lunes

UN COLEGIO PARA ALAN por PAUL B. PRECIADO

El pasado día de Nochebuena moría en Barcelona Alan, un chico trans de 17 años. Había sido uno de los primeros menores trans que había obtenido un cambio de nombre en el documento nacional de identidad en el Estado español. Pero el certificado no pudo contra el prejuicio. La legalidad del nombre no pudo contra la fuerza de los que se negaron a usarlo. La ley no pudo contra la norma. Los episodios constantes de acoso e intimidación que sufría desde hacía tres años en los dos centros escolares en los que se había matriculado acabaron por hacerle perder confianza en su posibilidad de vivir y le condujeron hasta el suicidio.

jueves

¿QUIÉN TEME A JUDITH BUTLER? por ANDREA VALDÉS

A principios de noviembre, Judith Butler vino a Barcelona para dar una charla en el CCCB en el marco de la exposición + Humanos: el futuro de nuestra especie y como invitada en el ciclo D.O. Europa 2015 que tuvo lugar en El Born Centre Cultural. Butler, que es catedrática de retórica y literatura comparada en la Universidad de Berkeley y autora de varios libros de referencia como El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Cuerpos que importan, Marcos de guerra o Las vidas lloradas, asiste algo desganada a un photocall y hasta firma autógrafos. Como Žižek o Rancière, está en esa liga de pensadores que hacen de cabeza de cartel y agotan las entradas en cuestión de horas. En el CCCB la escucharon 850 personas. ¿A qué se debe tanta fascinación?



martes

SIEMPRE SE PUEDE HACER ALGO por ITZIAR ZIGA


Las navidades comenzaron con una noticia tristísima: un chaval de 16 años llamado Alan se fugaba de este mundo acorralado por el acoso en su instituto. Era transexual. Su familia siempre le comprendió y amó, pero a esas edades el daño que pueden hacerte tus congéneres es infinito. ¡Adolescencia cabrona! Una desearía más que nada en el mundo poder haberle susurrado: agárrate fuerte cariño, esto pasará. Te lo aseguro.

lunes

2015 UNCUT por PAUL B. PRECIADO

Hay años que son simples trozos de tiempo, instantes homogéneos en una línea que promete ser continua. Pero éste no fue uno de esos años. Éste fue el año del rayo, el año de los ocho infiernos fríos y calientes. El año-falla, el año-brecha. Este fue el año en el que aprendí a viajar en el interior de mí mismo a la velocidad de la luz. Este fue el año en el que el mapa del mundo se abrió frente a mí como un cóndor que extiende sus alas dejando al descubierto una herida mortal en el pecho. Este fue el año-rito, el año-investidura. El tiempo se partía y lo que quedaba antes y después de la grieta no podía volver a unirse. Sin embargo, el espacio (el mundo, el cuerpo) que antes estaba escindido se hizo por primera vez transitable. Fue necesario cortar el tiempo en dos para habitar el espacio, para reconstruir el cuerpo.