desconocido menor de edad para instrumentalizarle en una campaña de odio). Desde que cobró fuerza en el estado español el discurso transexcluyente -heredero político, no olvidemos, del feminismo cultural norteamericano que pactó con la derecha en la década de los ochenta-, una de las cantinelas que escuchamos casi a diario es, precisamente, la de que la ley trans va a “mutilar” a les menores que desafían los mandatos del género que se les asignó. Como bien han argumentado desde Unidas Podemos esto no es cierto, ya que, en todo caso, dicha ley eliminaría el requisito de hormonación obligatoria de dos años para quien desee realizar un cambio registral de su identidad. No obstante, he pensado que podemos partir de esa horrible pegatina para profundizar en algunos debates críticos que han atravesado históricamente al movimiento trans y queer. Creo que es especialmente relevante ofrecer esta respuesta, en la que entretejo distintos saberes colectivos trans (asambleas, conversaciones personales, lecturas de fanzines y ensayos, etc) porque apenas nadie le ha dado la palabra a la lucha trans/feminista (que no es lo mismo que las personas trans) en este debate. Las personas trans han sido brutalmente infantilizadas desde el desdén y la tutela de los medios de comunicación, así como de los sectores reaccionarios del feminismo y la izquierda. Nadie piensa que las personas trans tengan una sola aportación crítica que ofrecer más allá de sus vivencias personales. Ni sospechan que, de hecho, el movimiento trans ha estado manteniendo todas estas conversaciones (¡y más!) de forma mucho más respetuosa y fructífera desde hace décadas. Amelia: Las activistas trans y queer dijeron que nadie nace en un cuerpo equivocado muchos años antes que tú.